Eduardo Chirinos
Eduardo Chirinos o Una Compleja Suma de Parcialidades<br> “Ser para poder ser yo mismo” Eduardo Chirinos o Una Compleja Suma de Parcialidades
“Ser para poder ser yo mismo”


Por José Donayre Hoefken
Fuente: Variedades Nº 273; Lima 30/04/12
http://www.elperuano.pe/Edicion/variedades.aspx

En el contexto del mes de las letras, el escritor Eduardo Chirinos responde un conjunto de preguntas que dan luz, entre otras cosas, de la mágica existencia del mundo gracias al lenguaje.

De acuerdo con el poeta Eduardo Chirinos, el hecho de que más de la mitad de su obra se haya producido fuera de nuestras fronteras le ha permitido apreciar meridianamente los vínculos entre la tradición literaria peruana y otras tradiciones, como la hispanoamericana o la contemporánea. Este reconocimiento resulta vital para que el escritor trace sus coordenadas y consiga desarrollar con honestidad y compromiso estético sus búsquedas y exploraciones, pero sobre todo para entender los matices de una identidad que mucho tiene que ver con el registro poético en una u otra lengua.
Acerca de este y otros temas, fluyó el siguiente diálogo.


Como escritor, ¿cuál crees que ha sido tu mayor descubrimiento en torno al uso del idioma?
-Todo idioma es un lenguaje, pero el lenguaje nos es dado en la empaquetadura de un idioma específico, al que por un tiempo consideramos "el" lenguaje. Luego viene la sorpresa: que estamos rodeados de otros idiomas que también son lenguaje y que tenemos que aprender si queremos entenderlos. Esa empaquetadura es la que solemos llamar "lengua materna", la que normalmente usan los escritores para escribir sus poemas, cuentos, dramas y novelas. Esa lengua materna no se descubre, se nace con ella y con ella nos vamos incorporando poco a poco al mundo. Es natural, por tanto, que para muchas personas el mundo sea el resultado natural de su propia incorporación, cuando lo que verdaderamente ocurre es que el mundo –la naturaleza, el clima, los sistemas orográficos, los animales, las plantas, etcétera– resulta indiferente el lenguaje, tan indiferente que no lo necesita para existir. Quienes sí necesitan del lenguaje para que el mundo exista somos nosotros, pues solo el lenguaje hace posible esa magia. La apelación constante a esa magia ha sido mi mayor descubrimiento como escritor en torno al idioma.

¿En qué debe enfocarse un escritor para lograr una poética realmente universal? Si consideras que el idioma es uno de los aspectos, ¿qué tan universal te permite ser la lengua española?
-Me interesa más la segunda pregunta, y no porque considere que la poesía no deba ser universal (¿qué es, al fin y al cabo, una "poética universal"?) sino porque la universalidad es una consecuencia de la recepción, más que una voluntariosa decisión autorial. Ahora bien, ¿qué ventajas tiene escribir poesía en español? El viejo Unamuno escribió alguna vez: "la sangre de mi espíritu es mi lengua, /y mi patria es allí donde resuene". Si descontamos el tufillo imperialista de esos versos, daremos con una verdad que puede ser comprobada incluso estadísticamente: en el mundo hay 450 millones de personas que no tienen que tomarse el trabajo de aprender español ni recurrir a una traducción para leer un poema escrito por un poeta peruano. Eso, naturalmente, tiene sus ventajas. Si bien el provincianismo editorial de la mayoría de nuestros países genera compartimentos estancos, a nadie le resulta extraño que en los catálogos editoriales aparezcan autores españoles, chilenos, mexicanos o argentinos, ni que un poeta hispanoamericano pueda ser publicado (al menos en teoría) en más de veinte países donde el español es la lengua oficial. Si a eso añadimos que el español es la segunda lengua más estudiada en el mundo después del inglés, podemos decir que la patria de la que hablaba Unamuno es, a más de cien años, mucho más amplia de la que había imaginado. Ahora bien, ¿eso es garantía de "universalidad"? Los poemas del actual premio Nobel de literatura, el excelente poeta sueco Tomas Tranströmer, solo pueden ser leídos sin necesidad de traducción por diez millones de personas.

