Por Pedro Escribano
Fuente: La República, Lima 03/08/11
http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20110803/32/node/373093/todos/11
Novela hurga la violencia política que ensangrentó a nuestro país y donde hubo víctimas inocentes.
–Vives cerca de 30 años en España. ¿No te desarraigaste?
–Al contrario, lo siento más cerca porque gracias a los medios de comunicación estoy el día con los avances y problemas de nuestra patria. Además, cada dos años vengo a nuestro país donde también publico mis libros. Es increíble, pero cada día que pasa añoro más a mi adorada tierra Wanka y a mi amado Perú. Pero eso sí, sin dejar de querer a España que me abrió las puertas para publicar más de 25 libros, además, mi familia está allá y mis nietos han nacido en Madrid.
–Tu última novela, Gritos en silencio, ofrece una visión del Perú de los últimos años.
–Sobre todo, la sangrante década de los noventa. No olvidemos, durante esos años se agudiza la violencia, las desapariciones forzosas, las muertes impunes están a la orden del día. Desaparecen líderes campesinos, mineros, profesores, periodistas, estudiantes de secundaria y universitarios. Desgraciadamente, el Perú entero parece haber entrado a una guerra fratricida, con las más trágicas y desgraciadas consecuencias.
–Entre los protagonistas destaca Julia, ¿qué sea mujer fue ex profeso?
–Julia es la protagonista en la vida real y en la novela. Con otro nombre, pero sí la misma edad. Tiene que aprenderse de memoria los nombres, apellidos y ocupación de un grupo de prisioneros, que como ella están siendo trasladados en uno de los camiones de la muerte. Los detenidos y un soldado la ayudan a escapar para que entregue sus señas a los medios de comunicación, y sus familiares puedan identificarlos para que no continúen buscándolos en hospitales, morgues y comisarías, en la más desesperante procesión humana.
–Que los personajes, sobre todo las víctimas, sean de distintos lugares del país, ¿intentas representar la convulsión que vivió todo el Perú?
–Efectivamente, pero además pretendo hacer un recorrido político, social, económico y religioso de los diferentes lugares de procedencia de cada uno de los protagonistas. No olvidemos que cada persona, por más humilde que sea, forma parte importante de la comunidad peruana y del desarrollo de nuestra historia, aunque algunos no lo quieran ver así.
–¿La violencia vivida en nuestro país es una cantera literaria inevitable?
–Sí. Se puede hacer innumerables novelas sobre este tema. Mira, la Guerra Civil española duró tres años y ya son cientos de novelas las que ha producido. El conflicto en nuestro país hizo sufrir al pueblo peruano casi 20 años, y posiblemente sean muchos más los escritores que aborden estos sucesos. Lo importante en el plano literario es la manera de enfocar el problema. Se trata de reinventar una realidad creíble, sin abundar en lo imaginario pero sí acercarte en lo posible a la verdad.
–¿Insistirás con el tema?
–Es la misma pregunta que me ha hecho tu amigo el escritor Carlos Villanes Cairo y tómalo a bien por favor. El próximo año te voy a entregar mi nuevo libro.
Los niños y los viajes culturales
–¿Cómo así te has abierto también un reconocido camino en la literatura para niños?
–Desde muy niña me ha encantado inventarme cuentos, claro, las culpables directas son mi madre, quien me contaba historias y me leía cuentos y en el colegio, y una profesora de secundaria, quien me hacía saborear a los clásicos universales. Agradezco a España, donde hice tres doctorados y me abrió las puertas para publicar más de 25 libros.
–¿Qué seduce de la escritura de una peruana a los niños españoles?
–Como la mayoría de mis novelas están ambientadas en el Perú, a los niños españoles les encanta trasladarse a culturas diferentes, conocer la variedad y riqueza de nuestra geografía, acercarse a nuestros niños de la selva, de la costa y de la sierra, quienes son tan listos y tan inteligentes como cualquier niño del mundo.