Julio Villanueva Chang
¡Salud por la buena crónica!

Por
Fuente: Domingo. Suplemento de la República, Lima 28/06/09
http://www.larepublica.pe/archive/all/domingo/20090628/26/node/203037/todos/1558

El fundador de “Etiqueta Negra”, Julio Villanueva Chang, está de regreso en Lima. El jueves presentó su segundo libro, “Elogios criminales”, una colección de crónicas sobre seres tan extraordinarios o peculiares  como él.
 

Han pasado siete años desde que se lanzó el primer número de “Etiqueta Negra”. Poco después la revista se convertiría en un referente imprescindible del mejor periodismo que se hacía y se hace en el Perú. “Etiqueta” tenía adeptos e hinchas dentro y fuera del país. Julio Villanueva, el padre de esta exquisita criatura, ya no está al frente del proyecto. Hoy son sus pupilos los que tienen las riendas. Como padre consentidor, Julio Villanueva solo tiene halagos para la nueva dirección editorial. “Con Daniel Titinger y, después, con Marco Avilés se ha rejuvenecido la revista. Han abierto las puertas a nuevos autores y han incluido la parte de ficción que yo nunca hubiera hecho”.

Periodista autodidacta y cronista por convicción. Villanueva sabe adaptarse a los tiempos. Cambió la grabadora por el iPod y en su mochila carga una laptop. ¿Se animaría a tener blog? Solo lo usaría como libreta de notas. Aunque le gustaría aprender a hacer una crónica multimedia. El mismo estilo, bajo un nuevo formato.

–Tanto Ryszard Kapuscinski como Jon Lee Anderson, exponentes del periodismo narrativo, tocaban temas dedicados más a los problemas sociales. ¿Por qué no escribir también sobre esos temas?
–Creo que es un prejuicio creer que escribir perfiles sobre un tenor no es social. Cada persona te da una oportunidad de evidenciar un síntoma de lo que está sucediendo. Si uno lee cada uno de mis trabajos hay esos síntomas que dan una idea que no tiene nada que ver, en el caso del tenor, con la ópera, sino que sucede fuera de ella. Inclusive fuera de un teatro. Eso es un primer punto para deslindar.  Lo otro es que cada uno tiene sus preferencias. A mí no se me da esa cuestión de ser un Indiana Jones, sino que me gusta tratar de entender una determinada personalidad o en todo caso en este libro están reunidos ese tipo de personajes. Pero también hay uno que no es un tenor. Es un alcalde ciego y es una crónica política digamos que hasta cívica. Para yo entender cómo un hombre ciego llegó a gobernar una ciudad tuve que intentar entender algo de la historia de la ciudad y algo de la mentalidad de los colombianos.  También me ocupo de eso pero no vuelve más digno o más indigno ni el periodismo combativo de estar en una ciudad en guerra ni estar en medio de una atmósfera de miseria a estar en medio de un tenor, un alcalde ciego o el dentista de García Márquez. Me parece que se puede hacer ambas cosas y que hay algunos que están como predispuestos y obsesionados con ir a buscar esas historias. Es parte de tu personalidad la búsqueda, esa militancia, ese compromiso. Y es parte de mi personalidad esa búsqueda, ese compromiso con tratar de entender a gente que al principio yo no entendía.

–¿Algún personaje político peruano del cual te gustaría escribir?
–Una vez estuve en Venezuela ante un auditorio y un muchacho me preguntó si yo haría un perfil de Hugo Chávez. Yo le respondí que si me ponían a escoger entre Arjona y Hugo Chávez yo prefería hacer a Arjona. Esto no es una respuesta para hacer un mal chiste sino que tiene que ver con las cosas que uno decide escribir. Que no tiene nada con ser un tipo que vive en una torre de marfil. A mí me interesa la política pero creo que yo no lo haría tan bien como lo hacen otros cronistas que se ocupan de ese tipo de temas.

–Has dicho que ya no se escriben tantas crónicas noticiosas. ¿Se debe al periodista, al medio o a los lectores?
–Es porque todo se ha vuelto más veloz. Más veloz dentro de lo urgente. Quiero decir que ahora la capacidad de hacer explotar algo que antes llamábamos noticia la tiene cualquier persona que ha asistido a un lugar que puede estar con su celular y tomar una foto y mandarla por internet y de allí difundirla a cualquier parte del mundo.  O puede estar al alcance de alguien que está suscrito al Twitter, en una ciudad donde la prensa no puede acceder a esos lugares en conflicto y puede mandarlo y explotar en el resto del mundo en algún momento. Entonces, hacer crónicas que supone contar una historia con ambición en la forma en lo que quieres decir, supone una elaboración, reescritura. Lo cual implica tiempo, convivencia, inmersión. Pero también explorar con el lenguaje para buscar las palabras precisas, más sensoriales, para conjugar esta visión de reportería con la visión de escritura. Y hoy ya no hay trabajo de escritura de información desde un punto de vista poético o muy personal como lo fue la crónica modernista a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Ahora es una crónica que se fusiona con el ensayo. Las ideas, las digresiones, el punto de vista y la susceptibilidad son más presentes para narrar hechos que puedan ser verificables.

