Luis Nieto Degregori
La ciudad de la seducción La ciudad de la seducción

Por Miguel Ángel Cárdenas M.
Fuente: El Comercio, Lima 26/02/2007
http://elcomercio.pe/edicionimpresa/html/2007-02-26/ImEcCronicas0678533.html

Luis Nieto Degregori publicó en el 2003 la elegida mejor novela del año "Cuzco después del amor"; este año lanza el policial "Asesinato en la gran ciudad del Cuzco". Nieto ha convertido la Ciudad Imperial en una gran metáfora social, estética, mágica y erótica

Debe ser uno de los placeres secretos más oscuramente celestiales del universo: amar a una mujer y al Cusco, al mismo tiempo. Amarlas. Luis Nieto Degregori ha hecho prosa profética con ese oculto refinamiento y viene convirtiendo la ciudad en su heroína literaria. El Cusco milenario, espiritual y sagrado con el Cusco cosmopolita, nocturno y salvaje, reunidos con un compromiso erótico. No en vano el poeta José Watanabe definió a Nieto "un cusqueño de profesión".

Fue uno de los primeros que incorporó en la literatura a los famosos 'bricheros', en el cuento "Buscando un inca".
Sí, es uno de mis pocos cuentos que ha sido traducido al francés, inglés e italiano. Este pícaro andino se presta para mostrar la vida nocturna de la ciudad abierta al mundo. Pero también para presentar los conflictos de la sociedad peruana. El 'brichero' es un personaje que instrumentaliza aquello porque parte de los peruanos somos marginados en nuestro propio país: hablar quechua, tener rasgos andinos, masticar hoja de coca. El 'brichero' lo utiliza para conquistar lo más envidiable: una extranjera. Es una persona con un complejo de inferioridad, que termina exclamando que cambia su reino en el Cusco, por seguir haciéndole el amor a una española.

A Lima se la ha analizado mucho, ahora como una ciudad de migrantes, pero racista, clasista. En el Cusco sucede algo más complejo, porque cuando uno conversa con alguna gente de clase media alta allí reivindican el pasado inca, pero tratan mal a un campesino.
Es más dramático, porque vemos la marginación de un sector que podríamos llamar misti, una persona originaria de la sierra , que puede ser quechuablante, que físicamente no se diferencia del indígena, pero que por su posición económica siente mucho desprecio por el indio. Además, en el Cusco está el doble discurso de la sociedad peruana, que lo nota en la clase media y en el intelectual que reivindica al indio como una abstracción, pero en su vida cotidiana lo desprecia. En el Cusco, más que en otras partes del Perú, el peor insulto es indio o cholo.

Lleva el Cusco en la piel, su padre, el poeta Luis Nieto, compuso el himno de la ciudad...
Mi padre, el 'Cholo' Nieto, canta a las piedras sagradas y es autóctono, es uno de los que alimenta la mitología del Cusco como ciudad sagrada, pero yo he tratado de tener una visión más amplia.

Su mamá es de Ica, ha habido un mestizaje.
Es iqueña, que se crio en Lima, hija de un italiano, ella no hablaba el quechua, en cierto modo me marca culturalmente, porque yo soy un cusqueño que no habla quechua, por algo se llama lengua materna. Ella extrañaba aunque parezca mentira, el invierno limeño, porque creció en Magdalena, extrañaba la neblina, la garúa. Y no se llegó a integrar del todo a la vida cusqueña.

Y la literatura le vino por el lado paterno, el lado cusqueño.
Sí. Mi padre en esa época en que el mundo no estaba globalizado era el anfitrión de cuanto intelectual o artista importante llegara. Y para mí fue una suerte maravillosa poder conocer en un ambiente doméstico a escritores de la talla de Vargas Llosa, de Bryce Echenique, cuando tenía 9 años; cuando Bryce estaba en tragos con mi papá, desde un rincón me sentaba a adorarlo porque ya había leído "Un mundo para Julius".

Pero empieza a hacer literatura fuera del Cusco, en la Unión Soviética.
Sí, ni bien terminé el colegio me fui a la Universidad de Moscú en el año 72 y descubrí un mundo que para mí fue importantísimo culturalmente hablando... Gobernaba Leonid Brézhnev, un personaje de unas cejas muy espesas y era un país gobernado por el Partido Comunista, donde parte de la literatura rusa estaba prohibida. Pero creo que los pueblos y su cultura siempre están más allá de los avatares políticos... Yo simpatizaba con la izquierda siempre, pero nunca milité en ningún partido, el descubrir el socialismo real me ayudó a tener una mirada crítica del marxismo.

No solo estuvo en Moscú, también en Madrid, París, ciudades que se han convertido en símbolos literarios.
Estuve seis años en Rusia. Y no regresé en nueve años, porque estuve dos años en España y medio año en París. Y vine porque quería escribir en mi lengua...

¿Y cómo era el Cusco que encontró a diferencia del que había dejado hacia nueve años?
Para mí fue un descubrimiento en dos niveles. Primero descubro que mi ciudad es bella; había estado en Madrid, Toledo, París, Moscú, San Petersburgo, Londres, ciudades con universos particulares, y llego y veo que esa mezcla de arquitectura incaica y española puede herir la sensibilidad. Además veo una ciudad abierta al turismo, con pizzerías que jamás había visto y descubro una colonia de extranjeros afincada. Así me enamoro del Cusco como tema literario. Y lo he plasmado en mi novela "Cuzco después del amor"; por eso utilizo la ciudad como encarnación de la belleza femenina; y a un personaje que disfruta más del sexo cuando puede ver la ciudad a sus pies; y eso es una herejía para el intelectual cusqueño.

