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DE EDITORIALES

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Ornitorrinco Editores y su estrecho vínculo con los escritores de provincias
Ornitorrinco Editores y su estrecho vínculo con los escritores de provincias

Entrevista a Ricardo Ayllón
Por Virginia Vilchez
Fotos Susana Villavicencio
Lima, febrero 2008

Pocos saben acerca de la gran cantidad de congresos, encuentros, seminarios de literatura y ferias de libros realizados el año pasado en diferentes provincias del Perú. Se trata de espacios que Ornitorrinco Editores supo aprovechar para exponer, vender libros y presentar a sus autores editados. Ricardo Ayllón, director de esta joven editorial, considera que el 2007 ha sido uno de los años más productivos en actividades culturales al interior del país, de los cuales los diarios capitalinos no saben dar cuenta. Su sello editorial ha logrado establecer un estrecho vínculo con autores de provincias, que en su mayoría son jóvenes talentos.

¿Por qué el nombre Ornitorrinco?
No sé si valga la pena contarlo. Durante la época en que escribía crónicas para un diario de Chimbote, leí que alguien consideraba a la crónica, por ser un género híbrido, una especie de ornitorrinco, pues es una prosa que tiene de periodismo, narrativa de ficción e inclusive de poesía. De esta forma acabé identificándome con esta curiosa manera de ver a la crónica y, propiamente, con el animalito en mención. Me quedé con ese apelativo y cuando decidí iniciar mi labor editorial, no encontré mejor nombre que el de Ornitorrinco.

¿Y cómo te inicias en la labor editorial?
Es algo que cayó por su propio peso. Luego de haber trabajado con Jorge Luís Roncal de Arteidea, con Gaceta Jurídica en redacción y corrección de libros y, recientemente, con Ediciones Altazor en
asesoría editorial, creo que la secuencia lógica era que comience a abrirme paso individualmente.

¿Cuándo surge Ornitorrinco Editores?
Formalmente, en mayo del 2007. Me di cuenta de que en provincias había escritores interesados en editar, pero con una persona confiable y con la que pudieran tener contacto personal y permanente; alguien que estuviera cerca de ellos en todo momento y los asesore en la difusión y comercialización de sus libros. Porque muchos de estos autores habían tratado con algunas editoriales de Lima, pero sentían que hallaban dificultades en cuanto a llegar a los espacios capitalinos. Yo provengo de Ancash y conozco a mucha gente que escribe y quiere editar. Parte de esta gente confió en Ornitorrinco y nos dio sus trabajos.

¿Los escritores que editas son principalmente de Ancash?
Así es. Si los lectores visitan nuestro blog, (www.ornitorrincoeditores.blogspot.com) se van a dar cuenta de que en un noventa por ciento son ancashinos, tanto de Chimbote como de Huaraz. Este año espero abrirme paso con autores de otras regiones del Perú.

Y en este primer año de labor editorial, ¿cuántos títulos tienes publicados?
Desde mayo hasta diciembre, hemos publicado doce títulos.

¿En qué géneros?
Básicamente en poesía y narrativa; aunque también editamos un libro de artículos periodísticos de Omar Robles, un periodista huaracino muy conocido en su entorno.

¿Cuáles son los problemas que enfrenta un editor?
El principal problema es la comercialización. Las librerías no garantizan una venta masiva porque están limitadas. Sin embargo, creo que actualmente hay una suerte de reflote editorial, han aparecido varios sellos con propuestas nuevas e interesantes, por lo cual el de la edición es un terreno joven. En el Perú no existe, por ejemplo, la figura del agente literario. Estamos aprendiendo en el camino. Tenemos un par de editoriales que vienen de décadas atrás, como Peisa, que ya tiene un trabajo maduro y que, aun así, no se ha proyectado masivamente hacia las regiones. La editorial que mejor ha hecho ese trabajo creo que es San Marcos, aun con ciertas limitaciones. Por otro lado, muchas editoriales no se rigen por estrictas condiciones de edición, como el reconocer derechos de autor y regalías, o publican antologías literarias sin la debida autorización de los autores. Ornitorrinco está intentando trabajar del modo correcto, pero todavía no lo consigue. Hemos iniciado con la denominada “gestión editorial”, que consiste en que el propio autor financie su edición y nosotros lo ayudamos con el resto: la difusión, comercialización, publicidad, etc., obviamente el autor tendrá una ganancia del cien por ciento en las ventas. De este modo, la editorial termina siendo sólo un intermediario entre autor y lector. Esto, como dije, es parte de nuestra primera etapa, pero pronto financiaremos nuestros propios proyectos editoriales.

