Este conjunto de ensayos muestra que la actitud “moderna” de velar la corporalidad, de hacer el lenguaje puro “instrumento”, de concebir el conocimiento sólo como conocimiento intelectual, de rechazar la sensibilidad y de valorar sobremanera la generalidad sigue estando presente en nuestra época. Krebs nos dice, con Wittgenstein, que la filosofía, en su desacierto al identificarse con el método de la ciencia, se ha apartado “de todo lo importante”. La sensibilidad, la emocionalidad, el cuerpo, el trabajo profundo y constante de la memoria se recuperan a través de Wittgenstein para la vida y para la filosofía. La crítica de Wittgenstein al cientificismo en la filosofía, nos deja en claro Krebs, tiene una motivación ética y es una invitación constante a que la imaginación nos asista para lograr el mejor camino hacia el alma del otro. (360)