Por Raúl Varillas Estrada
Fuente: Diario16, Lima 28/09/12 http://diario16.pe/noticia/19324-maas-allaa-de-los-fantasmas-el-cuerpo
Algunos siguen siempre sus propios pasos sin notarlo, repitiéndose quizás por el puro placer de la seguridad que trae aquello consigo, y, sin quererlo o quizás realmente asaltados por un recóndito deseo, tropiezan. Sí, sienten el vértigo, pero se protegen a tiempo. Colocaron las manos en los lugares correctos y a salvo. Pero otros, quizás explorando en los límites del deseo, detienen las manos, deciden caer y explorar en ese vértigo. Sin embargo, estos otros terminan inusualmente a salvo, porque el vértigo, la pérdida y el dolor de la caída no son otra cosa que dejarse atravesar por el fantasma (simular una muerte, su invocación, cierto masoquismo) para hacerlos de un cuerpo distinto, verdadero pivote de los placeres y los goces. Después, quizás, queda la memoria, la nostalgia o la letanía.
Cuando amamos, si es que nos sentimos un cuerpo eufórica o doloridamente amante, sin lugar y tiempo que lo condense y lo mida, somos habitados por fuerzas que nos sobrecogen, salimos de nuestros límites y nos precipitamos a experimentar una suerte de existencia límite donde decidimos “contemplar un ciclo de muerte infinito/ por el que vale la pena morir viendo”, tal como atisba “Fantasmas esenciales” (Asociación Peruano Japonesa - Jaime Campodónico/Editor 2012). De ahí que, cuando todo parece acabarse y el tedio funda su territorio, se intenta una recuperación a través del canto, de la poesía, letanía o réquiem sobre ese cuerpo que precipitó cada órgano de una manera insólita. Quizás por eso los amantes se pierden como sus nombres, dejados de lado “como juguetes rotos”, y sus respiraciones se vuelven una, irreconocible y absoluta: “...descendimos hasta nuestra respiración/ que perseguía a las hormigas a través del vacío”.
“Fantasmas esenciales” es, a primera vista, un poemario sólido pero que, tras renovadas lecturas, tropieza con imágenes demasiado familiares, a veces con poca fuerza y sin sorpresa, para quienes cultivan seriamente la lectura de poesía. Poemario que reflexiona sobre un tópico verdaderamente complejo, él carga con un peso enorme, pues detrás una enorme tradición de poetas, sin la lectura de base explicitada por Ruíz (el famoso cuerpo sin órganos de Deleuze y Guattari), desarrolló intuiciones similares con una maestría difícil de semejar.
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