¿Cómo y dónde se realiza la comercialización de los libros de Ornitorrinco?
En el caso de nuestro sello, el escritor ya tiene pensado de qué manera va a comercializar su obra, ha hecho contactos previos con colegios, amistades o grandes instituciones. Solo así decide publicar. Nuestro trabajo es organizar la presentación y difusión de su libro llevándolo a encuentros de escritores, ferias de libros y actividades afines que últimamente se han vuelto masivos. Creo que el 2007 fue uno de los más productivos en ese sentido. Durante todo el año se organizó este tipo de actividades en gran parte de los departamentos del Perú. Yo asistí como a ocho y me quedé corto. De esa manera se comercializan, pero sobre todo se difunden, que es lo que en principio desean los escritores; me refiero principalmente a los jóvenes que son los autores a quienes estamos publicando.

¿Y las librerías?
También colocamos en librerías, pero muy poco. Intentamos hacerlo, en principio, en los establecimientos de las localidades donde son oriundos los escritores, donde pueden ganar lectoría rápidamente, porque si ponemos a un escritor joven de una provincia de Ancash en una librería de San Isidro, creo que va a ser una perdida de tiempo, fatalmente en esto la publicidad mediática es determinante. Gracias a Librosperuanos.com ahora estamos logrando una difusión virtual que amplía nuestras posibilidades de distribución y comercialización. Creo que ustedes están abriendo un camino diferente que con el tiempo será una verdadera alternativa.

Mencionaste hace un momento que el año pasado hubo ferias y otros eventos similares. No te refieres a la Feria Internacional de Lima, ni a la Feria Ricardo Palma, sino a ferias en el interior del país ¿no es así?
Así es. Pero no solo a ferias, se organizan también congresos, encuentros o seminarios de tres a cuatro días, inclusive hasta de una semana, a donde llegan autores, profesores, críticos, lingüistas y académicos para hablar sobre temas de nuestra literatura contemporánea; entonces, junto con esas actividades se montan ferias de libros, se ambienta un espacio donde se pueda exhibir y vender textos al público asistente. Ese fenómeno se produce en casi todos estos eventos, por ejemplo en el Congreso Nacional de Lingüística y Literatura (CONALL) que se organiza todos los años en alguna universidad del Perú; en el Encuentro Baquerizo que el año pasado se realizó en Lima pero que por lo general es en provincias; en “Todas las Artes” de Andahuaylas, en los encuentros anuales de la Casa del Poeta; en las JALLAs organizadas por las universidades andinas; en la Feria del Libro de Nuevo Chimbote, que se organiza anualmente; en el Encuentro Nacional de Narradores que el año pasado tuvo como sede a Trujillo, ciudad donde también se organiza una feria bienal del libro. Pero estoy mencionando sólo actividades que son relativamente grandes y tienen una periodicidad casi segura, porque también surgen actividades que se realizan eventualmente y solo con el tiempo van cuajando, como la Feria del Libro en Barranca, a la cual, por su cercanía con Lima, llegan algunos escritores de la capital. El año pasado Barranca organizó, por ejemplo, un Festival Internacional de Poesía con la participación de poetas jóvenes de Chile, Uruguay, Argentina, Guatemala y, obviamente, peruanos; un evento con las mismas características que el Festival Internacional de Poesía “País Imaginario” organizado por la Editorial Zignos en el Centro Cultural de San Marcos. Dentro de todas estas actividades, como ya dije, siempre hay un espacio para exponer y vender libros, esos son los espacios que aprovechamos para llevar a nuestros autores a presentar sus trabajos. El año pasado estuvimos también en la Feria de Jesús María; en Ayacucho, con Ediciones Altazor, que organizó hasta dos ferias regionales con el apoyo de la Municipalidad de Huamanga.

¡Son muchos eventos!... ¿Y hay más?
Creo que otra manera de proyectarse es a través de los concursos que eventualmente realizan municipalidades distritales u organismos particulares constituidos por escritores. En Chiclayo, por ejemplo, hay una institución de escritores jóvenes autodenominada Conglomerado Cultural que anualmente organiza el Concurso de Cuento y Poesía “Escribas Muchik”, y en estos días está convocando a un concurso epistolar por el Día de San Valentín. De igual modo, por carnavales algunas municipalidades convocan a concursos de coplas o géneros similares, trabajos que en algunos casos se publican en pequeños libros.

