Gorvachev, Perestroika y el principio de justicia social

Por Alberto Loza Nehmad
Fuente: librosperuanos.com
Setiembre, 2022

Comentarios a Mikhail Gorbachev, Perestroika. New Thinking for Our Country and the World. New York: Harper & Row, 1987; y El Proceso Peruano. Lecturas  Lima: INIDE, 1974 
 
Una primera impresión de mi lectura de Perestroika --en relación con el título de estos comentarios-- me hace ver las categorías de la economía política utilizadas por alguien criado y educado en una sociedad marxista, desplegadas para el análisis concreto de un proceso histórico y de una situación económica concreta: el estado de la economía rusa y sus efectos sobre la esfera social e incluso el plano ideológico --para usar sus términos-- analizados por el presidente de la URSS en 1987, luego de que desde 1985, el Buró Político del Comité Central del PCUS y el Secretariado del CC del PCUS acordaran aplicar la nueva política económica de Perestroika (reestructuración), en vista de los "mecanismos de freno" advertidos por el liderazgo soviético y presentes por largos años en una economía impulsada por el crecimiento del Producto Bruto (no de la productividad) paralelo al crecimiento continuo de los gastos en una economía ineficiente. 
 
Ese impulso al crecimiento en números se hizo posible por el uso "extensivo" del trabajo y los recursos naturales abundantes, y expandió el capital fijo al punto de crear una "escasez artificial del trabajo" (el propagandizado pleno empleo socialista) contra todo principio de eficiencia. Se trató de remediar esa escasez artificial mediante la repartición de bonos e incentivos "no merecidos" por el trabajo (si no hay incremento de productividad, la sociedad no debería premiar el trabajo). El resultado fue la generalización de una mentalidad de "nivelación de salarios" y la disminución del "prestigio del trabajo consciente y de alta calidad". Gorbachev afirma que eso llevó hasta a la práctica de embellecer los informes del uso del recurso trabajo (supongo desde trabajadores, jefes de planta hasta jefes de industria y más).
 
"El desequilibrio entre la medida del trabajo y la medida del consumo, que se había convertido en la clave del mecanismo de freno, no solo obstruía el crecimiento de la productividad del trabajo, sino que llevó a una distorsión del principio de justicia social".
 
Esta última frase llama mi atención. No es frecuente ahora recordar que se discutiera todo eso, en esos términos, en el Comité Central, o sea, el liderazgo de la economía y la política soviética, desde mediados de la década de los ochenta. Además, me asombra la claridad y la profundidad de esa conclusión: que esa espiral de desequilibrios condujera a una distorsión del principio de la justicia social.
 
Es decir, era una sociedad injusta donde se premiaba el trabajo no consciente ni productivo, y se obstruía el crecimiento sostenible, donde el reparto de bonos e incentivos no correspondía con incrementos en la calidad del trabajo desde el punto de vista sine qua non de la capacidad de la sociedad de reproducirse ella misma. Es el análisis de un materialista de formación, como parte del trabajo del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de la URSS (*). Y no deja de sonar actual. 
 
Lo que lleva a preguntar por los fundamentos del principio de justicia social tal como se suele asumir en nuestro medio, en plazas, foros y aulas. Este principio en nuestra sociedad y política, tal como lo vemos argumentado, en gran medida tiene una cuerda o resorte moral inasible que lo anima. Y ese resorte moral es flexible, multiuso y muy adaptable a toda circunstancia, sobre todo al momento de la agitación y la denuncia. Hoy en la ´política vemos que se recurre a la pobreza y desigualdad rampantes como los resortes que echan a andar proyectos locales desconectados, sin considerar las obligaciones de conducir una sociedad y economía garantizando su reproducción y desarrollo. Gorbachev, más bien, en su libro se refiere  a ese principio desde el punto de vista de las exigencias de conducir los destinos de una economía y una sociedad, de asegurar su reproducción y viabilidad.  El Comité Central del Partido Comunista de la URSS, en momentos de una crisis provocada por los mecanismos de freno detectados en su modelo económico, no estaba pensando en la agitación ni la propaganda, buscaba resolver un problema. 
 
El resorte moral subyacente en la justicia social que se argumenta en el Perú actualmente, me recuerda las disonancias cognitivas que se notan al leer un libro, mejor, una compilación de discursos y ensayos de los años setenta: "El Proceso Peruano. Lecturas" (Lima: INIDE, Ministerio de Educación, octubre 1974). Son discursos presidenciales y ministeriales, así como leyes, el Plan Inca y un ensayo de antropología, escritos por funcionarios del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas. Son páginas presa de un encantamiento. Contiene descripciones y diagnósticos hechos, unos más, otros menos, con los pies puestos en la realidad, pero con propuestas alucinadas. El anteojo ideológico de los generales y los intelectuales de ese momento hacía caminar al país rumbo a un espejismo. Gorbachev buscaba salir de él.
 
*Dadas las definiciones a pie de página que ofrece Gorvachev, entiendo que el Partido Comunista realizaba reuniones plenarias --digamos accionistas grandes y pequeños, todos juntos--  que eligen dos cuerpos gubernativos claves, tipo directorios, que en términos prácticos son 1) un grupo dentro del Comité Central, llamado Politburó, que conduce los lineamientos y políticas mayores del partido entre plenario y plenario y 2) un grupo llamado Secretariado, un cuerpo supervisor de la marcha diaria que básicamente designa responsables de tareas y vigila el cumplimiento de las metas, un cuerpo administrativo con poder de designación.
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