Por
Fuente: Correo, Lima 27/01/2010
http://www.correoperu.com.pe/correo/nota.php?txtEdi_id=4&txtSecci_parent=0&txtSecci_id=82&txtNota_id=273240
Miguel Ángel Zapata reside en Long Island, Nueva York, donde se desempeña como catedrático en la Universidad de Hofstra. Sin embargo, su relación con el Perú se mantiene vigente. Acaba de presentar Lumbre de la letra (Ediciones Altazor, 2010) y prepara con la UPSMP una antología de su obra poética.
Correo: En tu poesía uno advierte una gran capacidad contemplativa. ¿Cómo surge esta particularidad?
Miguel Ángel Zapata: Pienso que contemplar es verdaderamente vivir más allá de lo superficial. Contemplar es penetrar lo invisible, ese universo escondido de las cosas del mundo, esa llama viva de la gente, ese calor de la naturaleza. Mirar un árbol va más allá de sólo ver sus hojas o abrazarlo. Mirar un árbol es sentirte protegido, sentarte abajo de un ciprés y vivir en plenitud, bajo su sombra la vida se siente más suave, protegido de las cosas malas y negativas de este mundo. Contemplar una muchacha es mirar más allá de su falda de colores, es como sentir su caminar, su voz, la fuerza de su mirada y el ondear de su cabello no tiene nada que ver con el viento sino son la forma interior que esa muchacha posee de manera natural.
C: ¿Cómo así optas por la poesía en prosa?
MAZ: El poema en prosa se me dio de manera natural, llegó hace como veinte y tantos años en mi libro Imágenes los juegos (Lima, 1987). Se me dio como algo natural, ese poema ancho como los ríos conjurados o como el cielo que me escribe, llegó para expandirse entre mis papeles. Nada baja así nomás del cielo, lo sé. Siempre me interesó y me interesa la poesía francesa: Baudelaire, Rimbaud, Reverdy, Max Jacob y Michel Cluny, más recientemente. Entendí bien lo que dijo Baudelaire, que para escribir un poema en prosa hay que tener la intención de escribirlo. No todos los poetas pueden escribir poemas en prosa.
C: La presencia del cuervo en tu obra es particular, no tiene esa carga simbólica negativa. ¿Por qué?
MAZ: El cuervo podría ser el alter ego, un símbolo fálico o la metáfora y la máscara del escribiente. Mi cuervo es más vivo que un loro verde o que un cóndor, nunca está en una jaula ni se pasea por los parques libremente. Mi cuervo es anacoreta, gran amador de la naturaleza y le disgustan las otras aves de la tribu que se confunde y estalla en un lenguaje oscuro o hermético. No cree en la poesía del lenguaje sino en la que apuesta en el ser humano y su vida. Mi cuervo tiene un pico jovial, y su cuerva se pasea por Nueva York, Londres, Piura y Lima.
C: Tengo entendido que próximamente el fondo editorial de la UPSMP publicará tu poesía reunida. ¿Qué significa para un poeta repasar su obra?
MAZ: Es difícil. Después de tanto tiempo te das cuenta que sólo has escrito algunos poemas buenos, y te autocriticas, escoges, seleccionas, corriges. Hay que ser humilde con la poesía. No será poesía reunida sino selecta: 1983-2008. He eliminado muchísimos poemas que ya no tenían salvación. A otros los he traído a mi nuevo sustrato, al conjuro de mis nuevas visiones.
C: ¿Estás al tanto de la poesía más reciente, la de los jóvenes? ¿Cómo la ves?
MAZ: Yo sigo y seguiré la poesía de los jóvenes, no solamente del Perú sino de la América hispana, España, y Estados Unidos. Uno aprende mucho de los poeta jóvenes: lo único que les recomiendo es que no se apresuren en publicar. Que sepan dejar madurar los poemas, aunque en el Perú se suele dar la gloria muy pronto y eso es dañino para los poetas jóvenes. Creo que en el Perú, México, Chile, y Colombia se está escribiendo la mejor poesía joven actual.