James Quiroz da un salto feroz en su poesía, pues no solo se queda en la subjetividad personal, palpable en su primer libro sino que mira y observa las calles y el mundo que nos rodea, la historia pasada que aún sigue presente en su memoria, como un horrendo crimen pasional, es decir, él participa de ese crimen desde su posición de autor y personaje de una realidad tan tenebrosa como oscura. Y allí, en ese ámbito descampado y lleno de calaveras e infiernos, no solo nos cuenta cosas sucedidas, sino que habla y se enfrenta con los hechos presentes que tanto aborrece, a los que hay que denunciar desde sus propias entrañas.

El autor se presenta ante una realidad que lo menoscaba y agrede. Es por ese atrevimiento que Quiroz no suprime sus sentimientos dolorosos y cotidianos porque sabe que si lo hace también perderá los que parece conservar.

Rock and roll honra la música de la poesía, comprendiendo que tratar de entender la vida es tratar de entender la muerte, no como un hecho fortuito y azaroso, sino lógico e histórico, en una actualidad que solamente nos permite acceder al festín oscuro de la nada, desde el panteón miserable de lo extraño e inaudito.