El Rímac es un distrito céntrico de Lima que se asienta en la margen derecha del río del mismo nombre.

Con el objetivo de atender eficientemente a sus asegurados de la tercera edad, el Seguro Social lo había subdividido en cuatro zonas. Yo fui destinado a una de ellas.

Cada inicio de mes, los del Seguro me daban una lista de asegurados a los que tenía que visitar en sus domicilios. En una ocasión, además de mis pacientes habituales, a la lista añadieron entre veinte y treinta pacientes, ya que el médico que los visitaba, quien se encargaba de la zona antigua del Rímac, estaba de vacaciones.

Algo que llamó mi atención de inmediato fue que todos mis «nuevos pacientes» tenían la misma dirección: Jr. Madera 399, Rímac. Cuando llegué al lugar indicado, me di con otra sorpresa aun mayor, la dirección correspondía al asilo Canevaro, que yo conocía únicamente desde afuera.

Fue así como, durante todo ese mes, fui responsable de la salud de los asegurados de «el Canevaro», como se le conoce. Después, y siempre por motivos profesionales, regresé en muchas ocasiones. Estas visitas sirvieron para que los conociera (y me conocieran) más a fondo, además de convertirme en confidente (sin proponérmelo) de sus historias, desventuras, presentes y pasadas, de sus alegrías y momentos de gozo. De sus temores y esperanzas.

Todo lo que no pudieron contar, lo percibí con claridad y he tratado de reflejarlo en estos relatos.