Fransiles Gallardo
Después de 25 años retorné a la literatura Después de 25 años retorné a la literatura

Por Fransiles Gallardo
Fuente: Librosperuanos.com

En estos veinticinco años como Ingeniero Civil he recorrido el Perú, de canto a canto, caminando su agreste y maravillosa topografía; dejando una huella de nuestro trabajo constructivo, en los lugares más apartados de la patria nuestra, como todos los Ingenieros.

Esa es nuestra chamba. Esa es nuestra profesión de Ingeniero.

Me inicié como Asistente en Presupuestos en la desaparecida Corporación Departamental de Desarrollo de Lima y en este tiempo hemos ido asumiendo cargos gerenciales y de responsabilidades técnicas en empresas públicas y privadas de país y, cuando no; cuantas veces también, desempleado.

Los Ingenieros trabajamos por proyecto o por obra y al concluirse, decimos el clásico “ojalá nos volvamos a ver”.
 
Al cumplir mis 50 años me regalé mi primer libro, Ventisca (tu) desamor.

Y comenzó la confusión.

Los ingenieros comentan:  ”Que hace un poeta metido en la ingeniería” y los literatos: “Que hace un ingeniero metido en la poesía”.

Con el apoyo del Ingeniero Héctor Gallegos Vargas, Ex Decano Nacional del CIP publicamos Entre Dos Fuegos, Historias de Ingenieros; una serie de relatos sobre la vivencia de nuestros colegas en la época del terrorismo y la represión.

Y siguió la confusión.

Cuando fue Decano Nacional el Ingeniero Carlos Herrera Descalzi publicamos el libro de poesía Arco Iris de Magdalena.

Y el panorama se puso más confuso, aún.

El año pasado el Fondo Editoral de la Municipalidad de Cajamarca publicó mi novela Aguas Arriba y este año publicará mi libro de poesía Estremecido Gato Montés, Mención Honrosa en el Premio Mundial de Poesía, que ganó un gran Ingeniero y mejor poeta, mi amigo Bethoven Medina y que tendrá el colofón de Ernesto Kahan, Premio Nóbel de Paz 1985.
Ojalá esto ayude a aclarar el panorama y despejar la confusión.

Para una gran mayoría de ingenieros; una obra es una estructura hecha de fierro, cemento y asfalto. Todo aquello que no responda a estas características; es cualquier cosa, menos una obra.

Una Obra es una creación.

Una estructura hecha por las manos y el cerebro del hombre o ejecutadas con palabras, cinceles, pinceles o corcheas; es también una obra.

La obra infinita, la creación más importante y la estructura inimaginada e inexplicable como el Universo, es la Gran Obra del Gran Arquitecto Universal.

Nosotros los hombres, somos la Gran creación de Dios. Somos su obra.

La ingeniería es arte. Un ingeniero es o debería ser; sino un artesano, un artista. Lamentablemente, se queda, casi siempre, en sólo en Artesano.

Recordemos que el universo está poblado de números y letras y se expresa a través ecuaciones y fórmulas matemáticas, las que se escriben y las resolvemos mediante letras y números.

El lenguaje de la ingeniería son los números, pero su  expresión son las letras.

El lenguaje de la literatura son las letras, pero su base son los números.

Una obra de ingeniería es bella y la belleza de una obra literaria tiene su columna vertebral en la ingeniería.

La poesía es por cierto, una bella expresión de ingeniería. La ingeniería es una estructura hecha poesía.

Las letras en poesía se expresan en métrica y ritmo, en tiempos y espacios; que se representan en números y estructuras y estos obviamente, son elementos de la ingeniería.

La poesía es forma y belleza; integrada por detalles y  precisiones, que no son sino, características de la ingeniería.

La poesía se expresa en letras y la ingeniería en números. Ambos son símbolos que se reemplazan y se complementan.

Hay poesías construidas en base a números, hay estructuras edificadas en base a letras.

La poesía a pesar de sus formas y detalles, es siempre una hermosa obra de ingeniería.

La ingeniería a pesar de la tosquedad de sus estructuras, es una hermosa poesía.

Un poeta es un artesano de la palabra, un constructor de versos: casi siempre un frustrado ingeniero.

Un ingeniero es un artesano de los elementos, un constructor de sueños: casi siempre un frustrado poeta.

En el fondo de un poeta vive un ingeniero. En el fondo de un ingeniero vive un poeta.

Señor Decano Nacional del Colegio de Ingenieros del Perú.
Señores Miembros de la Comisión De Celebración de las Bodas de Oro de nuestro Colegio:

Este Reconocimiento es un reto más para mí.

Significa abrir una trocha por la que transiten en libertad y bajo el sol; la timidez y el que dirán de los cientos de Ingenieros que consideran que escribir poesía, cuento o novela no es trabajo para ingenieros.

Cuantos de nosotros Ingenieros, no escribimos alguna vez; unos versos de amor a la mujer amada o redactamos esa carta no enviada a la madre anciana y ausente, al padre enfermo y lejano o a los hijos distantes; diciéndoles cuanto los queríamos y los extrañábamos y se nos oprimía el pecho y la garganta y mal disimulábamos una lágrima.

Lástima que nunca se enviaran; lástima que nunca llegaran.

Eso es literatura.

Los Ingenieros también tenemos un corazón que late, palpita, ama, sufre y se desgarra.

Asumo este reto, con la misma ilusión del imberbe magdalenino que subió la cuesta del Gavilán hasta Cajamarca, para hacerse Ingeniero.

Claro, ahora tengo canas y mis lentes son más gruesos y un dolor en la columna que molesta; pero no sólo está la ilusión de aquellos años juveniles; tengo ahora también, la disciplina del Ingeniero.

A estas alturas de mi existencia, trato de plantear mi dicha personal y el gozo de mi entorno; no en función  de los bienes materiales que no pude conseguir; simplemente trato de disfrutar lo poco que tengo, sin caer en la desesperanza por obtener, lo que no me hace falta.

El tiempo y la vida tienen un límite y hay que vivirlos intensamente.

No permitamos que el bullicio de las opiniones ajenas, acallen nuestros sueños y nuestra voz interior.

Lejanos a las responsabilidades cotidianas y materiales, construyamos nuestro edificio interno que nos permita ser felices. Ya entendimos, que no debemos exigir a los demás, que nos amen, que nos respeten o que construyan nuestra felicidad.

La felicidad es una construcción diaria y permanente, no una obligación.

Sigamos a nuestro corazón; porque eso nos permitirá llegar a ser, lo que realmente queremos ser.

Gracias señor Decano Nacional de Colegio de Ingenieros del Perú.
Gracias Señores Miembros de la Comisión De Celebración de la Bodas de Oro de nuestro Colegio; por este Reconocimiento a mi trabajo de Ingeniero, como escritor y poeta.

Este Reconocimiento va hasta Magdalena, mi pueblo cajamarquino, para Blanca Aurora, mi compañera de viaje “motor y motivo de mi trabajo”; para mis hijos y mi nieto, con la esperanza de que sean mejores, siempre.

Y aquí estamos en la brega. Haciendo construcciones y literatura; literatura y construcciones.

Construyo edificaciones para ver el gozo y la alegría de quienes los habitan o lo usan.

Construyo versos para que me amen; aunque sea un poquito y mi nombre, no sea solo un frío recuerdo, escrito sobre una losa de un cementerio abandonado, sin flores ni oraciones.

Muchas Gracias.

* Discurso de agradecimiento con motivos del reconocimiento realizado por  el Colegio de Ingenieros del Perú.
Lima 4 junio 2012

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