José Antonio Mazzotti
La poesía como bocanada La poesía como bocanada

Por Giancarlo Stagnaro
Fuente: El Peruano, Lima 22/02/07

José Antonio Mazzotti (Lima, 1961), conocido poeta de la generación del 80, acaba de publicar su sétimo libro, Sakra Boccata, en edición peruana por el sello Mundo Ajeno. Conversamos con el poeta y docente de literatura hispánica de la Universidad de Tufts (Estados Unidos).
 
En tu nuevo poemario se ve una tendencia clara hacia lo “neobarroco”, que en Señora de la noche (1998) ya se veía venir. ¿Esta nueva etapa supone mucha diferencia con el primer Mazzotti?
–En el poema “Yegua es la hembra del caballo”, había un subtítulo de Roman Jakobson (“después de una lectura de...”) que revelaba la conciencia del quehacer verbal, incluso en un poema explícitamente amoroso y erótico como ése. No creo que eso haya cambiado, pues es evidente que escribo desde muy temprano una poesía “culta” y hasta exclusivista. En ese sentido, me identifico más con un Góngora que con un Lope de Vega.
 
¿En qué camino se halla actualmente tu producción poética?
–Mi poesía ha buscado en los últimos años rutas menos claras, menos predecibles que las del primer conversacionalismo. He ido pasando de ser un apolíneo a convertirme en un dionisiaco y hasta en un órfico, es decir, me interesa otra música, el canto como canto y la dicción poética como sorpresa, sin lógica ni secuencias predecibles.
 
¿Por qué el título de corte arcaísta Sakra Boccata?
–Es una metáfora de la poesía como aliento divino, viejo tópico del medioevo. Significa literalmente “la sagrada bocanada”. El libro se alimenta de diversas vertientes míticas y esotéricas que buscan una ampliación de los registros de mi propia poética, como dije.
 
El erotismo es una de las facetas en que el quehacer poético se transmuta para atrapar el momento, fijarlo sobre la página en blanco ante la impotencia de la cotidianidad y del propio lenguaje convencional. De ahí la grafía vanguardista y el italiano, que remite a una tradición alterna, pero paralela a la del español, al que llamo “lengua casta-i-llana”.
 
¿Qué piensas de la recepción a tu libro?
–Hay una reseña del crítico Javier Ágreda, a quien habría que recordarle un poco las peculiaridades de la poesía. Primero, me identifica como “uno de los fundadores y líderes del polémico grupo Kloaka”, cuando sólo fui amigo y compañero de ruta, pero no figura protagónica. 
 
Luego Ágreda sostiene que mi primer poemario, Poemas no recogidos en libro, era “un conjunto de textos que giraban en torno al tema del amor”. Un chequeo básico: de las tres secciones de ese libro de veinticuatro poemas, apenas una, la tercera parte, se dedica al tema. 
 
Ello se hace más evidente en mi quinto libro, Señora de la noche, que retoma un verso de Octavio Paz alusivo al amor. Mal se sostiene la ligereza de Ágreda de que “después de varios poemarios y algunos libros de ensayo (...) Mazzotti vuelve a ese tema en su poemario Sakra Boccata”. Esto es saltarse la bibliografía con garrocha. Y, de paso, perderse el sentido del título, que alude a la poesía tanto como al erotismo.
 
Pero quizás la intención de la crítica fue señalar una continuidad estilística...
–El asunto aquí es distinto: la superficialidad de ciertos críticos respecto a la poesía. Bastará terminar con una desfiguración: cita un verso mío como “repta la lengua en la acequia perfumada” en vez de “repta la lengua por la acequia perfumada”, que tiene una cadencia más simétrica (4-8-12) y está lejos de ser estrictamente descriptivo, como indica.
 
¿Sabrá Ágreda que ni las lenguas reptan ni las vulvas son acequias? 
Citar a la diabla es frecuente en cierto periodismo, pero cuando de poesía se trata, es receta para el resbalón. Para criticar poesía hay que saber leer poesía y comprender “lo irracional”.
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