¿Cómo marca a un poeta el hecho de desarrollar una obra fuera de su país? ¿Crees que la identidad (la búsqueda de uno mismo desde la perspectiva de una tradición) sería un tema eje?
-En mi caso tendría que matizar la pregunta, ya que poco más de la mitad de lo que he escrito y publicado ha sido fuera del país. Eso definitivamente marca, pues me hizo ver con mayor claridad que la tradición nacional –que es, al fin y al cabo, la perspectiva orientadora desde que empecé a escribir mis primeros poemas– está incluida en otras tradiciones más amplias en las que es importante reconocerse: la hispanoamericana, la española, la contemporánea (sin que importe la lengua). En este sentido, lo que llamamos "identidad" se diluye en un todo más amplio que posibilita una enriquecedora multiplicidad de tonos.

Hasta el momento, ¿cuál ha sido el libro escrito por ti que más te ha transformado?
-El primero que escribí, Cuadernos de Horacio Morell, porque me transformó en poeta, es decir, en la posibilidad de ser otro para poder ser yo mismo.

¿Cuáles son las obras no escritas por ti que te hubiesen agradado escribir?
-Desde 1978 me paso la vida escribiendo las obras que me agradaría escribir.

¿Cuál de tus poemarios crees que mejor te representa?
-Un escritor es siempre una compleja suma de parcialidades, y cada una de esas parcialidades se encuentra definida por un tono. En mi caso particular, cada poemario se encuentra atravesado por un tono distinto, de modo que lo que mejor "me representa" sería el conjunto de todos los poemarios. Pessoa hablaba del "Drama en gente", también podría haber hablado del "drama en libro".

¿En doscientos o trescientos años se seguirá hablando de Vallejo? En todo caso, aparte de Vallejo, ¿de qué otro poeta peruano cercano a este se hablaría (o te gustaría que se hable) en los próximos siglos?
-No estoy demasiado seguro de que en trescientos años se siga hablando de Vallejo. ¡Ojalá que sí! Pero ya que la pregunta se basa en el deseo y la suposición, daré tres nombres: Emilio Adolfo Westphalen, Jorge Eduardo Eielson y Blanca Varela.

Una historia que contar
Todo aquello que el poema quiere decir debe ser ocultado. Oscurecido, sin más, por el lenguaje. Si te detienes a mirar verás el vértigo golpeando y golpeando tus sienes. Escribo "ver" y no "sentir". No se trata de sentir. Las palabras son oscuras y nada significan, salvo su espesor fonético, su fervor rítmico. Su opacidad las salva del significado. Les devuelve una vida que vivir, una emergencia. Pero, ¿de dónde emergen las palabras?, ¿del delirio etimológico?, ¿de una cárcel de luz en busca de tinieblas?, ¿acaso del dolor que desprecia la gramática? Lo sabemos y preferimos olvidarlo: el dolor es la materia de la que están hechos los poemas. Su decisivo y débil contacto con el ojo, su imán agradecido. Es cuestión de temperatura. Temperatura y tono. Y tal vez una historia que contar. Aunque finalmente debamos ocultarla. (De Mientras el lobo está)

Vida y obra

Eduardo Chirinos (Lima, 1960) es poeta, ensayista, antólogo, traductor y autor de cuentos para niños. Sus libros de poesía más recientes son El equilibrista de Bayard Street (1998), Abecedario del agua (2000), Breve historia de la música (Premio Casa de América de Poesía, 2001), Escrito en Missoula (2003, 2011), No tengo ruiseñores en el dedo (2006, 2008), Humo de incendios lejanos (2009, 2010, 2012), Mientras el lobo está (XII Premio de Poesía Generación del 27, 2010) y la reciente antología Reasons for Writing Poetry (2011), vertida al inglés por Gary J. Racz. Desde 2000 reside en Missoula (Estados Unidos), donde se desempeña como profesor de literatura hispanoamericana y española en la Universidad de Montana.

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