Luisa Fernanda Lindo ha sacado a la luz un artefacto indefinible. Un Datzibao que ha colgado en uno de los muros desnudos de su barrio en nombre de todos los que vivimos en un país que se iba desintegrando día a día, tan lejos y tan cerca a la vez.
Un canto a lo cotidiano y a lo actual que denota que hasta nuestros actos más simples estarán siempre de alguna manera impregnados, de diversos modos, por el horror del pasado. Ese pasado que, mediante estos nueve textos breves, Luisa Fernanda ha pretendido retratar - sabiendo bien que retratar es de alguna manera hacer ciertos cambios al modelo-. Y sabiendo también que esa es una de las atribuciones que tiene la poesía biográfica cuando se escribe con más ánimo de impugnación que de nostalgia. La de Luis Fernanda Lindo es un ejemplo de esto. (José Carlos Yrigoyen)