Carlos Germán Belli
Belli: Señor de las antologías Belli: Señor de las antologías

Por Ricardo González Vigil
Fuente: El Comercio, Lima 16 de octubre del 2011
http://elcomercio.pe/impresa/notas/senor-antologias/20111016/1318398

Carlos Germán Belli es el autor peruano que después de César Vallejo tiene el mayor número de antologías dedicadas a su obra poética.

Para los que consideramos a Carlos Germán Belli el más grande poeta peruano vivo, digno de figurar en el elenco más admirable de la poesía hispanoamericana contemporánea, no nos sorprende que sea el autor peruano que después de César Vallejo ostente el mayor número de antologías dedicadas a su obra poética en el Perú, México, Venezuela, Colombia, Chile, España, Italia y Estados Unidos, sin contar los especiales que le han consagrado diversas revistas literarias.

Novedades y sextinas
Este año se han sumado dos antologías a la fecunda bibliografía belliana: “Los poemas elegidos”, selección, prólogo y entrevista de Francisco José Cruz (Valencia, Pre-textos, colección La Cruz del Sur) y “Letra a letra”, prólogo de Maurizio Medo y comentario de Miguel Ángel Zapata (Arequipa, Cascahuesos; volumen recientemente presentado en la Feria del Libro de Arequipa, con la presencia de Belli).

Hace pocas semanas, además, se presentó en Lima una muestra singular de una combinación estrófica célebre por su grado de dificultad: la sextina (creada por el trovador provenzal Arnaut Daniel el siglo XII), la cual es cultivada con rigor y esmero por Belli y otros dos poetas peruanos, Marco Martos y Julio Fabián: “Doce sextinas peruanas” (Lima, Academia Peruana de la Lengua y Paracaídas Editores).

En breve, aparecerá una antología, de Martha Canfield, en la fundamental Biblioteca Ayacucho (Caracas), consagrada a los clásicos de las letras latinoamericanas; y dos recopilaciones de estudios sobre Belli en otras dos colecciones de primera línea: la editorial del Congreso del Perú y la de la Universidad de Sevilla, confeccionadas por Elio Vélez e Inmaculada Lergo, respectivamente.

Estilo único
El personalísimo estilo de Belli llamó la atención desde la aparición de “¡Oh Hada Cibernética!”.

Su segunda edición, la aumentada (La Rama Florida, 1962), lo hizo merecedor del Premio Nacional de Poesía en 1962.

Su fama internacional comenzó en 1963, cuando la novela “La ciudad y los perros” de Mario Vargas Llosa eligió como epígrafe un verso suyo. Desde 1967 las ediciones de sus poemarios y antologías en Uruguay, Chile, Venezuela, entre otros países se han multiplicado.

Un mundo propio
Conviene destacar la penetración crítica del prólogo y las preguntas formuladas por Francisco José Cruz en su entrevista a Belli, quien ofrece respuestas esclarecedoras de su universo creador.

Cruz sintetiza acertadamente la evolución experimentada por la poesía belliana: “un vasto y dinámico mundo propio que va de un aplastante sentimiento de insignificancia a una entrelazada plenitud amorosa y espiritual”.

En este proceso, ha resultado crucial que Belli abandone el verso libre de sus primeros poemarios, acogiéndose a “las hospitalarias estrofas” (la sextina, la canción petrarquista, etc.): “Hasta que Belli no empieza a usar la estrofa regular, con su inalterable distribución métrica, los poemas dominados por el resentimiento y el fracaso […] son breves, concentrados, casi constreñidos, acordes con el exabrupto, la queja o el desahogo.

La aparición de la estrofa –conductora de un lenguaje cada vez más proteico y rico en paladeables aliteraciones–, revela un afán orgánico que, sin modificar de inmediato la visión negativa de las cosas, aumenta la confianza del hablante en sí mismo y, subrepticiamente, amplía la mirada del poema […] la amplitud de miras ayuda a descubrir los aspectos positivos de la vida –antes escamoteados por el sistema–, sus goces efímeros y, más adelante, coincidiendo con las extensas estancias petrarquescas, el deleite amoroso y espiritual, donde la amada es carnal y celeste a la vez, fruto de una visión deudora de la mística”.

De tantas respuestas luminosas de Belli, resaltemos la que explicita su hondo catolicismo (la solidaridad con los disminuidos y sufrientes, la baja autoestima, el anhelo celestial, etc.) y su celebración del erotismo (fusiona el sexo con la comunión espiritual, ajeno a la condena platónica-provenzal-florentina del cuerpo, acorde a la óptica bíblica del “Cantar de los cantares” y la esperanza cristiana en la resurrección de los cuerpos): “En ese cambio del sinsentido al sentido […] creo que la chispa que encendió todo, que me iluminó la vida, fueron dos fes: la fe religiosa y la fe amorosa en cuerpo y alma […]. Creo que el clímax amoroso es la vía a la unión con el Ser primordial”.

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