David Martín Ayasta Vallejo
El Loche en los Reinos de la Luna

Por David Martín Ayasta Vallejo
Fuente: Lambayeque, setiembre 2009

Siendo el territorio peruano poseedor de una de las geografías más variadas y complejas del mundo, el proceso de domesticación de alimentos iniciado sobre este peculiar territorio hacia el año 8600 a.C  aprox., hubo de resultar especialmente pródigo en aportes alimentarios para el territorio andino y desde el siglo XVI para el mundo en general

El loche en el proceso domesticador de los Andes Centrales

La arqueología ubica el ¨Arcaico¨ (8600 – 1800 a.C) y el ¨Formativo¨ (1800- 200 a.C) como los periodos en los que este proceso domesticador fue más intenso. Y, aunque la Sierra (Guitarrero-Ancash para el caso) posee los registros más antiguos de domesticación vegetal, la arqueología ha revelado que existieron múltiples experiencias adaptativas y domesticadoras, reconociéndose por su procedencia: cultivos microtérmicos (quinua, cañiwa, oca, mashwa, olluco, en el medio altoandino), mesotérmicos (frejoles, pallares, calabazas, zapallos, huaba, ají en climas templados) y meso-macrotérmicos (yuca y maní en el medio selvático) (Lumbreras, 1981,2008)

La cucúrbita moschata (Loche), de la que hoy nos ocuparemos, constituye una de las variedades de zapallo que se habrían de domesticar como parte de este milenario proceso. Tom Dillehay, arqueólogo americano especializado en la investigación del poblamiento de América y primeras ocupaciones, ha registrado ya las evidencias más antiguas de Loche en la zona de Nanchoc (parte alta del valle de Zaña). Asegura reconocerlas en restos de almidón impregnados en la dentadura de los antiguos habitantes de esta zona. Dice Dillehay (2008) ¨Almidón de las semillas de Phaseolus (frejol) e Inga feuillei (huaba), la carne de Cucurbita moschata (loche) frutas, las nueces y de Arachis habitualmente se presentan en numerosos dientes a esa fecha entre 8210 y 6970 años antes del presente¨ (textos en negrita nuestros)

Las domesticaciones del loche y otras 181 plantas más, de acuerdo a cifras de Brack Egg, tuvieron una repercusión directa sobre la identidad de nuestras sociedades. Determinó el carácter agrario de nuestra economía prehispánica, incentivó el desarrollo del conocimiento hidráulico, fundamental para el traslado y uso de las aguas; vio germinar valores como la reciprocidad y el amor al trabajo tan necesarios para la ardua tarea de hacer productiva la tierra con herramientas tan precarias. Pero sobre todo, dotó a nuestras sociedades de autosuficiencia alimentaria. Sociedades capaces de producir los alimentos que necesitaban sin depender para ello de otras externas. Hacia el siglo XVI, enorme era la sorpresa hispana al ver los tambos incas, sobrados en alimentos y tejidos. ¨Nos hacen gran ventaja¨ decía el príncipe de los cronistas, Pedro Cieza de León.

El loche y el desarrollo cultural Muchik

Serán los Cupisniques (1500 – 200 a.C), las primeras sociedades de la Costa Norte en representar plásticamente en cerámica, frutos del loche. Obviamente no los primeros en cultivarlo. Carlos Elera, arqueólogo con diversas investigaciones sobre cultura Cupisnique, halló en la tumba de un individuo de Puémape, un ceramio muy especial de este fruto. Lo llamativo, era que se había colocado la vajilla que acompañaría al personaje (Mates), junto al alimento que comería (representado por el ceramio del Loche) y la bebida que tomaría (depositada al interior del ceramio). Es decir que ya en tiempos Cupisniques, el loche estaba adquiriendo funciones religioso-funerarias, relacionada con la alimentación de los antepasados en la otra vida. (Elera, 2009)

Va ser en tiempos de los Mochicas (100-750 d.C) y luego entre sus ¨nietos culturales¨, los Chimú (1100-1375 d.C), que la inserción progresiva del Loche en la vida religiosa de las comunidades prehispánicas se va a tornar en evidente, a través de la profusa representación de sus frutos en la cerámica de estas culturas.

