Este texto es una evaluación del Rectorado Reformista de Encinas, así como del proceso nacional que lo precedió. Esta obra fue escrita al finalizar los años 30. Y fue titulado por el autor como Reforma de la Universidad de Lima. El contacto de José Antonio Encinas con la Reforma Universitaria no fue ocasional ni fortuito. Es un compromiso recurrente de su vida. Participa intensamente en ella en su época de estudiante; proyecta leyes sobre la misma en sus años de Diputado nacional de 1919 a 1923; se documenta y la estudia en sus raíces europeas a lo largo de su primer destierro, de 1923 a 1931, no bien reintegrado al Perú, diserta sobre el tema y se identifica con el movimiento estudiantil de 1930 a 1931; elegido Rector la pone en marcha de 1931 a 1932, la sigue propugnando y estudiando durante un segundo exilio de 1936 a 1945, y formula nuevamente disposiciones legislativas sobre ella en su calidad de Senador en 1945 a 1956. También hay que resaltar que la teoría pedagógica de Encinas era de acuerdo a una visión integral y unitaria de la educación que comenzaba desde el jardín y culmina con la Universidad. El empeño educativo debe comprender no solo el cuerpo, la memoria o la inteligencia sino la voluntad, fuente incuestionable de la acción y de la conducta y fuente de la moral. (250)