José De Piérola
Locura y poesía Locura y poesía

Por Tomacini Sinche López
Fuente: Expreso, Lima 13/12/09
http://www.expreso.com.pe/edicion/index.php?option=com_content&task=view&id=77845&Itemid=37

El escritor nacional presentó su más reciente novela, “Summa caligramática” (Editorial Norma), en la reciente Feria del Libro Ricardo Palma.

“Summa caligramática” es un homenaje a la poesía…
Sí, el libro es un homenaje triple: a la poesía que siempre me ha gustado y que lamentablemente en nuestro país no se le da la importancia que debería; a los poetas que me han gustado y a los cuales me pareció muy atractivo y sugestivo poder convertir en personajes; y en tercer lugar, al mismo acto de escribir y de crear. –Y para ello empleas a un poeta venido a menos, que tiene una mano deformada y que termina en un manicomio…
El hecho de no poder escribir, debido a la pérdida parcial de la mano, es para este poeta, ex prodigio, una frustración literal de lo que es el oficio del escritor; y a la vez su situación es metafórica porque él está internado en un manicomio –el Larco Herrera–, en donde para dopado y no tiene consciencia, hasta que llega un médico quien ve que él puede tener una oportunidad de volver a escribir.  

–Dadas las condiciones de este manicomio, el poeta vive una realidad por retazos...
Una de las cosas que es fascinante de escribir es que cuando uno está empezando a escribir un nuevo proyecto literario es casi como estar enamorado. Tanto así que todo lo que lees o vives terminas vinculándolo a ese nuevo proyecto, y éste termina convirtiéndose finalmente en un filtro de la realidad, la cual apenas se percibe cuando uno está sumergido en el acto de escribir.

–¿Y cómo es eso de que escribir es como estar enamorado?
Sí, es fascinante. He tratado de encontrar un símil y es el más aproximado. Uno está siempre pensando en el proyecto literario y se vuelve celoso de qué nadie se entere de cómo va. Hay autores como Mario Vargas Llosa que cuentan de que se trata su nueva novela y de cómo va avanzando, pero yo no. A mí me gusta mantenerlo todo en privado, hasta tener un primer borrador.

–En este libro figuran dos poetas de sumo interés: Alejandra Pizarnik y Martín Adán, quienes pasaron por manicomios y a los que integras bien en la trama…
Son dos autores que admiro mucho. Ambos tomaron la poesía no solo como una profesión o una labor, sino que la tomaron como si fuera una forma de vida. Ellos vivieron y eran la poesía de principio a fin. Pizarnik se suicida porque ya no puede seguir escribiendo y para ella su vida no tenía sentido si es que no podía seguir haciéndolo. En cambio, Adán ingresa al Larco Herrera porque era un ambiente que lo alejaba de las cosas intrascendentes del mundo, lo cual le ayudó a escribir una poesía única en su tiempo. Integrarlos a la historia fue fascinante.

–¿Visitaste el Larco Herrera para esta novela?
Cuando estuve haciendo la investigación, tuve la suerte de poder visitarlo. Es como entrar a otra época. Uno siente que viaja sesenta o setenta años atrás. La arquitectura, los olores y los muebles crean un ambiente único. Salí un poco aterrado sinceramente, porque sentía que no estaba tan lejos de estar internado ahí, ya que conocí a varios enfermos que parecían muy lúcidos. Recuerdo que en uno de los pabellones se me acercó un paciente y me dijo: “Bienvenido, Jesús. Este es tu reino” (Risas).

–(Risas). ¿Y tú alguna vez te has sentido al borde de perder la cordura?
Al momento de escribir uno está impulsado por mecanismos que no se pueden explicar, digamos que ello es una puerta falsa que puede llevarte a perder la razón. En lo personal, cuando trabajo en una novela estoy muy metido en la historia, tanto que me cuesta reacomodarme a la realidad luego de dejar de escribir. Es que siento muy palpables los momentos de la ficción. Es algo que debe sucederle a todos los artistas, de uno u otro modo.

–¿Has escrito poesía?
Sí, cuando era un joven inexperto e irresponsable. Como todos, creo. Escribí cientos de poemas y espero que ya hayan desaparecido. Recuerdo que cuando tuve mi primera pareja, al terminar la relación le pedí que me devolviera todos los poemas que le escribí, pero no lo hizo. Ojalá no los haya guardado.

–¿Lees mucha poesía?
Siempre. Incluso entre mis métodos de trabajo leo uno o dos poemas antes de empezar a escribir, porque te pone en un estado mental diferente.

–¿Qué poetas estás leyendo?
Estoy releyendo a Dylan Thomas, me gusta su ritmo. Lo estoy leyendo porque estoy eligiendo a los poetas que serán parte del curso de creación literaria que dictaré el próximo año. Entre los poetas que formarán parte de mi curso están: William Shakespeare, Dylan Thomas, Pablo Neruda, César Vallejo y Wislawa Szymborska. Quería incluir a Pizarnik, pero no he encontrado su obra en inglés. También incluyo a Santiago Herrera, un poeta estadounidense muy vital, y a Blanca Varela.

–¿Te ves como poeta más adelante?
No lo descarto, pero no es mi género. Lo mío es la narrativa.–¿Era inevitable el final trágico de “Summa caligramática”? Al comenzar la novela pensé que habría un final abierto, pero conforme fue avanzando la historia me di cuenta de que el personaje principal no podía vivir atormentado toda su vida, por eso sucede el final trágico.

El dato
José de Piérola (Lima, 1961) radica en los EE UU desde 1990. Después de estudiar ingeniería, y trabajar como consultor en Lima y Los Ángeles, optó por su carrera literaria en 1997. Ha publicado las novelas “Shatranj. El juego de los reyes” (2005), “Un beso de invierno” (2000) y “El camino de regreso” (2007); y el libro de cuentos “Sur y Norte” (2008). Actualmente enseña creación literaria en la Universidad de Texas.

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