Dialéctica de la herida
Dialéctica de la herida
S/. 25.00
Detalles
Autor: Viviana Gómez Espinoza
Editorial(es): Universidad Nacional de Ingeniería
Lugar de publicación: Lima
Año de edición: 2016
Número de páginas: 97
ISBN: 9786124724305
Reseña
No, no es nada fácil escribir una nota de presentación para el libro de quien ha atravesado todos los límites del afecto humano, para la escritora hermana/cómplice/camarada con quien no digamos que hay algo muy fuerte que nos une sino más bien imposible que exista algo que nos separe. Por el oficio –placentera tortura- de editor que he abrazado, borronear textos para las primeras páginas de los libros que publicamos es una bella rutina, rutina llena de sorpresas, valga la paradoja. Pero como las reglas, toda rutina tiene su excepción, y esta es una de ellas, tal vez la más sobrecogedora. Igual, le daré cara al temblor del tecleo. No queda de otra.
Desde El cielo termina en tu boca, su primer libro, no, perdón, desde que leí los primeros escritos de Viviana Gómez, hace milenios, primero intuí y luego supe –en ese proceso que va del tanteo a la certeza- que en ella los géneros entraban alegremente en crisis, que los temas poéticos nos contaban, y los relatos nos cantaban, que las crónicas nos pintaban en el espíritu el tornasol de sus historias, que, en fin, ante los ojos no teníamos páginas sino fibras de corazón, de riñones, de páncreas, de entrañas…
Quiero decir que los modelos de lectura, tal vez los más insurgentes –los que no siguen ningún modelo-, los ojos entrenados en la sorpresa y en el juicio crítico, siempre serán insuficientes cuando de leer a Viviana se trata. Y en este ejercicio de soñador y cronista de sueños/rebeldías, he podido disfrutar hasta el llanto Dialéctica de la herida, que, de puro atrevido, podría llamar el "libro de la ternura y otras caricias"… No, no es ninguna tarea, ningún esfuerzo, es más bien algo parecido a la caminata por el territorio arisco y amoroso de los amores infinitos.
Por ello, no le voy a explicar a los lectores la trama o el argumento, menos los finísimos soportes de artificio literario –dicho esto en el mejor sentido- de este puñado de páginas, enhebradas con el amor y la delicadeza de un relojero o un orfebre. Mejor que eso, pienso, es persuadirlos de entrar a ellas desnudos de adultez, despojados de prejuicios, colmados de inocencia, llenos de Oquendo y de Rose, de Vallejo y de Heraud, de Rosita del Carpio, Gioconda Belli y Roque Dalton. Digo, es un decir.
Nada de lo humano me es ajeno. Este es, si se trata de eso, el emblema o pórtico de este hermoso extravío y espléndido hallazgo que es Dialéctica de la herida. La madre, la infancia, la locura, la solidaridad, las inmensas contiendas por la dignidad, la guerra del pueblo, el amor fulgurante y la adhesión a la conquista de un cielo posible… solo jalcas, laderas, riscos, abismos de una montaña por los que transita aquello que todo lo puebla de la humanidad más alta: la ternura.
Jorge Luis Roncal
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