Dos son las ideas nucleares sobre las que gira el presente ensayo metafísico, a saber, 1. El ser no es la realidad, y 2. la realidad no es el ser en cuanto manifiesto. Lo primero considera que el ser se desdobla en dos tipos de realidad: Infinita y Finita. Y lo segundo estima que hay la realidad del ser en cuanto no manifestado. Pero, además, concibe que tanto el ser finito y el ser infinito tienen una realidad manifestada y otra no manifestada. Esto lleva a consideraciones filosófico-teológicas en torno a la Creación y a la Santificación. El Ser infinito no se agota en una idea abstracta, sino que es un Ser personal, paternal, puro, santo y bueno. Encontrando el hombre en ello su mejor  basamento para la lucha por el bien. En suma, hay que vivir lo sagrado sin cortapisas, tanto en lo trascendente como en lo inmanente.