Sergio Galarza
Madrid Rabiosa  Madrid Rabiosa

Por Raúl Mendoza
Fuente: Domingo, suplemento de La República, Lima 26/10/08
http://www.larepublica.com.pe/content/view/251285/

Hablamos con Sergio Galarza el martes pasado, exactamente tres años después de haberse ido del Perú. "Me fui un 21 de octubre del 2005". A los 32 años ha dado a luz una novela (‘Paseador de perros’, Alfaguara 2008), anda metido en varios proyectos y no para de escribir. Vive en Madrid, paseó perros durante dos años para pagar las cuentas. Y con ello pudo entrar en la vida de un montón de gente, conoció las calles de la ciudad y aguzó su mirada de escritor.

–Tu novela es autobiográfica ¿cómo empiezas a trabajar de paseador de perros?
–Es un trabajo que conocí por un libro del cronista argentino Martín Caparrós –"Amor y anarquía"–. El personaje es una chica argentina que pasea perros. En Madrid vi a gente con sus perros que eran ancianos, familias. Entonces, por necesidad y también por aventura, acepté este trabajo. Además era el único en que no me pedían papeles.

–¿Trabajabas para una agencia, como dices en tu libro, o tus amigos te contactaban con los dueños de perros?
–En una agencia. El negocio empezó conmigo, fui el primer empleado. Me mantuve en ese trabajo por tres razones: Primero, porque me permitía conocer la ciudad. Segundo, porque mi jefe me dijo que si seguía trabajando con ellos y las cosas iban bien me arreglaba los papeles. Y tercero por una cuestión de agradecimiento, porque mantenían el negocio en un momento en que ya estaba quebrado por darme los papeles.

–Es difícil ser paseador de perros, ¿no se pelean mucho si se cruzan con otro?
–No, porque paseas un perro a la vez. Lo desgastante del trabajo es trasladarte de un lugar a otro. Para darle un paseo de media hora a un perro a veces tenía que trasladarme una hora en el Metro. Y los asientos no son muy cómodos.

–¿Y tienes perro?
–No, porque no tengo espacio. Y tampoco tendría tiempo para pasearlo.

"Paseador de perros" nació de un cuento que ganó un concurso en Perú. ¿Cómo se convierte en novela?
–En efecto, nace de un cuento. A partir del relato escribí la novela porque me pareció que la historia crecía, que había personajes que quedaron de lado por la extensión limitada del concurso y porque conseguí la seguridad para escribir una novela que de verdad me interesara. Ya tenía la estructura en mi cabeza: era como la de un disco, en la que cada capítulo es como una canción. Y así se puede leer el libro.

–¿Qué diferencia a "Paseador de perros" de tu anterior libro "La soledad de los aviones"?
–Más que diferencias lo que ya empieza en ese libro aquí se acentúa. Es una mirada más reflexiva, hay más ideas, y ensayo más que en mis anteriores libros. Eso tiene que ver con el hecho de haber colaborado con revistas tipo Etiqueta Negra. Me ha ayudado a sacar a flote una parte que ya tenía desde antes. Yo era muy aficionado a leer revistas, reportajes, pero no era algo que practicara.

–Al leer tu libro, he encontrado similitudes con la estructura y el estilo de los libros de, por ejemplo, Ray Lóriga. ¿Qué me dices sobre tus influencias?
–El libro tiene más influencia de la música que he escuchado este tiempo, de algunos escritores que escriben con mucha rabia y de reportajes que he leído, por esta suma de datos que aportan a las ideas que desarrollo: la inmigración, lo políticamente correcto, los libros que se escriben, la función educativa de la música dentro de una sociedad, algo fundamental para mí. Creo que la música es algo que define mucho a los grupos sociales.