Su característica corteza verde y pulpa amarillo-oro (expresión solar), debieron tener importancia capital para su valoración sagrada. Al respecto un cuento recogido en el Valle de Moche por Saniel Lozano y Bety Sanchez, (1990), narra como dos niños de Moche se encuentran con un grupo de gentiles, entre los cuales, algunas de ellas les ofrece mazorcas de oro, a cambio de que le traigan un fruto de maduro de cáscara verde. Los niños traen huabas pero se las rechazan; finalmente uno de ellos, les dice que le traigan lúcumas; y les otorga las mazorcas de oro. Este relato es especialmente importante porque atribuye importancia a la lúcuma por sus colores; coincidentemente los colores de este fruto son los colores del Loche. El loche podría haber tenido la misma importancia que el relato atribuye a la lúcuma. 2

Veamos más, siendo importante el Loche dentro de la religiosidad prehispánica, hay elementos indican el estrecho vínculo de este vegetal con la Luna (Divinidad femenina) y la fertilidad femenina.3

Precisamente lugares donde actualmente se le cultiva como Monsefú (antes Surrup, Siurrepe o Sinrrepe ¿Sal de la luna?) y Eten (Atin), son pueblos cuyos antecedentes prehispánicos estuvieron estrechamente relacionados al culto de la Diosa Luna (Si en idioma Mochica). Inclusive en Eten las parcelas con sembríos actuales de Loche se ubican cercanas a Huacas prehispánicas - Sinan una de ellas- traducido del Muchik como ¨casa de la Luna¨. Aún más, el arqueólogo Victorino Túllume, ha detectado que la etnoastronomía Mochica actual conservada por los agricultores de estas zonas, advierten que es necesaria la observancia de la Luna ¨madura¨ para la siembra del Loche. 4 

Pero además los líquidos de la diosa Luna tenían importancia en la irrigación prehispánica y todo indica en la fertilidad de los campos. Rebeca Carrión Cachot (1955) señala que dentro de la mitología prehispánica a la Diosa Luna se le representaba como una mujer con un cántaro de chicha que convertida en manantial de agua, le soltaba para regocijo de los pobladores. La lingüística Muchik nos da indicios sobre el carácter de estos líquidos. Al respecto el cura Fernando de la Carrera y Daza (1644) tradujo la voz mochica ¨Loche cataen¨ y ¨lochecatneio¨ como ¨el lagrimal¨ (Villarreal, p. 26). Su mismo diccionario registró las voces ¨Cataen, cataen.eio¨ como ¨las partes mujeriles¨ (p.12). De donde se colige que la voz ¨Loche cataen¨ y ¨lochecatneio¨, significaría algo así como las lágrimas de las partes mujeriles.

El vocablo ¨Loche cataen¨ y ¨lochecatneio, ha generado la versión de que los Mochicas, podrían haberse referido con el vocablo ¨Loche¨ a ¨las lagrimas de la luna¨ (Elera, 2009); sin embargo habría que tomar en cuenta que las lagrimas no guardan relación visible con esta parte de la anatomía femenina. Por lo que la voz Mochica ¨Loche¨ podría referirse mas bien a la uretra, que cumpliendo rol secretor se ubica en la zona aludida por el sacerdote católico del siglo XVII.

Las secreciones emitidas desde la uretra femenina, han tenido una importancia especial para la fertilidad de las aguas y la tierra en las sociedades prehispánicas. Al respecto recordemos que en la zona del Cumbemayo (Cajamarca) existen relatos que explican el uso de una antigua piedra plana, con huellas de aparentes pisadas, sobre las cuales los antiguos cajamarcas, acostumbraban colocar a niñas jóvenes y vírgenes para que miccionen. Esto con la finalidad de que sus líquidos vayan a al encuentro de las aguas naturales y así le den más fertilidad. Cuando el orín humano se encontraba con el agua natural, habían cánticos y fiesta porque estaba asegurada la producción agrícola. (M. Manayay, comunicación personal, 30 de agosto, 2009). El líquido marino, procedente del espacio donde se ubicaban las islas en las que moraba la Diosa Luna, también cumplía la misma finalidad. Se conoce de su uso desde tiempos Mochicas, la diosa luna regresa de las islas con vasijas cargadas de esta agua marina fecundante. Y aún hasta épocas muy recientes existe constancia de su uso, con fines fertilizadores y propiciadores de lluvia por parte de los agricultores de la Sierra norteña.