Se trata de concursos locales.
No sólo locales, también regionales y nacionales. Algunos son organizados por las municipalidades, por ONG o grandes empresas privadas como las mineras. Actualmente hay un concurso internacional de poesía con un premio de 5000 dólares convocado en Tumbes por la Municipalidad de Aguas Verdes, es un certamen que, estoy seguro, en Lima casi nadie conoce.

Volviendo a la parte editorial. ¿Decías que Ornitorrinco edita el libro y le entrega el total de la edición al autor?
Sí, y como te decía, conjuntamente buscamos una fórmula de comercialización, aunque en la mayoría de casos el autor logra vender el libro por su cuenta. Por ejemplo el año pasado coeditamos con Papel de Viento de Trujillo y Katequil de Cajamarca un librito infantil de Bethoven Medina (Cerrito del amanecer). El autor lo financió porque tenía parte de la venta asegurada. Algo similar ocurrió con el primer libro del joven narrador huaracino Eber Zorrilla Lizardo, quien publicaba por primera vez; lo mismo con Edgar Norabuena, de 30 años de edad, quien se ha convertido en uno de los escritores ancashinos más premiados de los últimos tiempos. Hace poco ganó la IV Cuentatón de Lima organizada por la Municipalidad de Jesús María.

¿Hay algún criterio de evaluación de la calidad de la obra, previa a la decisión de editar un libro?
Por supuesto. No publicamos todo lo que nos llega. Nos remiten a veces trabajos malos, con muchos errores ortográficos y gramaticales. Conozco a gente que piensa que, por tener dinero, puede publicar a pesar de no tener talento. Hemos rechazado esos trabajos. Por otro lado, están los que muestran un gran potencial creativo pero que no manejan bien la gramática. A estos los asesoramos para que mejoren el libro. Estas ediciones obviamente tardan en culminarse, pero gracias a ello el escritor sale beneficiado.

Se ha formado la Alianza Peruana de Editores ¿Sabes algo sobre ello?
Algo escuché, pero no le he prestado mucha atención. Hay editores amigos que pertenecen a esa alianza, como Harold Alva de Zignos, pero nosotros todavía.

¿Crees que es importante y necesaria la asociación?
Por supuesto. Pero como te decía recién tenemos siete meses y aún nos estamos formalizando. El año pasado nos imbuimos tanto en el trabajo que descuidamos otros aspectos. Quisiéramos, por ejemplo, participar en la feria internacional, pero esa meta es inalcanzable por la fuerte inversión que hay que hacer, por ahora solo participamos en eventos alternativos.

¿Les ha beneficiado en algo la Ley del Libro?
No, porque la Ley favorece solo a las grandes editoriales que cuentan con gran capital, proyectos ambiciosos y un gran poder de comercialización. A nosotros, que estamos empezando, no nos sirve de mucho.

Tú también eres escritor, ¿por qué no publicas con tu sello editorial?
No sé si el tema de la moral está de por medio en lo que voy a decir, pero nunca me ha parecido ético que un escritor que es editor utilice su propio sello para publicar. Por eso decidí que mi reciente poemario, como algunos de mis libros, esté a cargo de Ediciones Altazor.

Altazor, Ornitorrinco, Zignos ¿trabajan en conjunto?
Nos conocemos, sí, hay una amistad estrecha y a veces viajamos juntos con nuestros libros. El año pasado, por ejemplo, una asociación de escritores de Villa Rica, en el departamento de Pasco, nos invitó a participar en una feria del libro, y viajamos juntos, acompañados además de Arteidea, Lluvia, Bracamoros, la Revista Peruana de Literatura y el cantautor infantil Marko Polo. Fue una experiencia inolvidable. Jamás el pueblo de Villa Rica había visto, ni tenía idea de lo que era, una feria de libros. Nos brindaron un ambiente grande en un salón parroquial y era gracioso porque la gente pensaba que una feria de libros era como una feria artesanal. Para ellos era una verdadera fiesta. Pensaban que iban a pasearse, a comprar y llegaban con su mejor ropa, dispuestos a gastar a manos llenas. Al verse rodeados solo de libros y no encontrar música y espectáculo, mostraron su desconcierto. Para compensarlos, se organizó algunas actividades complementarias. Marko Polo, en ese sentido, fue como nuestro portavoz artístico; todos los días, guitarra en mano, cantaba y tocaba sus canciones atrayendo la atención de grandes y niños. Ellos jamás habían tenido ese tipo de experiencia y quedaron encantados con los libros.

