Emocionar es el objetivo de cualquier relato. Entonces, ¿cómo escribir un libro que emocione? Se puede poner en una coctelera personajes edulcorados, tramas que mantengan al lector en vilo, pero sin angustiarlo; edificantes historias de éxito, algo de romance y no pocos finales felices. Fórmula perfecta y ganadora. Ricardo Ráez Reátegui se aleja de esa receta y de los lugares comunes sobre el amor y demás emociones. Mete en una trituradora la realidad y la ficción, las pasiones, los prejuicios, los dramas, las ilusiones, las alegrías y las frustraciones de los personajes, logrando un ácido coctel en el que no falta una pizca de sarcasmo. En la mayoría de estas historias subyace el amor, pero también lo contrario a él, que no necesariamente es el odio, sino también la indiferencia, la perversión y el cinismo. Los relatos de «Torino y otros cuentos», como la vida real, no nos ofrecen protagonistas perfectos con existencias modelo, pero eso no significa que no sean felices a su manera y siempre nos estremezcan. El cuento que da nombre al libro es la historia de un viajero que se cruza con dos extranjeras en un emocionante encuentro que, por instantes, le hace pensar que podría cambiar su vida. Quizás ese mismo efecto tenga este libro de relatos en quienes lo lean. (Begoña Velasco Oliart)