El autor expone la compleja y sutil manera como una sociedad logra que sus individuos permanezcan sujetos y fieles a las reglas elementales de la vida social, en este caso, el respeto al tabú del incesto; que es considerado por los antropólogos como punto de partida del orden primario de toda sociedad: la reglamentación social, es decir arbitraria con relación a la naturaleza, de los impulsos y actividades sexuales. El tema que trata el autor es fundamental para entender el mundo andino. Pues, como se ordena la actividad sexual, se ordena y controla las demás esferas de la dinámica social. (200)