¿Son más conservadores? Si el Cusco es el ombligo del mundo, había que presumir que el ombligo es también un centro erógeno.
Luis Valcárcel fue el primer intelectual que hizo un paralelo entre el Cusco como sinónimo de lo viril, lo masculino, la fuerza y el poder y Lima como sinónimo de lo femenino, de la entrega al español. Desde ese momento en el Cusco se cultiva esta imagen. Por eso, presentar a un Cusco femenino, que excita el deseo, que puede ser poseído sexualmente es la peor de las herejías.

Algo que se veía en "Cuzco después del amor" es un profundo amor por la belleza arquitectónica... Las iglesias cusqueñas tienen algo sobrenatural, ¿no?; recuerdo la de Andahuaylillas, en la que uno llora del deleite.
Cuando descubro que el Cusco es una ciudad bella, esa belleza me hiere fuertemente como puede herir la de una mujer terriblemente linda. Es la combinación de dos cosas: una arquitectura portentosa que trata de competir con la incaica que era impresionante y, al mismo tiempo, una riqueza artística en el interior y en la piedra labrada de las portadas y las torres que es inigualable. Hace poco leí a Luis Enrique Tord en su último libro "Fuego sagrado", y él demuestra la magia, el secreto, el poder, la riqueza artística de las dos principales iglesias cusqueñas: la Catedral y la Compañía.

¿Y qué sitio ha herido más su corazón?
Cuando regreso al Cusco después de casi diez años, salgo a pasear una tarde de una luz maravillosa, de repente empieza a llover y caer granizo, y miro hacia la iglesia de la Compañía y quedé absolutamente anonadado. Descubrí que esa obra de arquitectura era de una plasticidad que yo no podía expresar, y la veo como una hora y media con distintas luces: primero con la luz dorada de la tarde, luego con la plomiza por la tormenta, con la del atardecer y después iluminada por la luz artificial y voy cambiando de ángulos. Y quedé enamorado de esa iglesia, que me disculpe la Iglesia Católica, me parece de una sensualidad tal que si yo pudiera hacer el amor dentro, sería absolutamente feliz.

Es interesante porque las ciudades sentidas como eróticas son las tropicales, uno piensa en Iquitos, Tarapoto...
Tengo una amiga que decía que el Cusco mata pasiones, porque quitarse la ropa a esa altura, ese frío te quita cualquier deseo, pero es falso. No es como la de Iquitos, la sensualidad del Cusco es secreta, aquel que se atreva puede descubrir uno de los placeres más grandes del mundo.

Una curiosidad. ¿'El Flaco', que presenta como demagogo modernista, que construye monumentos a los incas, se inspiró en Daniel Estrada?
Sí. Estrada era amigo de mi padre, alumno de mi madre, que fue profesora de Derecho. Ese personaje muestra esa manera unívoca de ver el Cusco, el antihispanismo que es exagerado y el solo ver la ciudad como la encarnación del pasado inca, que es una visión simplificadora, casi folclórica. Hay que reconocer que Estrada es un personaje con mucha ascendencia, junto con Paniagua, es el político cusqueño más importante de fines del siglo XX. Pero me parece importante desmitificar a los políticos a todo nivel.

Por otro lado, también ha ido más allá del Cusco, cuando aborda temas de la violencia terrorista. Publica cuentos en los años más turbulentos y fue profesor de la Universidad de Huamanga.
Sí, dos años, el 81 y 82. No conocí a Abimael Guzmán pero sí a Hildebrando Pérez Huarancca, lo convertí en prototipo de uno de mis cuentos de violencia. Era un momento difícil y recibí críticas durísimas. "La joven que subió al cielo" fue el libro menos comprendido, porque cuenta un testimonio que tuve el milagro de recoger, sobre la verdadera Edith Lagos, ella no era una dirigente, sino militante de base senderista. Yo desmitifico la imagen romántica del baño de sangre que sume al país.

José María Arguedas era un escritor desgarrado, al que las contradicciones de la sociedad lo angustiaban y terminaron con su suicidio. ¿Las contradicciones sociales cusqueñas le provocan un desasosiego similar?
Yo lo he procesado de otra manera, gracias a los cambios que está viviendo nuestra sociedad, en los últimos 30 años con el desborde popular que dijo Matos Mar. Es una maravilla ver que Lima es la principal ciudad andina del Perú. No soy un torturado, soy un optimista, no de los políticos ni los intelectuales sino de los sectores emergentes.

¿Qué le pareció el fenómeno del Cienciano, el ahora cuarto grande del fútbol peruano?
Es un tema fabuloso, porque se presta a hacer un paralelo de la sociedad peruana actual. En el imaginario, así como la 'U' es la encarnación del sector criollo alto y el Alianza es el criollo popular, el Cienciano es el Perú emergente, migrante, el Perú excluido que con su esfuerzo está ganando más espacio. Debe ser uno de los pocos equipos que no es limeño y que tiene hinchas en todo el país.

¿Es un cusqueñismo la polémica de su bandera parecida a la gay?
Me parece maravillosa la coincidencia porque si de algo pecamos los cusqueños es de un machismo desmesurado. Y que nos golpeen en ese lado, me parece muy sano.

Ha escrito sobre los encantos de la noche cusqueña. ¿La sigue gozando?
He sido bohemio cuando era joven, ahora me he retirado a los 52 años, a medianoche me entra el sueño, pero la he gozado muchísimo. La noche cusqueña es la puerta de apertura del Cusco al mundo. Y se procesan fenómenos interesantes, me parece encantadora.

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