Miguel Ildefonso
Tercer peldaño Tercer peldaño

Por Eduardo Alcantara Castro
Fuente: Expreso, Lima 07/09/09
http://www.expreso.com.pe/edicion/index.php?option=com_content&task=view&id=65436&Itemid=37

El escritor limeño acaba de publicar su tercera obra narrativa, “El último viaje de Camilo”, a través del Grupo Editorial Norma.

–Tiene publicados dos libros de narrativa, ¿”El último viaje de Camilo” es parte de una trilogía?
Cada libro es individual, pero “El último viaje…” se puede leer como el final de los anteriores, ya que aquí rescato los personajes y algunas historias sueltas de los libros anteriores y trato de hilvanar la historia. Este libro apunta a absorber muchas dimensiones de cierta época, a través de personajes jóvenes que están condenados a una búsqueda de mantener íntegra su inocencia. En los tres libros hay mucho de testimonio y soy más evidente que en mi poesía. Tenía que escribirlos antes de que se me olvide, me transforme o me vuelva más gordo o más calvo. Esta trilogía es una especie de inicio a varios proyectos de narrativa que tengo en mente

–Al cultivar también la poesía, ¿le es difícil transitar entre estos dos géneros?
Creo que sí, aunque ahora me siento muy seguro de ambos. Antes estaba más enganchado con la poesía, mi relación con el lenguaje era muy intensa y me costaba mantener cierta objetividad con el lenguaje. La poesía la concibo como escenas, como parte de la realidad y que se filtra en la memoria. Si bien transmito muchos sentimientos, también he tratado de transmitir ideas. No me ha costado, por ese lado, pasar a la narrativa, pero si me ha costado mantener esa distancia con el lenguaje.

–Sin embargo, en “El último viaje…” no se desprende del todo de la poesía, incluso la estructura parece manejarse en prosa…
Sí, y los personajes también son poetas. La idea que guían a estos personajes asociales es la poesía, y el lenguaje obedece a este discurso delirante y otras veces racional. Estos libros pueden ser una especie de transformación del poeta al narrador, visto a través del lenguaje mismo. Ahora, estos géneros los manejo con mayor control.

–Ha admitido influencias de Javier Heraud, Charles Bukowski, César Vallejo y Luis Hernández. ¿Tiene algo que ver la vida trágica y la muerte  prematura de estos autores con su interés por ellos?
Ese es mi lado morboso (Risas). Algunos artistas siempre han deseado morirse, sobre todo cuando son jóvenes. Es una forma de transcender físicamente, pero espiritualmente la transcendencia es el arte y eso es lo que retrata la historia de Camilo. Al final no se sabe si Camilo se mató o no, o quizás no importa mucho, pero hay alguien como Paul que se encarga de hacerlo transcender. Es la frustración de un artista que puede haber nacido para llegar más lejos, pero esta realidad es tan fuerte que lo domestica o lo mata. Este libro es mi muerte simbólica, intento persistir en el arte, que es mi forma de buscar la transcendencia.

–¿De dónde nace su interés por narrar historias de personajes marginales?
He vivido siempre entre las fronteras. He vivido en La Victoria, en una urbanización llamada Apolo, rodeado por avenidas y siempre lo vi como una frontera de lo formal y lo emergente. Cuando viajé a Estados Unidos terminé viviendo en la frontera con México. Entonces, siempre me he sentido entre límites y en mis proyectos he tratado de plasmar ese lado marginal, no necesariamente por el interés morboso de hurgar en lo sórdido, sino como una crítica al sistema y para rescatar sus puntos positivos.

–Para terminar, ¿cuáles son sus próximos proyectos?
Tengo varias ideas de novela y prosa que me cuestan emprenderlas por cuestiones personales: pienso salir del país nuevamente. Estos proyectos ya no tendrán nada de biográfico o al menos casi nada; pienso que he logrado una madurez que ojalá se muestre cuando estén concluidos. Por el momento pienso en migrar, no sé si a Estados Unidos o a Europa. No importa mucho eso: he podido construir mi propio mundo que puedo llevar en una hoja de papel.

El dato
Miguel Ildefonso (Lima, 1970) estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú y ha publicado el libro de cuentos “El Paso” (2005) y la novela “Hotel Lima” (2006). También ha publicado los poemarios “Vestigios”, “Las ciudades fantasmas” y “Los desmoronamientos sinfónicos”, entre otros.   
 

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