Pedro Cornejo Guinassi
“Escribo para no matarme”

Por Ghiovani Hinojosa
Fuente: La República, Lima 13/03/11
http://www.larepublica.pe/impresa-domingo-2011-03-13-pag20

Quien fuera por años el crítico de rock más leído y respetado del medio experimenta hoy una reinvención creativa. Pedro Cornejo Guinassi, periodista cultural, catedrático universitario y columnista de aquellos, ha publicado en los últimos seis meses un libro autobiográfico, un conjunto de ensayos y una tesis sobre San Agustín. Aquí revela por primera vez sus demonios internos, su aversión por el ser humano y la redención que aguarda en la nueva etapa de su vida.


En solo seis meses has publicado tres libros: Sin pena ni gloria (setiembre, 2010), Miseria de la política (noviembre, 2010) y  A campo traviesa (febrero, 2011). ¿Qué hay detrás de esta especie de vómito editorial?
–Yo publiqué mi último libro sobre rock en el 2004. Desde entonces hasta el 2010 no había publicado nada, pero tenía bastantes cosas trabajadas. Decidí publicar estos libros por una cuestión mental: ya tengo casi 50 años. Uno se puede morir en cualquier momento. Hay que apurarse, ¿no?

–En el prólogo de tu último libro, mencionas el “tráfago incontrolable que fue mi vida cotidiana” en los dos últimos años. ¿Te refieres al periodismo?
–No, a mi vida personal. Cualquier persona que lee Sin pena ni gloria, un libro enmarcado dentro del género literario autobiográfico, puede darse cuenta de que mi vida no ha sido muy feliz. La última década fue particularmente difícil, marcada por el hecho de que mi única hija se fue a vivir con su madre a Inglaterra cuando tenía 13 años. Eso me golpeó durísimamente, me produjo un impacto emocional que me ha tomado muchísimo tiempo llegar a manejar. Y muchas cosas se desestabilizaron en mi vida.

–¿Entre ellas tu faceta como ensayista, historiador y crítico de rock?
–Lo que me frustró en ese aspecto fue que no había interlocutores aquí, personas con las cuales discutir sobre el tema. No encontré alguien que me dijera, por ejemplo, ‘tu interpretación no es la más apropiada por tal y tal razón’. Mi interés por el rock era teórico. Yo me metí a estudiar filosofía porque descubrí el rock. Mi relación con este género fue desde el principio, si quieres, intelectual. Para mí escuchar un disco cuando tenía 16 años era como leer un libro.

–Integras una generación a la que también pertenece el periodista Óscar Malca. Ustedes dos eran para muchos las promesas intelectuales y literarias del grupo, los arquetipos de escritor. ¿Piensas que cubrieron esta expectativa?
–(Medita varios segundos). Fuimos una generación que se autosaboteó permanentemente. Una generación muy conflictuada. No supimos manejar adecuadamente nuestros conflictos personales. Eso hizo que probablemente no produjéramos en su momento todo lo que probablemente pudimos producir. Mi primer libro de rock salió en 1994, y lo debí publicar en 1985. Si hubiera sido un tipo emocionalmente estable, debí haberme ido becado a otro país en 1983, cuando terminé de estudiar filosofía. Para mí, Sin pena ni gloria es un punto de quiebre, un nuevo comienzo en mi vida.

–En ese libro retratas a tu padre como una persona violenta, autoritaria e indolente, y a tu madre como alguien indiferente, melancólica y fría. ¿La agresión física y psicológica que recibiste te condujo al abrigo del rock?
–Sin duda. Cuando la vida en tu casa es una mierda y la vida en tu colegio es una mierda, si no encuentras un sitio donde la vida sea digna de ser vivida, te matas o terminas volviéndote medio loco. El rock me salvó, aunque solo en parte porque hay muchas cosas que ni el rock ni el psicoanálisis –que hago desde hace 20 años– me las pueden evitar. Hay espinas clavadas en el costado, como dirían The Smiths en una canción. Pero, sin duda, el rock me ayudó a sobrevivir. Como la escritura. Bukowski decía: “Yo escribo para salvar el culo”. Yo escribo para sobrevivir. Yo escribo para no matarme. En cierta forma es eso, porque hay muchas más razones para matarse que para seguir viviendo.

–¿No hay razones para seguir viviendo?
–Para mí siempre ha sido asombroso que la gente se aferre a la vida, es algo que no puedo entender. No hay razones para ello, o casi no las hay. En mi caso, son muy pocas: mi hija, el escribir, el rock y el cine. Mi vida es así: aburridísima. No salgo a la calle; sólo leo, escucho música y escribo. Y, ahora, voy a trabajar al periódico.

–También enseñas Ética en la universidad Católica. He leído que a veces lo haces con audífonos puestos escuchando música a un volumen muy alto para “protegerte” de un eventual contacto personal con tus alumnos.
–Claro, trato de evitar el contacto con la gente. Todo el mundo se quedaba sorprendido cuando empezó la ola de conciertos, hace unos años, y yo no iba a ninguno. Ni siquiera fui a ver a REM y B–52’s, grupos que siempre me han gustado mucho. Teniendo entradas. ¿Por qué? Porque simplemente detesto las multitudes.

–A pesar de que te criaste en la tribuna sur del Estadio Nacional, adonde ibas a alentar al Sporting Cristal.
–A pesar de eso. Ya no me gusta. Todas mis entradas las regalaba. Para mí el rock es una experiencia absolutamente solitaria.