¿Qué temas les atraían?
A veces nos preguntaban por títulos que nunca habíamos escuchado y se quejaban de los temas que les imponía el Ministerio de Educación, cuyos técnicos o asesores desconocen totalmente su realidad, lo cual refleja mucho sus necesidades culturales y de lectura. Estoy seguro que si les llevaran libros acorde con sus ansias de despejarse de lo intrínseco, se sentirían motivados a desarrollar más su creatividad.

¿Quién organizó esa feria?
Una pequeña asociación de escritores. Lo curioso es que el Alcalde, una persona muy joven, visitó junto a su comitiva las ocho grandes mesas llenas de libros, conversó con nosotros pero en ningún momento tomó los libros, ni siquiera preguntó sobre sus contenidos, los veía como si fueran piedras calientes, lo cual refleja como en algunos casos hay un gran divorcio entre política y visión cultural.

¿Cuántos días duró la feria?
Cuatro días.

¿Y los cuatro días hubo interés de parte de la población?
Sí, en provincias hay un interés único. Es cuestión de que uno llegue a un lugar, se ponga con sus libros y la gente empieza a llegar.

Ustedes que viajan siempre, ¿cuál es la provincia que más interés ha mostrado por los libros? ¿Dónde se vende más?
Yo creo que no podemos hablar de provincia, sino de zona. Y la respuesta es la sierra, la zona andina. En casi todos los pueblos de la sierra no hay pierde. Yo he llegado a Abancay, Ayacucho, Huaraz, Andahuaylas… bueno, no me acuerdo en donde más. También estuve en Chimbote, Ica, aquí en Lima y, proporcionalmente al número de habitantes, he hallado mayor interés en la sierra. Y de todos los pueblos que he mencionado, Huaraz es uno de los que mejor respuesta ha mostrado.

¿Será porque los autores de tus libros son de Huaraz?
No es por eso. Otros editores han tenido la misma experiencia. Por ejemplo Río Santa Editores de Chimbote y Altazor de Lima han ido por su cuenta y han tenido una grata experiencia en Huaraz, casi lo mismo ocurre en Ayacucho. Los lectores no llegan por un solo libro, sino que escogen varios y se los llevan todos. En Chimbote, a pesar de que es mi tierra y fui con libros de escritores nativos de allí, fracasé. Fue en una feria organizada por Altazor de la que nos hicimos cargo dos promotores. Nos pusimos en la plaza de Armas, pensamos estar quince días y no aguantamos ni siete, pues nadie se acercaba a los libros. Y eso que estamos hablando de una ciudad con más de medio millón de habitantes. En Lima, creo que sólo tienen éxito la Feria Internacional del Libro y la de Miraflores gracias al aparato publicitario que manejan.

¿Para este año, qué libros tienes programados?
Intenté salir adelante con una colección de libros para el Plan Lector, pero no pude financiarla; sin embargo, hay varios escritores de mi tierra, de Ancash, interesados en publicar. Es casi seguro que en abril publicaremos el tercer libro de cuentos de Ítalo Morales, un narrador chimbotano con un gran potencial creativo. También me he puesto en contacto con algunos poetas jóvenes. Si te fijas en nuestros libros notarás que gran parte de los autores son noveles, lo cual es una de las características del sello. Hay hasta tres poetas jóvenes que están considerando la posibilidad de sacar su primer libro con Ornitorrinco, uno de Cajamarca, uno Huancayo y el otro de Lima. Están también los que han escrito mucho durante toda su vida y no han publicado nada. Es el caso, por ejemplo, de un señor que ha brindado gran parte de su vida a la cultura, se llama Víctor Hugo Romero y es natural de Puno; él fue integrante de grupos de escritores en la costa y en la selva, docente en universidades de Lima y del interior, ha vivido en Iquitos, Chimbote y Lima. Ahora que ya peina canas recién se animó a publicar su primer conjunto de cuentos, el cual contiene gran parte de su intensa y excitante vida. Gente como él busca financiamiento de forma particular o los ayudamos a conseguirlo a través de entidades públicas y privadas… En fin, lo que te cuento es producto del riesgo que constituye el buscar escritores desconocidos y presentarlos ante una lectoría ávida de nuevos temas.

¿Y se vive del trabajo editorial?
No, no. Yo intento vivir; no vivo, sobrevivo. Tengo que hacer trabajos paralelos, pero pienso que será hasta el día en que pueda mantenerme exclusivamente de la labor editorial.

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