Jorge Díaz Herrera
El placer de leer a Vallejo en zapatillas El placer de leer a Vallejo en zapatillas

Por César Franco
Fuente: Fama. Suplemento de la República, Lima 23/05/09
http://www.larepublica.pe/archive/all/fama/20090523/7/node/195068/todos/1547

Libro de ensayo de Jorge Díaz Herrera. Nueva propuesta de leer la poesía del vate santiaguino desde los planos del humor.

Quien acomete una reforma a fondo, cualquiera sea su campo, se halla expuesto a sufrir el embate de los fanáticos a favor y en contra”, afirmación de  Luis Alberto Sánchez que bien puede ser el preámbulo a las opiniones que despierte la visión que Jorge Díaz Herrera expone, en El placer de leer a Vallejo en zapatillas (Ed. San Marcos), acerca de la personalidad y poesía de César Vallejo.

El placer de leer… motiva una nueva lectura de la poesía vallejiana. Desestima la tubular manera de apreciarla  solo a través del dolor, y abre una ventana para descubrir tanto en la personalidad del poeta como en sus versos un notable sentido del humor.

El libro tiene tres partes: “El humor en la poesía de Vallejo”, “Encuentros” y “Poemas”. En la primera, J. D. H. hace una exhaustiva exposición de los principios estéticos que guían el texto. Resalta testimonios que evidencian la personalidad del poeta, destacando su inclinación por la ironía, el humor,  el habla popular de su mundo nativo, que dan a sus versos nuevas connotaciones. “Tengo pues derecho/ a estar verde y contento y peligroso”. “Hay , ganas lindas de almorzar/ y beber del arroyo y chivatear”. “No te hagas la que está durmiendo”. “se desquita y nos tunde a palos”.  “Duda. El balance punza y punza/ hasta las cachas”. “tu suegra llora/ haciendo husecillos de sus dedos”. “el piojo padre”  

Díaz Herrera afirma que en su poesía Vallejo no abandona su lenguaje familiar; lo transfigura en la más alta categoría estética. “La nutriente materna, las expresiones del hogar permanecen, convertidas por el genio del artista en expresión universal”. Suma anécdotas que hacen ver el carácter risueño del poeta: “Qué suerte la nuestra. Tener para abrir el apetito y no para cerrarlo”, le dice al músico Alfonso de Silva luego de agotar el dinero en un suculento aperitivo.

En “Encuentros”, D.H. alude a la afirmación de Vallejo cuando declara que sus versos  más que palabras son experiencias, y sostiene que muchas imágenes o alegorías  resultan incomprensibles para quienes no han vivido  o no se han encontrado con situaciones semejantes a las que motivaron ciertos versos. Cita a Margarite Yourcenar: “… la vida me aclaró los libros”. Algunos ejemplos: Verso de Vallejo: “La salud va en un pie. De frente, marchen”. Explica D.H. “Fácil imaginar la suerte que correrá el desventurado al ejecutar tan imperativo mandato”. Verso de Vallejo: “subes a acompañarme a estar solo”. Sostiene D.H. : “¿Se sentiría bien o útil a quien se le dice acompáñame a estar solo?”.

En la tercera parte, J.D.H. cita los poemas cuyos versos demuestran sus afirmaciones. Conclusión: El poeta a quien se le ha visto  envuelto en una nube de soledad, dolor, melancolía, sin espacio alguno para la risa, exige luego de  El placer de leer a Vallejo en zapatillas, una nueva y más amplia apreciación.
 

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