Un universo macondiano se abre cual flor aromática en la historia de amor entre Rósula y el capitán Silvano Martel, en medio de las batallas por la Independencia del Perú, cuando las idas y venidas de los pobladores de Huancayo avizoran la muerte y los conciliábulos políticos, las luchas internas, pretenden conseguir la tan ansiada libertad. Quiromancia y sortilegios, encuentros fortuitos, correspondencia amorosa, destinos trazados por la línea de la fatalidad, son algunos elementos que dan lustre y color al texto narrativo y le otorgan un nivel de ensoñación, de brillo ostentoso, cuyo epílogo coloca la cereza en el pastel con la mágica transfiguración que vuelve los pálpitos fallecientes a su lugar común. Un relato que atraviesa la incipiente sociedad huancaína, entretejido con los rasgos de un buril esmerilado, donde los ritos cotidianos y las ferias dominicales se cruzan con los revuelos emancipadores que llegan a inquietar el pacifico devenir de un pueblo en desarrollo.