¿Existe una Generación Poética del 60?

Por Eduardo Arroyo Laguna
Fuente: Librosperuanos.com
Febrero, 2016

Los poetas peruanos considerados habitualmente como miembros de la generación del 60 han nacido a inicios de la década del 40 y por tanto, son hijos de la posguerra (1945), la que los marca así como el desarrollo tecnológico epocal, el dominio mundial estadounidense y los sucesos internos de la política peruana. Crecerán durante el primer gobierno  de don Manuel Prado y Ugarteche (1939-1945). Eran los años de un Perú gobernado despóticamente por catorce familias y el clásico péndulo civil-militar se imponía en el manejo político del país. El Perú y América Latina continuaban siendo el “patio trasero” del imperio. Solo Cuba, a partir de la década del 60, se alía a la estrategia geopolítica soviética.

Las líneas maestras de los años 60
La lucha cubana (1959) por generar un modelo de desarrollo diferente al imperial  influye en esta generación, que bien puede denominarse la generación poética del 59. Igualmente la llamada generación del 70 debería ser la generación del 68 por cuanto el golpe de Velasco Alvarado es el que permite que esta muchachada madure políticamente. Será su kindergarden político igualmente influenciados por el mayo parisino de 1968 y el toque a zafarrancho de la escena mundial.

No se trata de cambiar por un año las fechas sino de entender que las generaciones son más bien marcadas por algún o algunos hechos trascendentes que definen su carácter y no son sucesiones acartonadas matemáticamente. Los tiempos turbulentos influyen para que los jóvenes aspiren al cambio social.  Ser conservador era un sinsentido en esos años.

Son claves los siguientes sucesos: el hippismo en EEUU (1956) e Inglaterra; la aparición del rock and roll, la televisión, el boom de la literatura latinoamericana. En el Perú influyen la acción guerrillera y el poeta Javier Heraud fallecido en sus inicios, las revueltas campesinas, las frustradas elecciones en 1963, el golpe militar reformista en 1968. En el mundo del arte germina una cultura radical, la de los beatniks y desde Europa T. S. Elliot impregna el mundo con  su coloquialismo y su trato de la cotidianeidad que en sociología y filosofía vienen de Hannah Arendt y Agnes Heller. Ya no prima la lógica de estructuras (el economicismo) por encima de los individuos sino que va a adquirir autonomía la lógica de los actores sociales.

En el Perú, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos será el semillero inicial y en ella leerán sus poemas Heraud (de la PUCP), Corcuera, Naranjo,  Calvo, Orrillo, Razzeto,  Pedro Morote, César Franco, Carmen Luz Bejarano, la única mujer de esa agrupación poética. Esta generación llevó la poesía a las masas sociales y devolvió al pueblo el arte de la palabra.

La llegada de la especie humana a la luna (1963) y el carácter levantisco de los movimientos sociales (mujeres; aborígenes, negros, latinos, chicanos, etc) definen los años 60. Sostiene Manuel Castells (1) que es en la década del sesenta que se establecen las tendencias que marcarán el futuro. La revolución de la tecnología de la información generará una sociedad-red, una economía informacional/global y una cultura de la virtualidad real. Se extenderá la crisis económica tanto del capitalismo como del estatismo y sus reestructuraciones subsiguientes. Finalmente, las movilizaciones mundiales cuestionarán las bases patriarcales de nuestra civilización imponiendo una veta antiautoritaria, el pacificismo, la defensa de los derechos humanos, el feminismo y el ecologismo.

¿Qué significa el concepto de generación?
Oscar Araujo nos dice  que “una generación literaria se desarrolla entre escritores que comparten vivencias e ideales, motivados por los mismos hechos históricos y por lecturas e influencias estéticas similares; ello permite desarrollar no un estilo uniforme, sino productos estéticos coherentes con lo que podríamos llamar un espíritu de época” (2).

Hablar de generación es saber cómo se forjan los proyectos en una sociedad. Participan en ellos los intelectuales, los políticos, las clases sociales, las masas sociales, los movimientos. Todos aportan pero la preponderancia de ninguno de estos conceptos  es absoluta aunque Ortega y Gasset dé una importancia esencial al concepto de generación (3). Por ella entendemos a conjuntos de individuos que en su medio social presentan nuevas utopías, nuevos modos de considerar al país, nuevas plataformas políticas, nuevos estilos y nuevos personajes. La frescura y fuerza del mensaje permiten hablar de generación. En la concepción orteguiana el ser coetáneos y cubrir el mismo espacio geográfico caracterizan  a una generación, a lo que añaden una peculiar sensibilidad vital, un ethos epocal. Prima el sentido biológico-temporal que plantea el surgimiento de generaciones cada  diez o quince  años. Ortega y Gasset, además, habla de “figuras epónimas” o representativas de cada agrupación.

Otros analistas prefieren hablar de hechos sociales nunca desgajados de su entorno y de su basamento clasista. Es la concepción de Mannheim (4) que reseña los sucesos claves para identificar a sus miembros constitutivos más que establecer cortes que se separan cada diez o quince años, matemáticamente.

