Jorge Eslava
Las marcas de la poesía Las marcas de la poesía

Por Enrique Sánchez Hernani
Fuente: El Comercio, Lima 18 de marzo del 2012
http://elcomercio.pe/impresa/notas/marcas-poesia/20120318/1388738/?ref=qdn

“Las marcas. Poesía reunida” (Borrador Editores) es el último libro del poeta y escritor Jorge Eslava, que reaparece luego de varios años de silencio poético.

Te iniciaste en la poesía, luego te dedicaste a la narrativa infantil y juvenil, y ahora vuelves a la poesía. ¿Qué pasó?
Más bien te diría qué me alejó de la poesía: escribirla me hacía daño y lastimaba las relaciones con mi entorno. Ya llevaba años como profesor, tenía tres poemarios publicados, pero cuando aparece “Ítaca” había ingresado al colegio Los Reyes Rojos. Ahí descubro una nueva pasión y decido dedicarme a la educación. No fue difícil dejar la poesía: la enseñanza y la literatura infantil fueron preciosos reemplazos.

¿Qué hizo que volvieras a la poesía?
En 1992 vivo casi un año en Lisboa y la soledad que pasé de becario, en una ciudad tan amable, me motivó a retomar la poesía tal como la entiendo: de manera reflexiva y autodestructiva.

¿Qué es lo que cambió en el poeta de “Escollera” y el de “Ítaca” o “Territorio”?
Creo ver una maduración. Mis preocupaciones por la familia, el tiempo y la belleza están presentes en el último libro de un modo menos desesperado. Y pretendo que mi escritura mantenga su piel áspera, pero que sea más justa y profunda.

¿Volverás a escribir poesía luego de “Escollera”, el inédito que ahora nos entregas?
Este nuevo libro estaba perdido en un estante; era un fólder con hojas amarillas escritas a máquina. Releerlo y corregirlo me ha impulsado a escribir cuatro o cinco poemas. Con ellos he abierto un archivo con el título del próximo libro… Me gustaría desarrollar un proyecto con temas distintos, amigos, música, lecturas…

¿Qué vínculos existen entre tus cuentos para niños y tu poesía?
Si entendemos la poesía en su sentido etimológico, ‘poiesis’, todo trabajo de creación intelectual es poesía. Mi compromiso de escribir para niños estuvo siempre vinculado a una conciencia crítica y una búsqueda de belleza. Es también un trabajo íntegro, jamás lo asumí como un pasatiempo.

A pesar de que eres un destacado escritor de narrativa infantil, tus mejores amigos son poetas. ¿No es así?
Soy un hombre de pocos amigos y los que tengo cerca son un privilegio: Eduardo Chirinos, Ana María Gazzolo y Carlos López Degregori. El cuarto, el maestro Constantino Carvallo, nos dejó. Como ves, personas inteligentes y nobles.

¿Cómo ves el desarrollo de la poesía de tus compañeros de generación? ¿Con quiénes te quedas?
Sigo apenas el proceso de la poesía peruana… Me enorgullece la excelencia que han alcanzado algunos poetas de mi generación. Tú, que has dignificado el lenguaje coloquial; Luis La Hoz, que posee una voz bronca y contenida; Ana María Gazzolo, Mario Montalbetti, Eduardo Chirinos y López Degregori, que han construido obras sólidas y singulares.

¿Frecuentas a los escritores de literatura infantil? ¿Qué te une y qué te separa de ellos?
Soy amigo de Jorge Díaz Herrera y Óscar Colchado, cuyas obras aprecio bastante. Lamento no frecuentarlos. De los autores surgidos en esta última década, presumo que es más lo que me separa que lo que me une. En la mayoría advierto intereses ajenos a la literatura.

¿Qué planes literarios?
En un mes terminaré el segundo tomo del “Libro del capitán”, que reúne comentarios sobre literatura infantil en el Perú y conversaciones con protagonistas del género. Luego, debo escribir “Jugar a las escondidas”, un libro que servirá para crear cuentos en la escuela. Y en las vacaciones de agosto procuraré culminar “Clave de sol”, una novela para adolescentes. Me angustia, pero me encanta mi ritmo actual de trabajo.

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