Es una novela de un autor aún joven que propone importantes logros. Un aspecto a resaltar es el tema elegido, uno que en la literatura peruana casi carece de antecedentes. Hay tal vez alguna que otra que revela aspectos del mundo policial, pero son escasas y no tienen la profundidad deseada. Otro punto importante es la perspectiva en el cual se sitúa el autor frente al tema que trata.

Si bien es verdad que todo tema es valido para la escritura literaria, el tratamiento de asuntos sustanciales solo se hace con la elección de una perspectiva adecuada y un conocimiento profundo directo o indirecto de él. En efecto, el narrador testigo que maneja los hilos del relato de Redención se sitúa en una posición crítica frente al mundo representado

y los avatares a los que se enfrentan los personajes.

En cuanto al lenguaje, es preciso señalar que se trata de otro acierto en la escritura de Redención. El tono coloquial pleno de coprolalias (propio de los mundos represivos y del sórdido universo donde campean

los grupos mafiosos) le concede a la novela ese nivel necesario de verosimilitud que todo buen relato exige.

Renzo Quijano, en este sentido, logra proponer un lenguaje bastante original. El lector de esta novela tiene asegurada la lectura de una verdadera revelación en el panorama actual de la novela corta en el Perú.