Alegato contra el hombre

–¿Suscribes la frase misántropa de tu personaje: “No tengo ninguna simpatía por el género humano”?

–Sí. A mí el ser humano me parece detestable, básicamente. Es cierto que es capaz de hacer cosas bacanes, pero fundamentalmente es nocivo. Dostoievsky decía que el hombre es el único animal verdaderamente cruel. Yo siempre se lo repito a mis alumnos. El hombre es el único animal que hace daño por placer, que tortura. Y no me refiero necesariamente a las torturas de los gobiernos, sino a las torturas cotidianas. Las que sufrimos en la casa: las que los padres les infringen a los hijos, las que los hijos les infringen a los padres y las que los hermanos se infringen entre sí.

–Alguien te podría retrucar que no todos los hombres son torturadores.
–Todos los seres humanos tienen un lado loco y perverso. Unos lo manejan mejor que otros. Allí están el colegial que mata a 15 con una metralleta y el padre que encierra a su hija en un sótano por 24 años. Esos son los seres humanos. Somos capaces de lo peor. Claro, alguien dirá: ‘También, capaces de lo mejor’. Pero, como va el mundo, hemos sido capaces de lo peor en mucha mayor medida que de lo mejor. El ser humano tiene una capacidad inagotable para empeorar las cosas. Lo lamento por las generaciones futuras.

–Siento que tu pesimismo está directamente asociado con la violencia que sufriste de niño, por ejemplo la que te infringieron con crueldad monjas y curas.
–Eso es parte de lo que hace que yo tenga tanto resentimiento hacia el ser humano. El hombre me parece, fundamentalmente, hipócrita. Y no hablo de una abstracción, sino de seres humanos concretos, gente con la cual he tenido que lidiar. Y, por lo tanto, también de mí mismo. Uno no puede ser tan conchudo de ser un misántropo y creer que uno es lo máximo. Toda la mierda que hay en la gente también está en uno. Solo que en algunos casos sale de una forma y, en otros, de otra. Por ejemplo, un tipo mata a martillazos a su empleada y otro le hace la vida imposible a su hijo, atormentándolo psicológicamente, diciéndole que todo lo que hace está mal, destruyéndole el autoestima sistemáticamente. Legalmente, el pata que agrede con un martillo a otra persona está cometiendo un delito; el otro, no. Pero ambas cosas son igual de atroces.

–¿Ha sido el suicidio un fantasma recurrente en ti?
–Sí, como idea. No es que alguna vez lo haya intentado. Pero nunca he tenido apego por la vida. Para mí la vida siempre ha sido muy difícil: al levantarme, no veo ‘un día más de gozo’, sino ‘un día que hay que sacar adelante’. Siento que nunca he sido capaz de lograr las cosas que pude hacer y que, básicamente, he fracasado. Siento que los 20 o 25 años que le dediqué al rock fueron una pérdida de tiempo. Fueron años en los que debí estar escribiendo los libros que estoy escribiendo ahora.

“SER CÍNICO TE AYUDA A SOBREVIVIR”

–¿Cómo te sientes al constatar que la noticia es una mercancía y trabajar, al mismo tiempo, en un medio de comunicación?

–Trato de no involucrarme personalmente, de mantener mi trabajo en medios simplemente como una chamba similar a la de un obrero. Cuando trabajaba en la revista Somos hace unos años, bromeaba diciendo: ‘No soy periodista, tampoco me he creído alguna vez eso del editor; simplemente soy un obrero especializado. A mí me han contratado para que esta revista salga semanalmente con estas características y sin errores, y trataré de que sea así’. Ahora, que yo me sienta identificado, que tenga la camiseta del medio, para mí son cojudeces. Para mí, termina la chamba, me voy a casa y no pienso más en el trabajo.

–Te desdoblas, entonces.
–Sí, claro. Si uno quiere mantener cierta cordura, curiosamente debe saber cultivar cierta esquizofrenia para vivir y cierto cinismo. En esta época, el cinismo te ayuda a lidiar con el mundo.

Perfil

• Nombre completo: Pedro Raúl Cornejo Guinassi.
• Edad: 49 años.
• Estudio: Licenciado en Filosofía por la Universidad Católica del Perú.
• Trabajos actuales: subeditor de la revista Somos y docente del curso de Ética en la PUCP.
• Libros: Juegos sin fronteras (1994), Sobrecarga (1998), Alta tensión. Los cortocircuitos del rock peruano (2002) y El rock en su laberinto (2004). Su nueva etapa: Sin pena ni gloria (2010), Miseria de la política (2010) y A campo traviesa (2011).


SUS TRES ÚLTIMOS LIBROS: UN RENACER

"(La violencia de mi padre) era gratuita y arbitraria, es decir, no tenía justificación ni lógica alguna. Su propósito no solo era castigar sino humillar, eliminar todo rezago de dignidad en sus víctimas, en otras palabras, anular su autoestima”.

"El planteamiento de San Agustín sobre el Estado puede calificarse de ‘minimalista’, en tanto le asigna un papel muy específico: el de mantener la paz, aunque para ello deba recurrir a menudo a la coerción y a la fuerza”.

"El gran derrotado es el sujeto pensante que renuncia a su condición de tal, perdiendo, de ese modo, su capacidad crítica, su capacidad de resistencia frente a un sistema económico que funciona de una manera implacablemente eficaz”.

 

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