Durante el gobierno del general Oscar R. Benavides la represión en el Perú se agudizó, sus simpatías fascistas lo llevaron a invitar a una misión policial italiana de la época de Mussolini, encabezada por el general Camoratta. Cuando éste visita la universidad de San Marcos es rechazado por un grupo de estudiantes dentro de los que estaba José María Arguedas quien por esta causa fue encarcelado en 1937, y permaneció cerca de un año en la prisión limeña de El Sexto.

Por boca del personaje Gabriel, Arguedas narra su propia experiencia en la prisión, y refleja a través de ella, todo el horror de este establecimiento penitenciario (G. Marín).

 

El Sexto representa una elocuente demostración de cómo el realismo posee un campo infinito de acción. Parecerá una novela naturalista a ratos, pues no elude la descripción de lo más repugnante que puede darse en sitios particularmente repugnantes, las mazmorras donde yacen las escorias de una sociedad parcialmente putrefacta. Pero, de cada una de estas páginas —alucinantes muchas—, surge siempre un ilimitado respeto por el ser humano, confianza en su porvenir, amor al pueblo y la decisión irrevocable de no cejar ya en el combate contra los males que lo abruman.

Así, El Sexto, constituye uno de los documentos literarios más desgarradores en la exposición, más violentos en la denuncia y más vibrantes en su conmovedora esperanza, que jamás se hayan publicado en el continente y, quizás, en la literatura universal contemporánea (Yerco Moretic).