Que la palabra loche se relacione con la anatomía femenina cercana donde se ubica la uretra, mas que con la ocular, dejan constancia las vivencias de antiguos pobladores de Puerto Eten (distrito del litoral lambayecano), zona que en tiempos prehispánicos también estuvo vinculada a la Luna. Al respecto de la década 70 del siglo pasado, el investigador del distrito de Puerto Eten, Raúl Vásquez recogió comentarios de contenido erótico que eran proferidos por adultos porteños quienes al ver pasar una mujer de pronunciadas caderas, decían ¨si así tiene el culantro, cómo tendrá el loche¨, ¨ese lochecito si le pongo la lengüita se deshace¨, y otras que podían deslizarse durante jaranas ¨comadrita ¿cuándo me invitará el lochecito?¨ (R. Vásquez, comunicación personal, 19 de agosto, 2009).

Siendo ¨Loche¨, la uretra femenina que emite la orina fertilizadora, se entiende la ancestral costumbre de usar ceramios con forma de Loche en el caserío de Callanca (Distrito de Monsefu, en Lambayeque-Perú), el mismo que enterraban donde se ubicaba la entrada de la regadera a los terrenos de cultivo, con fines de asegurar la fertilidad y buenas cosechas de dicho terreno.

¿Acaso no seria la morfología de la uretra femenina, la que estaría también detrás de la voz mochica ¨coloche¨ muy usada para referir mecanismos hidraúlicos en forma tubular, usados ancestralmente para el desvío de aguas?

De modo que entre los Mochicas de Lambayeque, el loche (cucúrbita moschata) fue un alimento estrechamente vinculado a fertilidad femenina, en el plano ritual algunos recipientes tomaron por eso sus formas y en el plano sagrado, el loche pudo ser el órgano secretor responsable de emitir las fertilizadoras aguas marinas de la diosa luna.

El loche en el periodo colonial

La coyuntura de la conquista y nuestra posterior conversión en colonia de España (1532-1824), no sólo van a tener una repercusión severa sobre la transformación de los hábitos alimenticios andinos al incorporarse nuevos alimentos; sino sobre el desplazamiento y erradicación del consumo de tradicionales alimentos andinos; máxime si se trataba de alimentos de carácter sagrado como el Loche.5

Los documentos escritos, generalmente redactados desde la visión conquistadora, no refieren en absoluto información sobre el Loche. Cuáles son las razones, aún no lo sabemos. Quizá la mirada desde el exterior le veía como un zapallo más o tal vez s u restricción a pequeños ámbitos territoriales impedía su reconocimiento. No hay referencias respecto de su prohibición; pero no se descartan. Con excepción de Fernando de la Carrera (1644) que refiere la voz, pero no al fruto, Baltazar Jaime Martinez de Compañon (1782), Joseph Ignacio de Lequanda (1794) Antonio Raymondi (1860-1870 aprox.), Juan de Arona (1882), Ernest Midenddorf (1892), etc. guardan silencio sobre el Loche, pero a pesar de ello éste subsistía.

Y así llegamos al siglo XX, época que marcará la reaparición de Loche, arraigado en el mundo Muchik y persistiendo en las comunidades ancestrales de Lambayeque, como una manifestación de continuidad y vitalidad milenaria. Entonces el loche irrumpe modestamente en la información lingüística, literaria, arqueológica y divulgativa, hasta transformarse en un producto de bandera de la gastronomía lambayecana.

El siglo XX y la revaloración del Loche

La lingüística será la primera en recuperarlo, nuevamente el polifacético Bruning (1905-1924?) registrará su denominación Muchik traduciéndole de los etenanos como ¨Lots¨ (pag. 30) Una lástima que no escribiera más al respecto.

Unas décadas después, el arequipeño Toribio Mejía Xesspe (1931/1978)) , desde una perspectiva etnográfica referirá que el loche es una variedad del Zapallo; paradójicamente a pesar del titulo de su artículo no consigna receta alguna respecto del loche en el norte peruano. Dirá ¨Zapallo: Se cultiva en regiones cálidas y templadas. Existen algunas variedades. Las más conocidas son: loche, ma’qra, awinka, suyt’u, la’kre, pumpu,etc.¨(p. 218). Mencionará además cuatro breves recetas: Kalpara, ¨Zapallo Chupe¨ y ¨Zapallo nuxro, lo´kro¨ e Iru de claro origen serrano.

