La prosa de Casimiro Ramírez nada tiene que ver con la inconsciencia, con el propio hábito o el duro ejercicio escritural, ni con el fluir arbitrario de la escritura; sin embargo, es profunda y contundente, carece de argumentos superficiales o gratuitos, por ello se distingue con diferencia. El rigor con que en Juan Osito se trata la metamorfosis del protagonista es deslumbrante, un ser que nació mitad niño y mitad osito llega a convertirse, de pronto, acaso sin darnos cuenta, en un niño común y corriente, y es un modelo de coherencia entre el propósito estético que se alienta con el relato y su expresión formal. Dueño de un estilo que posee como centro la precisión, el ajuste estricto entre los sucesos y las palabras, el texto llega a ser el reflejo de una inflexible honestidad, el equivalente moral de la claridad de precepción y precisión, y permite a Casimiro Ramírez presentar no solo a Juan Osito, como protagonista, sino a los otros personajes, en toda su admirable y completa profundidad.
I Premio Altazor de Novela Infantil 2013