Fernando Iwasaki
"Neguijón", novela de Iwasaki

Por Javier Agreda
Fuente: La República, Lima 09/07/05

Dentistas y cirujanos
 
La última novela del reconocido escritor limeño es una divertida mirada a las más dolorosas e irracionales prácticas médicas del Siglo de Oro español y del barroco americano.
 
Historiador formado en la PUC, Fernando Iwasaki une en su narrativa el interés por el pasado y los documentos históricos con su peculiar y desenfadado sentido del humor. La fórmula ha funcionado bastante bien en algunos de sus relatos cortos, como en El derby de los penúltimos, pero no tanto en Inquisiciones peruanas (1997), su primer intento de narración más amplia. Ocho años después, Iwasaki se anima por fin a dar el salto a la novela histórica con Neguijón (Alfaguara, 2005), una ficción ambientada en la España y el Perú de hace cuatro siglos, y centrada en las prácticas médicas de la época.
 
Neguijón cuenta dos historias paralela y alternadamente: la de un violento motín en una cárcel de Sevilla en 1598 (capítulos pares) y la de un grupo de amigos reunidos en torno a un sacamuelas callejero en la Lima de inicios del XVII (capítulos impares). Ambos relatos tienen personajes en común: Gregorio de Utrilla, el librero Linares, el caballero Valenzuela, el inquisidor Tortajada, etc. Pero mientras que en el primero asistimos, desde la enfermería de la prisión, a todo tipo de amputaciones y operaciones de emergencia; en el segundo Utrilla nos cuenta los pormenores de su oficio de sacamuelas, y de su incansable búsqueda del neguijón, gusano negro responsable -según se creía entonces- de la caries.
 
El autor parece deleitarse con las detalladas descripciones de esas primitivas operaciones y trabajos dentales en los que los pacientes debían soportar dolores hoy apenas imaginables. También detalla el instrumental empleado, y nos lo muestra a través de reproducciones de tratados médicos de la época. A eso hay que sumar que las aventuras de los protagonistas casi siempre versan sobre cloacas o materias orgánicas en descomposición. Pero la prosa fresca y amena, en la que se dosifican bien los arcaísmos necesarios, y la irónica mirada del autor le permiten lograr una narración divertida.
 
Neguijón puede ser visto, entonces, como un libro sobre aquellos aspectos más sucios y primitivos -tan estudiados por Baktín en el medioevo- de una época pródiga en grandes autores en España y en santos en Lima. Iwasaki afirma que se trata de un libro sobre la historia del dolor, además de un "inventario de saberes y supercherías" de aquella época, pues para escribirlo se basó en las fuentes que empleó para una tesis sobre "Lo maravilloso y lo imaginario en Lima Colonial". El origen académico de esta ficción se hace evidente en las 12 páginas que ocupa la bibliografía, libros publicados entre 1500 y 1615.
 
 
Historia vs. ficción
 
Pero, como ya le sucedió en Inquisiciones peruanas, en Neguijón el peso de la documentación acaba aplastando a la creación literaria. No hay aquí una trama que mantenga la tensión narrativa y los personajes son todos planos, sin emociones ni evolución de ningún tipo, salvo la pérdida de dientes o extremidades. Iwasaki ha tratado de hacer una novela histórica barroca a la manera de las de Carpentier, recurriendo a lo descriptivo, a la "espacialidad", a lo real-maravilloso. Pero no logra integrarlos a la ficción y quedan como simples guiños literarios y alusiones intertextuales.
 
Así, Neguijón está más cerca del cuestionado pastiche posmoderno que de la obra carpenteriana. No se trata de la gran novela histórica que parte de la crítica espera del autor, pero sí representa un paso adelante en su obra.
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