Como se notará hasta aquí la revaloración de loche a inicios del siglo XX, avanzó tan lenta como la revaloración de lo andino en la Aristocrática República Peruana de entonces. Para finales de la década de los 30, la arqueología mostrará las primeras imágenes del fruto en representaciones de cerámica. Rafael Larco (1938-1940), ubicará una fotografía de un ceramio que llama ¨Zapallito Loche¨, aunque la información textual no detalle nada sobre éste, limitándose a señalar ¨Los frutos de algunas variedades de las calabazas, una vez secos y convenientemente vaciados, dejando la cáscara o corteza, se emplearon para usos domésticos, como vasijas, copas, mates, entre otros enseres ¨ (p. 49). Situación que revela el escaso conocimiento que se tenía de la planta en ciernes, por la época. Por eso no será raro que, Hermann Leicht (1944) consigne otra fotografía de un loche, esta vez de clara factura Chimú; pero sólo mencionado bajo la generalidad de ser ¨un fruto modelado en barro negro¨. (Fig. XXIII)

Será sin embargo desde la literatura de Carlos Camino Calderón (1940), que se anote para la historia de este fruto, el primer preparado lambayecano con loche en su muy lograda obra costumbrista ¨El Daño¨. Al respecto describiendo a la hija de Don José Miguel Navarrete, la misteriosa y turbadora Isabel escribirá ¨Don José Miguel profesaba mucho cariño a esta niña que le bordaba relojeras, y le preparaba Bien me Sabe la leche (sic), y rosquetes de yema, que nadie sabía hacer mejores en Lambayeque¨ (p. 62). Fíjese el lector que hemos llamado la atención sobre el error de los editores al consignar ¨la leche¨ en lugar de ¨de Loche¨. El mismo Camino Calderón se encargará de corregir el yerro en la parte final de su novela cuando en su ¨Explicación de algunas voces y frases contenidas en este libro (Fauna-Flora-Geografía-Léxico-Brujería y Curanderismo del Perú)¨ describa al dulce ¨BIEN ME SABE : dulce lambayecano que se prepara con loche cierto zapallo¨ (p. 198) .Sobre este dulce tenemos referencias que Melchora Estrada de Vallejo, tatarabuela nuestra, viajaba en vapor hasta Lima para comercializar el referido dulce en la Capital .
 
Recién a finales de los años 60 , en la obra dirigida por Pedro Felipe Cortazar, Documental del Perú (1969) el loche se posicionará como ingrediente de primera importancia para la gastronomía lambayecana, al aparecer mencionado en detalladas recetas de Panchita Roalcaba ¨descendiente de ilustres maestras en el arte culinario, famosa en Chiclayo…¨ . Se le deja notar en las recetas de arroz con pato, espesado, seco de cabrito a la chiclayana y el famoso ¨Bien me sabe¨ que se precisará ¨viene a ser un manjar blanco con yemas y loche...¨ (p. 54)

De nuestra parte, dejamos constancia del consumo en Monsefú a través de los conocidos ¨Boda de Semana Santa¨ ( Guiso de carne de cabeza de guitarra preparado en loche y acompañado de arroz y garbanzo pelado y molido), piqueos conocidos como ¨carneros o carnerito¨ (loche sancochado en trozos y servido con zarsa), también pastel de loche (receta de familia Curo) , piqueos de carne seca ubicada al centro del plato, con rodajas de loche sancochado alrededor del mismo, también congrio en guiso de loche (receta de Lila Giles) y batea en guiso de Loche (receta de Paula Gonzáles de Lluen) . En Eten ¨loche con pescado salado¨ y en Reque ¨Loche con pescado frito¨. En los dos últimos casos el loche sancochado y trozado.
 
Comentario final.- La actual coyuntura del proceso de globalización en el que nos encontramos inmersos, puede tener efectos mucho más nocivos de los que tuvo la conquista, respecto de nuestros alimentos originarios. Al promoverse cultivos no tradicionales para la agroexportación, se desplaza nuestro conocimiento agrícola y se agudiza nuestra dependencia económica (compra de semillas, fertilizantes, asesoría, etc) y cultural. Los resultados que la globalización ocasione en nuestra ancestral cultura alimentaria, dependerán de la actitud que asuman los peruanos y lambayecanos. Deberá optarse por revalorar nuestros alimentos, enseñando en las escuelas su valor nutritivo, rescatando sus costumbres asociadas, promoviendo su cultivo en biohuertos, incentivado su manejo orgánico, añadiéndoles el valor agregado de nuestra deliciosa y bien presentada gastronomía, bebida y dulcería, promoviendo su consumo, comercialización, etc.

