Por Boris Espezúa Salmón
Fuente: Prologo de "Ulises y Taykanamo en Altamar"
Alguna vez Jorge Eduardo Eielson dijo: “La poesía peruana será profunda, o no será” ésta aseveración pareciera haber asumido nuestro amigo Bethoven Medina, en su último libro Ulises y Taykanamo en Altamar (Fondo Editorial UPAGU, 2012) de su larga trayectoria de poeta. Con este libro, el autor de “Y antes niegue sus luces el sol”, uno de los muchos poemarios que tiene en su haber, muestra su poesía sincrética con un registro de paralelismo entre Homero y su personaje Ulises, con una parte de la Historia del Perú encarnada en los Dioses precolombinos a través de Taykanamo, el fundador de la cultura Chimú, que ingresó por Huanchaco con su balsa de totora, para hacer desbocar la luna del territorio norteño y cruzar voces por ángulos donde las olas del pasado pareciera tener una nueva inmersión en la historia y nuevamente olear nuestra orfandad y dignidad desde nuestras osamentas de esperanzas. Ya habíamos percibido en Bethoven Medina el hacer poesía desde la real condición del ser peruano, desde su línea vertebral de sentirse patriota, de reafirmarse de soberanía desde un pasado que nos impulsa a tener que buscar la consolidación de identidades, en un escenario de pluralidad donde se tenga sabor y saber nacional. En el presente libro se instala una nueva conciencia de lo auténtico, un afán de rearticularse y emerger desde las ruinas donde dejamos nuestros rostros y ahora vuelan pájaros con el sonido de la memoria.
En ese sentido, lo dialógico, se muestra entre las hazañas de Ulises y de Taykanamo como portadoras de dos culturas, dos saberes que en diversos territorios construyen nuestra conciencia y esencia colectiva y que Bethoven Medina lo expresa en esta cantata, hay en ella una posición moral del autor, al instalarse a una tradición que renueva los cantos de nuestros adentros, donde renace la poesía sin derrotas, sí con beneplácito de honra y amor propio, no dejando de ser el poemario de ningún modo actual y de vanguardia. Es un libro innovador donde hace hablar a los personajes, reanima la historia entre nuestras manos con su desasosiego, como un corazón que busca su lugar en nuestras negras pupilas para repalpitar su latido blanquirojo. El poeta parece crear en sí mismo un espejo de nosotros, hacer una apología de una nueva forma de reflexionar desde los referentes poéticos que desarrolla, que no son sino el paso de nuestros ancestros sometidos a un juicio crítico, al tiempo que construye la textura y contextura de los seres que somos como peruanos.
Bethoven Medina con este libro nos hace repetir un verso de Pablo Neruda cuando decía: “Lo que tengo está en medio de las olas” y efectivamente, lo que tiene el poeta Medina es una cartografía ardiente, es un movimiento de las olas al epicentro de su ser, es decir de nuestra ontología y axiología, que se sacude desde los malentendidos de un pasado que se llaga en la entraña y en la escritura. Trata de edificar un espacio contra el tiempo, edificación que levanta a las sombras y los pone en la fila fronteriza de un sacrificio que, es necesario realizar, para que se deslice la serpiente de luz, desde la costas donde estuvo el hijo del Dios Kon hasta su descendiente Taykanamo que vivió en la huaca Arco Iris y cruzó la cordillera central. El poemario está compuesto del silencio y misterio del agua que se sedimenta en la sal de las horas que ariscan el mar, que habla por sí solo y conjura contra los silencios que se guardaron por siglos.
La contribución de Bethoven Medina es el sincretismo cultural, es el tener que aceptarnos como somos, con todos los legados, marcas y derroteros que nos viene desde el pasado, para afirmarnos en la diversidad, para no ver de un solo lado lo que fuimos y no pudimos ser, tampoco avivar la venganza de las costras silenciosas del resentimiento que hay que dejarlos como meandros en el olvido. Es un sincretismo intercultural de fraternidad e inclusión que saludamos, porque se forja como lo que quería Antonio Cornejo Polar, que de nuestra Literatura, sus exponentes sean fieles a sí mismos, a pesar de las hibrideces de lo que también estamos hechos.
* Dr. Boris Espezúa Salmón.
-Premio Copé de Oro
XIV Bienal de Poesía “Premio Copé Internacional 2009”.
-Universidad Nacional del Altiplano, Puno.