En el segundo volumen, que aparece ahora, el autor elige en cambio un criterio geográfico en procura de clasificar las melodías de cada provincia. El periplo incluye Lampa, Azángaro, San Antonio de Putina, Melgar, Huancané, Moho, Yunguyo, Chucuito, El Collao, San Román, Sandia y Carabaya. Los distritos de ácora y Puno también son comprendidos en el recorrido y tratados al mismo nivel, en atención a la superlativa riqueza de su acervo, pródigo en carnavales, danzas agrícolas, pastoriles, satíricas, costumbristas, guerreras, de caza y de iniciación. Así, Virgilio Palacios consigue plasmar un completo álbum musical del departamento de Puno.
Palacios hace notar el peligro en que se encuentran muchas danzas puneñas, sobre todo las que no pueden insertarse en los circuitos de difusión (concursos, programación radial) o pertenecen a lugares con mucha emigración, y proporciona una lista de 131 géneros ya extinguidos. Su heroico trabajo de recopilación adopta también, por lo tanto, el aspecto de una acción urgente y oportuna.