Referencias

Bruning, E. (2004). Mochica worterbuch / diccionario Mochica. Lima: Edit.  USMP.

Camino, C. (1973). El daño. Lima: Edit. Universo S.A

Carrión, R. (1955). El culto al agua en el antiguo Perú: La paccha elemento cultural pan–andino. Lima: Separata de la Revista el Museo nacional de Antropología y Arqueología Vol. II No 1, Marzo

Cortazar, P. (1969). Documental del Perú – departamento de Lambayeque. Lima: Edit. Ioppe S.A

Elera, C. (2009, julio). El Loche y la identidad Muchik. En E. Huertas (Coordinador), 3000 años de historia del Loche. Panel Académico realizado durante XXXVII FEXTICUM, Monsefú, Perú

Larco, R. (2001). Los Mochicas . Recuperado 17 de agosto, 2009: http://losmochicas.perucultural.org.pe/tomo1.htm

Leitch, H. (1963). Arte y cultura preincaicos (un milenio del imperio Chimú). Madrid: Edit. Aguilar S.A

Lumbreras, L. (1981). Arqueología de la América andina. Lima: Edit. Milla Batres S.A

Lumbreras, L. (2008). Los orígenes de la sociedad andina. En: C. Contreras (Ed.) , Compendio de Historia económica del Perú (pp 23-117). Lima IEP, BCR

Mejia, T. (1978). Kausay. El alimento de los indios. En: R. Ravines (Comp), Tecnología andina (pp. 205-226). Lima IEP.

Lozano, S. y Bety Sanchez (1990) . La tierra encantada: Leyendas de La Libertad. Trujillo: Edit CEIPROCS

Pipernoa, D. y T. Dillehay (2008) Starch grains on human teeth reveal early broad crop diet in northern Peru, PNAS, vol. 105 no. 50, 19622–19627

Villareal, F. (1921) La lengua yunga o Mochica, según el arte publicado en 1644 por el licenciado D. Fernando de la Carrera vicario del Pueblo de Reque Departamento de Lambayeque. Lima: Edit Imprenta peruana de E. Z Casanova

3000 años de gastronomía resumidos en un zapallo. (2008, Noviembre 28) Diario El Comercio, Lima

Notas:
________________

1 David Martín Ayasta Vallejo. Docente, Integrante de Apissek: Círculo de Didáctica de la Geohistoria. Email: [email protected]
2 Es de destacar que las crías y la carne del pato (Cairina moschata), también presentan tonos amarillentos, situación que podría explicar su importancia religiosa en tiempos prehispánicos, y quizá adelantarnos un vínculo gastronómico prehispánico entre Loche y Pato.
3 Uno de los componentes químicos del Loche es el β- caroteno. La ciencia occidental en años recientes ha detectado la crucial importancia de este componente en la fertilidad femenina, entre otras cosas porque estimula la síntesis de progesterona. Además, actúa como antioxidante, protegiendo al embrión del daño oxidativo causado por los radicales libres.
4 Quizá sea preciso indagar en asentamientos prehispánicos que testimonien la expansión Chimú (1100-1375 d.C) a Lambayeque, respecto de la presencia ritual del Loche, pues es probable que éste haya estado vinculado a la revitalización del culto de la divinidad Lunar en la época.
5 Recuérdese la ordenanza del oidor Gregorio Gonzales de Cuenca dada en Jayanca (Lambayeque) de prohibir el consumo del altamente nutritivo fruto de Algarroba (Prosopis pallida). Fruto amarrillo también, importante en la ritualidad Muchik y con diversos registros arqueológicos de su consumo y continuidad desde hace más de 10 mil años en la costa norte. Ordena la autoridad colonial (1566/1975) ¨…por que de comer los yndios algarroba les causa grandes enfermedades de ojos se manda que no la coman cruda ni en pan ni en otra manera de lo qual tengan gran cuydado los caciques y alcaldes de los yndios e castiguen los que dello excedieren¨ (p.151)

Boletín semanal
Mantente al tanto de las novedades ¿Quieres ver nuestro boletín actual?
Ingresa por aquí
Suscríbete a nuestro boletín y recibe noticias sobre publicaciones, presentaciones y más.