–¿Cómo llegas a España?
–Siempre pensé en irme del país. Postulé a una beca en Estados Unidos y después del primer intento lo dejé. Algunos amigos me animaron a irme a España e intenté una beca, pero no la conseguí. Así que ahorré, me matriculé en un curso para conseguir la visa. Vine a España, pero como estudiante no se puede trabajar, está prohibido. Después hice un cambio de papeles y ahora tengo visa de trabajo. Pienso quedarme mucho tiempo.

PERUANO EN MADRID
 
–¿Actualmente dónde estás viviendo, qué haces en Madrid?

–He vivido en barrios de la periferia y también cerca de la Plaza Mayor. Ahora vivo en Malasaña, un barrio antiguo donde todavía queda mucha gente, muchos ancianos, que te pueden contar cómo era esto en la época de la guerra civil. Tiene un toque muy de pueblo a pesar de que está rodeado de tiendas que venden ropa de moda, discos y bares de música rock. Por la noche vienen turistas y jóvenes, y empieza a tener un look más artificial. Ya no paseo perros, estoy trabajando en una librería.

–¿Extrañas el Perú? ¿Como estás allá?
–Volvería si me pagan el pasaje y sólo de visita. No tengo planes de volver. Regresé al Perú el año pasado, para hacer el cambio de mis papeles. Aquí estoy a gusto. He conseguido trasladar mi universo de Lima. Ya tengo un equipo de fútbol donde juego, voy a conciertos a los que antes no podía ir porque nunca tocarían en Perú, tengo acceso a muchos libros, a revistas que me interesaban y la posibilidad de viajar mucho y con poco dinero. Hay vuelos baratos y a veces con mi chica vamos en coche a otras ciudades.

–Vives con tu novia...
–No. Vivo con dos compañeras de piso. Y la comida peruana, que tanta nostalgia provoca, tampoco me hace falta. Tengo amigos como Toño Angulo –periodista y escritor que trabajó en Domingo– que cocinan muy bien. En el grupo de amigos que tengo no falta chef. Y yo también sé cocinar algo.

–Aquí se dice que el Perú está creciendo. ¿Cómo se ve el país desde lejos?
–Estuve en diciembre en Perú y para mí las cosas no han cambiado. Todo se mantiene igual que con Toledo. Sobre todo eso que llaman "el chorreo". La gente no ve que la bonanza repercuta en su bolsillo. De hecho está muy difundida la tarjeta de crédito y muchas familias en algún momento no van a poder pagar sus deudas. Algo así ocurre en España, la gente vive endeudada.

–¿Y qué proyectos tienes?
Estoy escribiendo una nueva novela y haciendo un cómic con una chica que es ilustradora. También escribo colaboraciones para revistas. Hoy mi vida social va más allá de los perros, tengo una red de amigos más grande.

–No has dejado el fútbol.
–No. Juego fulbito con una mancha de peruanos. Les decimos "los chorrillanos", porque la mayoría son de Chorrillos.

–Tu libro -escrito a dúo con Cucho Peñaloza- "Los Rolling Stones en el Perú" fue publicado en España. ¿Cómo le fue con la crítica y las ventas?
–Las críticas fueron favorables, lo que me alegra, y el libro se vendió bien. Contra lo que puede pensarse, acá no hay una tradición de periodismo narrativo. Los suplementos tienen artículos llenos de adjetivos, pocas veces desarrollan ideas. Son casi revistas de modas. Pensaba que iba a ser diferente.

Fragmento

"El placer del paseador de perros: husmear en pisos y casas extrañas, establecer el perfil del dueño mirando su estantería de libros y discos si la hay, los platos sucios en la cocina que siempre los hay y los medicamentos y los envases del baño. Las ventajas: esos paseos impagables por el parque Retiro en una tarde fresca, las horas de lectura en compañía de un perro exhausto por la caminata, el disfraz de dueño que el paseador aprovecha para admirar a las chicas guapas que se acercan a acariciar a la mascota adoptiva. (…) La realidad, ya lo dije, eres el empleado de un perro. "

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