Edgar O'Hara
Édgar O'Hara: Édgar O'Hara: "No puedo escribir libros de 8 versos"

Por Gonzalo Pajares Cruzado
Fuente: Peru21, Lima 21/08/07 http://www.peru21.com/p21impreso/Html/2007-08-21/imp2cultura0773135.html

Perteneció a La Sagrada Familia, un grupo poético de los años 70 que quiso cambiar el mundo con socialismo y poemas. Hoy, pleno de poesía, Édgar O'Hara (Lima, 1954) vive y es profesor en Estados Unidos y, desde 2003, aborda proyectos poéticos más ambiciosos. Uno de ellos es Cada ovillo, cada cordel (Fauno editores), que acaba de publicar.

En su nuevo poemario usted traduce, se apropia -citándolos- de los textos de poetas estadounidenses.
En toda traducción hay un ejercicio de creación. En algunos casos me mantengo cerca del original y, en otros, doy una versión más mía. Además, su inclusión obedece a la distribución del poemario -que tiene 12 capítulos con 12 poemas cada uno-: quiero dar una sensación de temas comunes. Hay poetas de lengua inglesa que tienen creaciones que yo podría haber escrito. Por allí va el diálogo entre poéticas.

¿Cuáles son los temas que aborda?
El amor, el paso del tiempo, lo sagrado, la cotidianeidad, lo profano y más.

Cada ovillo, cada cordel tiene un espíritu abarcador, cuasi totalizante.
Esas son palabras mayores. En 2003, publiqué Por el agua oscura, un poemario más extenso que este. Llega un momento en la vida de todo creador, donde uno siente que puede afrontar el desafío de un libro con mucha seguridad. Sentí en mis poemas 'la experiencia del lenguaje'. Esto me permitió encarar proyectos grandes -como Por el agua oscura y Cada ovillo.- donde la lengua me decía -usando una expresión de Marcos Calderón a José Navarro, un marcador de punta de los 70-: "Vaya, O'Hara, proyéctese". Es decir, atrévase, tome riesgos.

Imagino que abordar semejantes proyectos exige mucha disciplina.
Hay diversas etapas. Con las versiones de poemas ajenos uno debe ser muy disciplinado, 'estar en la lengua'. Para usar un término futbolístico -yo he sido futbolista profesional- uno debe 'estar en el partido'. Para mis poemas yo voy guardando, en muchos papelitos, ideas e imágenes. Cuando siento que estoy en el lenguaje, en el partido de la lengua, saco los papelitos y trabajo, pero dejando un poquito de agua en el oasis, como decía Hemingway, para continuar al día siguiente.

Cada ovillo... es, también, un poemario lúdico y con mucho humor.
Así es. El humor forma parte de la vida y con él se puede afrontar muchos temas, incluso el erotismo, el paso del tiempo, la descomposición. El humor del poemario es pretendidamente intelectual pero permite una lectura 'popular'. Todo el libro está marcado por ese oscilar entre lo absolutamente cotidiano y lo 'trascendente'.

¿La poesía puede abarcarlo todo?
Es una excelente pregunta pero, para contestarla, vuelvo a la misma idea: depende de la experiencia del lenguaje. Todo poema encierra una experiencia de vida, una narración escondida, pero debe, además, tener una experiencia del lenguaje, requisito fundamental para llamarse logrado. Los lectores somos quienes sentimos -o descubrimos- si el poeta tiene esta intuición, ese estado de gracia. Muchos poetas tienen experiencias de vida; pocos, experiencias de lengua.

¿Los años le han otorgado la capacidad de abordar proyectos mayores?
Antes, mis proyectos superaban mis capacidades. Dejé de escribir durante ocho años, hasta que sentí que podía unir las líneas de mi poesía en un concepto: 'el agua oscura', lo sagrado, es decir, el lenguaje. Allí nació Por el agua oscura. Desde entonces, lo siento, ya no puedo publicar un librito con ocho versos, con ocho poemas.

¿Qué pasó para que encuentre esa 'experiencia del lenguaje'?
Ese es el misterio de la poesía.
 

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