Los cuentos de La breve eternidad son de una originalidad sin antecedentes en nuestra literatura, por su precisión, fluidez y la concisión con la que el autor crea la atmósfera sicológica de las historias, donde los personajes, no obstante, los breves y casi ausentes rasgos revelados aparecen con la solidez que el destino les depara. Destino a veces irónico, a veces infortunado a veces feliz. Cuentos que dan la sensación de ser autobiografías llevadas al límite de la síntesis narrativa, no exenta de humor y poesía. Es, en conjunto, un libro abigarrado que evoca a los pintores flamencos, donde la vida se expresa en los más variados matices. Un universo de sensaciones que dan al lector sorpresas sin la truculencia de vanos suspensos ni la barata concesión de recursos lingüísticos o retóricos que enturbien la claridad y precisión de lo narrado. La breve eternidad pertenece a la mejor vertiente literaria de Jorge Díaz Herrera, uno de nuestros autores más fecundos y distinguidos, un valioso innovador del cuento. Atmósfera de sensaciones que crean múltiples historias.