La novela nos transporta a un enigmático lugar donde la naturaleza está en constante reproducción, en perenne erotismo y destrucción. Sus protagonistas, la memoria individual y la colectiva. Mitos y leyendas de la selva peruana son narrados con la intimidad y calidad vivencial de un nativo de la región. No es una novela para alimentar a la bestia de la razón. Aquí los instintos básicos, la crueldad, se encarnan en el texto. Dentro de un marco mítico, la novela desarrolla una metáfora furiosa de la corrupción política del Perú y de la destrucción del medio ambiente.
Los recuerdos individuales del narrador, de El Zarco, hijo de un médico alemán nazi, y el mito se funden tan armoniosamente que, de pronto, nos descubrimos absortos en medio de los escenarios donde discurren los acontecimientos.