Juan de Espinosa Medrano
La maravilla de "El Lunarejo"
La prosa barroca


Por Rubén Yaranga M.
Fuente: Variedades Nº 255, Lima 12/12/11

La novena maravilla fue considerada en España una de las obras más notables de fines del siglo XVII. El libro reúne 30 sermones de Juan de Espinosa, un humilde religioso peruano que asombró por su prosa e inteligencia.

Puede parecer o sonar pretencioso que un autor llame a su obra la primera o la última maravilla, nadie se atrevería, a no ser que esa decisión la tome otra persona, y así fue en el siglo XVII, época en que España brillaba por todo lo alto, era la primera potencia de ese tiempo en lo económico, lo militar, lo comercial. Y en las artes no se quedaba a la zaga. La vanguardia era la literatura y los dedos de las manos no se abastecían para numerar a los que por ingenio sobresalían en esta disciplina. Siglo de oro, que como lento eco se habría de expandir a sus colonias. Pasando el gran charco, se dejó oír en el Virreinato del Perú y los escritos que han llegado hasta nuestros días nos tientan a decir, sin faltar a la verdad, que calidad y estilo no les son ajenas. No hay literatura de Colonia, se hace literatura simplemente. La calidad en lo creativo no es patrimonio del conquistador ni del conquistado, sino del talento del hombre. Talentosos lo fueron Pedro de Peralta Barnuevo, "El doctor Océano", y Juan de Espinosa Medrano, "El lunarejo".

Los últimos serán los primeros, hay tan de cierto en este dicho bíblico que la razón de este comentario viene al caso para tratar una de las obras de "El lunarejo", La novena maravilla. Esta obra aparece publicada en 1695, siete años después de su fallecimiento, en la ciudad de Valladolid. Esta iniciativa se debió a la dedicación de su discípulo Agustín Cortés de la Cruz, quien se empeñó en la tarea de recoger treinta sermones. A decir de Ramón Mujica Pinilla, estas homilías fueron pronunciadas en la ciudad del Cusco, de 1656 a 1685. En los sermones se evidencia al hombre religioso que goza del privilegio de la palabra cultivada y el saber de su tiempo para abordar los temas desde el magisterio de su púlpito.

Si el Apologético a favor de Don Luis de Góngora, escrito por Espinosa de Medrano, era para Marcelino Menéndez Pelayo "uno de los frutos más maduros de la primitiva literatura criolla" y "la perla caída en el muladar de la poética culterana", el título de La novena maravilla se debe probablemente atribuir a los dominicos autores del elogio y la defensa de Espinosa Medrano en el prólogo de la edición de 1695, y como constatará el lector el nombre le hace honor a la obra.

La edición estuvo al cuidado del maestro Luis Jaime Cisneros, quien también hizo el estudio preliminar, así como del especialista en literatura virreinal José A. Rodríguez Garrido. Y la colaboración de Ramón Mujica Pinilla en el prólogo y las notas iconográficas. Un sueño realizado, como dice Martha Hildebrandt en la presentación, y un aporte para el conocimiento de la literatura virreinal en la figura de uno de sus fieles exponentes: Juan de Espinosa Medrano.

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