José Rosas Ribeyro
“No inventé un país”

Por Pedro Escribano
Fuente: La República, Lima 07/12/11
http://www.larepublica.pe/07-12-2011/no-invente-un-pais

José Rosas Ribeyro. Escritor peruano reside en París desde hace 30 años y acaba de publicar País sin nombre, novela situada en los convulsos años 60.

Tu novela se llama País sin nombre y tú has estado fuera del país muchos años. ¿Te has olvidado del país o tu memoria se ha inventado uno nuevo?
Buena pregunta. No se me había ocurrido que me olvidé del país y entonces el país no tiene nombre porque me olvidé yo de su nombre. Pero no, lo que se trata es que he querido recrear la problemática de un periodo y sus convulsiones que corresponden a los años del 65 al 75. Y no quise situarlo estrictamente en el Perú, sino puede ser cualquier país de Latinoamérica. No inventé un país.

Entonces, una visión metafórica de lo que sería un país en este lado del mundo.
Un poco eso. Con la problemática esa de los años 60, o sea los años convulsos, los años de la revolución sexual, y al mismo tiempo de las intentonas de guerrillas y movimientos armados y literarios también.

Ya que me hablas de esos temas, ¿opera la nostalgia?
El otro día justamente conversaba con alguien que me hizo notar eso: “tu método es del distanciamiento”. Yo no lo tenía tan racionalizado, pero los lectores lo hacen pensar a uno. Me dijo eso y me di cuenta de que, efectivamente, hay cosas en las que tomo distancia y me sirvieron para no caer en una novela nostálgica. La nostalgia no me gusta mucho, a pesar de que tengo mucha; no me gusta porque es un poco nociva para la salud.

Hablas sobre las guerrillas.   ¿Todo eso constituye la memoria que tienes sobre este país?
Definitivamente, yo diría que es la memoria de un desmemoriado. En algún momento pensé llamar “la mala memoria” a este libro, con el doble sentido de la mala memoria, o sea, recordar cosas con mala leche y al mismo tiempo no recordarlas bien. Es un hombre que treinta años después está en París y recuerda cosas, pero él mismo sabe que al recordar omite cosas porque olvida mucho, porque sabe que tiene mala memoria y, por otro lado, sabe que su memoria es ficción. Ese es un poco el juego del libro.

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