Los autores plantean que el actual incremento de la temperatura media de la atmósfera, se debe al impacto e irradiación de las manchas, erupciones y vientos solares; a las potentes radiaciones gamma originadas por la explosión de novas, supernovas y estrellas de neutrones, y a los gases de efecto invernadero (GEI) inyectados a la atmosfera por la acción del hombre.
Las manchas solares se presentan en grupos de energías bipolares con temperatura y polaridad magnética opuestas: Luz (calor) en un extremo y sombra (frio) en el extremo opuesto, accionadas por las antípodas energéticas, como los polos de un imán, causantes de la mayoría de las tormentas y erupciones solares que potencian, alteran y debilitan el campo magnético terrestre y el plasma candente del interior de la tierra, modificando y acelerando las reacciones termonucleares que operan a dichos niveles, reflejándose en la dinámica de las corrientes de convección, que generan actividad volcánica y terremotos de diferente intensidad en el fondo oceánico del “Cinturón de Fuego” del océano Pacifico y otras latitudes de la superficie terrestre. El sistema de regulación térmica no está funcionando correctamente, se ha iniciado su desestabilización por la adición de calor a la atmósfera, reduciéndose lentamente la cubierta de los glaciares que debilitan su función atractora (control y frenado) de la excesiva velocidad del “Ciclo del Agua”. De continuar con el excesivo consumo y quema del petróleo y carbón, se intensificará la inyección y generación del GEI a la atmósfera, lo que podría originar el “vaciado de frenos del Ciclo del Agua” con consecuencias funestas e inciertas para la permanencia de la humanidad y toda forma de vida sobre la tierra. (270)