Se la suele denominar generación del 60, en una tradición que establece generaciones cada diez años.  Ricardo Gonzales Vigil (5) discrepa de José Ortega y Gasset y su discípulo predilecto Julián Marías que ha llevado, en el caso peruano, a una profusión rápida de generaciones: 50, 60, 70, 75, 80, 90. En un caso se desdoblan en cinco años. Más bien, en el caso peruano, sostiene González Vigil, las agrupaciones generacionales se habrían dado en 1915, 1930, 1945 y 1960, siempre relacionadas a grandes cambios sociales, sea  respectivamente la Primera Guerra Mundial, la revolución rusa, el crack del 29, el término de la segunda guerra mundial o la Revolución Cubana y las guerrillas, la cultura Beat y underground y el boom de la narrativa latinoamericana.

La asimilación de la poesía inglesa contemporánea ( 1964 y 1968) recayó en los poetas del “británico modo” (Cisneros, Hernández e Hinostroza) que trabajan la idea del “poema total”  mientras que los que los anteceden fueron influenciados por las vertientes francesas y castellanas presentes en Heraud, Calvo, Corcuera, Naranjo, Orrillo,  Razzetto, Carnero Roqué, los primeros poemarios de Cisneros y Hernández, Juan Ojeda, Marco Martos, Ricardo Silva Santisteban, Santiago Aguilar, Livio Gómez, Manuel Pantigoso, Carmen Luz Bejarano, Pedro Morote. En Hildebrando Pérez Grande primará la savia andina.

De otro lado, Pablo Macera acuña el concepto de “generación-clase” explicando  cómo cada clase social da a luz sus propias generaciones. Estamos hablando, además, de una generación limeña, constituida tanto por escritores nacidos en la capital peruana como por migrantes afincados en Lima (Corcuera, Calvo, Marco Martos, Federico García y otros). Fuera de Lima se dan otras expresiones generacionales. Estas, por la centralidad capitalina y la fuerza de los medios de expresión, no suele ser conocida, reconocida o su producción literaria solo merece una valoración regional.

Alberto Escobar plantea que “…En  1965 sostuvimos la pertinencia de usar una periodificación que se apartara de la historia política o de las clasificaciones que trasladan, sin mayor análisis, los esquemas de literaturas europeas…sólo a partir de 1960 se abre en verdad una nueva etapa… los poetas cuestionan las bases de la tradición generada en la etapa de los fundadores…” (6). Para Escobar, es entre 1911 y 1922 (con Eguren, Vallejo y Martín Adán) que se inicia la Literatura Contemporánea del Perú que iría de 1911 a 1960. Los poetas del 40 al 60 constituyen un momento específico y final dentro del ciclo de los fundadores, es decir, estos vates (Mario Florián, Jorge Eielson, Salazar Bondy, Blanca Varela, Pablo Guevara, Alejandro Romualdo, Francisco Bendezú o Carlos Germán Belli) fueron usuarios ya de una tradición heredada de sus padres fundadores y los del 59 los continúan con mayor intensidad. Pero Escobar reconoce que los poetas que escriben a partir de 1959  abren una nueva etapa en la poesía peruana cuestionando las bases de la tradición  de los fundadores (6). Poetas de la talla de Heraud, Tello, Lobatón y Juan Chang, todos guerrilleros, nos hacen ver que la cultura y la poesía no existen al margen de la sociedad ni la política.

Notas
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(1) Castells Manuel, “Fin del milenio”. Volumen 3 de “La era de la información. Economía, sociedad y cultura”. Alianza Editorial, primera reimpresión 1999, Conclusiones, páginas 369-370.
(2) Araujo Óscar, “Como una espada en el aire”. Antología documental, testimonial y poética de la generación del 60. Editado por la Universidad Ricardo Palma,  Noceda Editores S.A.C. y Mundo amigo ediciones. Primera edición, Lima 2000, pág. 15.
(3) Ortega y Gasset José, “Idea de las generaciones”, Nº 3, Año 1933, Volumen V de las Obras Completas.                                            
      “En torno a Galileo: esquema de la crisis”. Obras Completas, Revista de Occidente, Madrid, Tomo V, 1951, páginas 30-39.
      “El tema de nuestro tiempo”, 1923. Alianza editorial, 1983. Revista de Occidente,    Madrid, páginas 146-147.
(4) Mannheim Karl, “El problema de las generaciones” en “Sociología del conocimiento”, Berlín 1964, páginas 509-565.
(5) González Vigil Ricardo, “Poesía peruana siglo XX”. Tomo I, Ediciones COPÉ, Lima-Perú, página 34.
(6) Escobar Alberto, “Antología de la poesía peruana”, Tomo I (1911-1960). Biblioteca Peruana, Ediciones PEISA, Lima-Perú,  Prólogo, páginas 8 a 15, 1973.
 

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