El libro de los sacrificios es el título del último artefacto diegético de Jorge Santiago. Digo artefacto por la perfección alcanzada en estos once relatos. En efecto, a nivel de la verba, sobresale una dicción bien cuidada y con una claridad en la precisión de sus sentidos. A nivel de la res, las historias se desarrollan a un ritmo trepidante, donde la trama está organizada con precisión de relojero. Sin embargo, ese aparente ordenamiento temporal de los sucesos experimenta un final inesperado o su posible desenlace termina en una vuelta de tuerca. Por ejemplo, en el cuento “Felinos”, se relata la metamorfosis psicológica que sufre el narrador, quien cada día que pasa se asemeja a su gato Ismael. Por lo que al final, estamos ante un final carnavalesco, donde los roles se han invertido y el sujeto humano se ha animalizado.

Asimismo, se observa que cada texto diegético está asentado en los prismas de la ficción pura y dura. Esta idea quiere decir que Jorge Santiago, desde el primer enunciado del relato, juega con la elaboración de una historia que tiene su punto de partida en unas hipótesis del tipo policial o en unas conjeturas desbocadas de la realidad o en el atrevimiento de darle una nueva lectura (novedosa e impensada) a la historia oficial. En este marco, es sobresaliente cómo el pulso diestro del escritor va hilvanando a un ritmo eficaz el desarrollo de los hechos narrados. En suma, estamos ante la aparición de un libro de cuentos que roza con la perfección. (Edmundo de la Sota)