En los últimos diez años la economía peruana ha mostrado un crecimiento económico espectacular, y como efecto inercial en algo se ha podido reducir la pobreza. Sin embargo, ni el éxito es redondo, ni el crecimiento es suficiente: convive con una persistente brecha de desigualdad, y es allí donde se coloca una de las mayores interrogantes planteadas respecto a la consecución de resultados en materia de inclusión social. Así, el modelo imperante ha provocado enorme concentración económica y grandes inequidades. No apuesta por un desarrollo integral que contemple factores relevantes como la dimensión territorial, el cambio climático y sus efectos medioambientales, y siempre ostentará sectores «perdedores». La discusión es si realmente los tipificados como «perdedores» desde la lógica del modelo resultan siendo tales o, por el contrario, estamos ante espacios y sectores desde donde estarían generándose alternativas para hacer frente precisamente a lo que éste no puede dar cuenta. A partir de esta aparente paradoja, el desafío es revertir ese sentido común oficial que asume que estas zonas «atrasadas» no son viables en términos de lograr un desarrollo sostenible. Este texto busca promover una discusión política sobre las alternativas de desarrollo para un país rico y heterogéneo como el nuestro y mostrar la viabilidad de determinados espacios que de manera interesada son calificados como «no viables».