Luis Millones Santa Gadea
"Cuando muere un niño recién nacido, se tuerce el futuro"

Por José Gabriel Chueca
Fuente: Peru21, Lima 05/07/07
http://www.peru21.com/P21Impreso/html/ImP2EntrevistaIndex.html

Todos los niños se van al cielo, libro en el cual el reconocido investigador Luis Millones nos ilustra sobre las impresionantes creencias populares alrededor de un tema terriblemente doloroso: la muerte de los niños.
 
"El libro aborda el universo sobrenatural de los niños muertos. Es un tema que investigo hace tres años en varios departamentos del Perú. Y tiene que ver con los duendes, que son la cara oscura de los niños muertos, su cara maligna. Es algo que siempre me pareció antinatural", explica Luis Millones acerca de su reciente libro, Todos los niños se van al cielo.
 
Su libro comienza con el testimonio de una señora que decía haber visto un duende.
Mucha gente dice que los ha visto. Y es una creencia que se da en territorio urbano y rural. De hecho, tengo una colega muy inteligente que me contaba que en Cusco, cuando estaba en el colegio, la profesora les decía que no se quedaran hasta tarde porque mezclados con los alumnos había duendes, que raptaban o enamoraban y embarazaban a las niñas.
 
¿Por qué perduran estas creencias?
Esto se explica muy bien por el contexto de la sociedad peruana, en la cual el índice de muertes de niños es muy alto. Es un tercio de los que nacen. También están los abortos -cuya cifra nunca sabremos- y la propia matanza de niños.
 
¿Matanza?
Sí. Porque algunos nacen y las mismas madres, por razones que tienen que ver con la concepción y los prejuicios, los matan. Para un niño, las posibilidades de sobrevivir en el Perú son bajas.
 
Me decía que la dualidad niño-maldad que encarna el duende es un contrasentido en nuestra cultura.
El niño que muere ya es un contrasentido. Porque un recién nacido es una apuesta por el futuro y, al morir, se frustra todo: el futuro se tuerce. Estos temas, entonces, aluden a los universos que han creado las sociedades americanas para sobrevivir con esa doble frustración.
 
Tenía entendido que los niños muertos, antes de ser bautizados, iban al limbo. Usted rastrea un poco la historia de este concepto en su texto.
Sí. Virgilio dio las pautas y Dante aprovechó para su construcción del universo mental de la Edad Media. La idea del limbo cobró mucha fuerza en el universo cristiano a pesar de la feroz oposición de San Agustín, que dijo que el niño que moría sin ser bautizado se iba al infierno.
 
En una.
Por eso Santo Tomás tiene que intervenir. Y en eso estamos: en la discusión entre el dogma y el nivel de percepción de los dogmas que hay en las sociedades cristianas en general, donde esas discusiones no llegan porque la capacidad de evangelizar es mínima. Pensemos en Mórrope, que tiene 38 mil habitantes y un cura. Yo le conté sobre este tema y me dijo: 'Ah, curas ociosos'.
 
Pero la gente acepta el limbo.
Tiene que ser así, porque la sociedad requiere fórmulas que aseguren la felicidad del niño, para que los que se queden puedan seguir viviendo.
 
Según su libro, el niño que muere se vuelve ángel, duende o picaflor.
Ángeles y aves están muy emparentados. Tanto así que la Iglesia llegó a prohibir que se pintara ángeles porque, por sus alas, podían fomentar un culto a las aves. En cuanto a que se conviertan en duendes, tiene que ver con la cara oculta del asunto. Aun los picaflores, cuando llegan a una casa, son anuncio de muerte. El cristianismo nos lleva a separar bien y mal. La población popular piensa diferente. Si uno no cumple con la Virgen de la Puerta, esta se convierte en serpiente y ahorca a la gente de Otuzco. Está la historia de este señor que vendía cuetes, que no quiso venderlos en su fiesta y a quien la Virgen le quemó la casa. Los seres sobrenaturales nunca son buenos ni malos. Son poderosos. Y si cumplimos las reglas del ritual, estarán a nuestro favor. Si no, en nuestra contra. Igual pasa con los niños muertos: son buenos y malos a pesar del sistema de creencias de la Iglesia.
 
Me decía que a los niños muertos había que alimentarlos con miel.
Sí. Es una figura hermosa inspirada en darle el néctar de las flores a un picaflor. En el bajo Piura se hace eso. El primero de noviembre, en los pueblos de allá, las madres que han perdido a un niño salen de luto -o con una prenda negra-. Y las madres que tienen niños pequeños van vestidas de fiesta. Y cuando una madre doliente -de ese año o de hace 40 años- encuentra a un niño que se parece al suyo, lo llama y le da miel en la boca. Así alimenta a su hijo que está en el cielo.
 
Autoficha 
Nací en el año 40, pero mis tías decían que fue en el 39; lo que está claro es que soy piscis. Mi primer recuerdo es de la calle Sandia, en el Centro, pero la versión de mi madre es que nací en Ascona. La primaria la hice en seis colegios distintos, y la secundaria la hice en un colegio pésimo -lo odié con toda mi alma-; entonces, nunca fui a clases; solo fui para jugar fútbol. Tengo cinco hijos: tres literatos, un antropólogo físico y un geógrafo, todos en vida académica. o sea que no han escarmentado.
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