–Con la crisis de los diarios, ¿la crónica serviría para resistir este periodo?
–Es un lujo en el tiempo que necesitas para hacerlo, en el modo de producción. Pero es una necesidad porque es una forma de entender lo que en forma de urgencia no podemos, sino simplemente enterarnos. Además el paso del tiempo ayuda a que sepamos, más o menos, qué cosa es lo que realmente sucedió. Esa es la ventaja de un cronista que publica días, meses o a veces años después la reconstrucción de los hechos saltándose toda la incertidumbre de los primeros días. Donde uno no sabe qué cosa pasó. Es como lo de la gripe porcina.  Yo estaba en México en ese momento. Después me fui a Nueva York cuando estaba allí no podía regresar porque nadie podía salir y mi pasaje era desde México hasta Lima. Tuve que prolongar mi estadía en Nueva York.
Yo regresé a México para hacer un equipo con alguna gente con la que tenía cierta confianza. Con la que había trabajado un taller una semana antes. Pero cuando llegué me di cuenta de que no era conveniente hacerlo y suspendí mis deseos de organizar un equipo de trabajo para reportar en colectivo y escribir en colectivo la gran crónica sobre la peste.

–¿Por qué lo suspendiste?
–Porque me di cuenta de que tenía que esperar. Con los que estaba quería viajar dentro de la ciudad de México, o fuera, y buscar a gente que no había dado su palabra o a lugares donde la prensa inmediata no había llegado. Algo que por ejemplo hizo “Der Spiegel” con el 11 de setiembre. Pero me di cuenta de que no era el momento adecuado y que la gente con la que iba a trabajar no estaba lista para hacerlo. Fue una lástima porque yo estaba muy entusiasmado por estar allí en el momento preciso.

–Has criticado a los editores de diarios y revistas. ¿Por qué?
–Es un tema complejo porque también tiene que ver con un asunto de formación profesional. En el caso del periodismo, si es que has estudiado periodismo, y yo por suerte no lo hice, nunca se habla de la gente. Bueno, casi nunca se habla de la gente. Del compromiso de la gente llamado público o lector o cliente. Público y lector acaban siendo un eufemismo de cliente. A mí sí me interesa hablar de la gente. Y lo que hago es viajar y buscar a gente con quien hablar de la gente sobre la cual escribimos.

–Pero ahora es la gente la protagónica. En blogs, Twitter... ¿Llegará el momento en que ellos dicten los temas a los medios?
–Sí, pero eso no convierte a un individuo en periodista. Uno puede acabar por accidente cumpliendo una función periodística pero eso no le da más credibilidad. Es simplemente un testigo. O alguien que hace uso de la libertad de la red para escribir un blog y decir lo que le da la gana sin censura. En todo caso esta podría venir después pero ahí no hay un editor. Es su decisión de subir a la red algo. Es genial desde el punto de vista de que ha obligado a los medios en general a mejorar lo que hacen. Desde ese punto de vista me parece genial que haya toda esta explosión de velocidad. A diferencia del pasado en la que los medios eran los que dictaban qué era noticia y qué no lo era, eso me parece genial. Esto nos obliga a hacer un mejor periodismo de los medios impresos, de la red, de la televisión. Pero también nos obliga a estar más en guardia respecto a esta espontaneidad en la producción de noticias.

–¿Estás convencido de que el futuro de la prensa esté en el periodismo on-line?
–Debo admitir que eso es el futuro. Quiero decir, sí estoy convencido de eso. Pero de la manera en la que uno se convence de que va a envejecer. Es natural. Hay un problema: la generación menor de 20 años ha crecido con una mentalidad en la que la velocidad y una hiperestimulación permiten hacer varias cosas a la vez de una manera distinta a la gente mayor de 30 años. Y la mayoría de gente que está haciendo periodismo está en la generación intermedia o anticuada. Entonces, somos como analfabetos en el uso de la tecnología para poder contar historias extraordinarias o noticias en la forma más completa posible. En los medios se cacarea bastante sobre hacer cosas on-line pero la gente sigue haciendo el mismo periodismo con un soporte distinto. Se sigue añadiendo fotografías, grabaciones, datos que ha recogido de páginas web, de blogs, de entrevistas personales y lo junta todo en el mismo soporte y lo publica. Pero no hay un multimedia integrado. En ese sentido creo que somos analfabetos para poder aprovechar la tecnología. Esta está yendo más rápido que la renovación de las formas de contar noticias. Todavía no hay un lenguaje. La gente está aprendiendo. Yo mismo quiero aprender a hacer eso. Me parece que es una forma de narrar noticias que incorpora en forma integrada esto que te estoy diciendo. Eso lo van a hacer los periodistas más jóvenes.

Perfil

Julio Villanueva Chang

• Edad: 41 años.
• Estudios: Licenciado en Educación por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
• Trayectoria laboral: Corrector de estilo en ‘La República’, redactor de ‘El Comercio’, editor fundador de la revista ‘Etiqueta Negra’. Ha publicado en ‘Gatopardo’, ‘Vogue’, ‘El País Semanal’, ‘Esquire’. Fue conferencista en la Universidad de Yale, para la Harvard’s Nieman Conference on Narrative Journalism. Ha dictado talleres en el Máster de Edición de la Universidad Autónoma de Barcelona. Columnista de la revista ‘Poder’.
• Libros: “Mariposas y murciélagos” (1999) y “Elogios criminales” (2008).
 

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