Rodolfo Hinostroza
La evolución estético-literaria en los cuentos de Rodolfo Hinostroza La evolución estético-literaria en los cuentos de Rodolfo Hinostroza

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Fuente: Identidades Nº 89, 18/07/05

Lo novedoso y una acertada combinación de referentes, dispares entre ellos, caracterizan la prosa del descollante poeta y narrador Rodolfo Hinostroza. Un estudio de los Cuentos de Extremo Occidente revela las claves y señas de un autor múltiple que se nutre y vuelca en su escritura conocimiento y modernidad.*
 
La obra en prosa de Rodolfo Hinostroza, y en especial sus cuentos recopilados en Cuentos de Extremo Occidente (2002), no puede clasificarse en una tipología regida con criterios tradicionales temáticos, de género literario, o incluso culturales, definidos estos últimos como pertenecientes a un país, una región o a un continente determinado. Ya en la contraportada de la citada edición, el propio autor indica la amplitud del concepto cultural que subyace a su producción cuentística, cuando afirma: "El Extremo Occidente no es sinónimo de América Latina, aunque es un territorio de ficción y de cultura 'donde sopla el viento del espíritu'". Por otra parte, recordamos lo dicho por Enrique Pupo-Walker en su prólogo al libro El cuento hispanoamericano, en el que nos recuerda la "inusitada riqueza del cuento hispanoamericano" (11) y nos advierte de la imposibilidad de hacer una clasificación de la producción latinoamericana, al afirmar: "Casi huelga decir que desde sus orígenes el cuento ha sido refractario a definiciones y a la servidumbre que para la creación literaria supone toda esquematización historiográfica" (13). Podemos afirmar que los cuentos contenidos en Extremo Occidente son el resultado de un largo proceso de creación en la obra de Hinostroza; al no mantener ni unidad temática ni seguir una continuidad de personajes o anécdotas, las narraciones se sitúan dentro de la categoría canónica del género [1]. Responden, eso sí, a una evolución literaria y a la creación de un universo imaginario-simbólico cuyo referente es la realidad peruana contemporánea, al ser el tema principal de "Variante Pasamano", "El muro de Berlín" y "Las leyes del amor". 
 
En "El señor de París" [2], primer cuento del volumen y publicado originalmente en el diario La República de Lima, es muy breve y en él se escuchan ecos de Borges y Cortázar. Hinostroza nos presenta un personaje, el verdugo, y un hecho anecdótico de la justicia francesa por el cual los crímenes no prescriben aún con el paso del tiempo. El cuento está escrito en primera persona. El narrador relata cómo escapa a la ejecución y finalmente es ajusticiado por el hijo del verdugo que asesinó su mujer. Es canónico por su estructura circular, su narración en pasado, de estilo breve y basado en un hecho anecdótico. Si el cuento es, como afirma Mario A. Lancelotti, una "idea y su escritura un rápido, fulminante après coup" (54), "El señor de París" sorprende al lector por la concisión de su escritura y por lo inesperado de su final. Como señalaban los estudios ya clásicos de A. J. Greimas y Claude Brémond [3], siguiendo lo expuesto por V. Propp en sus estudios sobre el cuento popular, las secuencias que contiene "El señor de París", por muy breves que sean, obedecen, de acuerdo con Pupo-Walker, a "paradigmas en los que contrastan, por una parte, la acción restitutiva, y por la otra, la negligencia o fracasos en que han incurrido los protagonistas del relato" (14). El final del cuento responde sin lugar a dudas a estos paradigmas. "El señor de París" es uno de los dos cuentos, junto con "Memorándum", cuya temática tiene como referente exclusivo Europa.
 
 
Fragmentaciones narrativas
 
Si la fragmentación del texto literario y la multiplicidad de registros genéricos rompen las prescripciones del canon de los géneros literarios tradicionales en la segunda mitad del siglo XX, "Memorándum" puede considerarse una obra en la frontera de lo que se ha dado en llamar posmodernidad o posmodernismo. El cuento, dividido en veintidós fragmentos de variada longitud -aunque siempre breves y a veces casi epigramáticos-, se ajusta a una de las características ya señaladas por Edgar Allan Poe para el género. Ésta consiste en conferir un carácter fantástico a sucesos banales o banalizados: no hay ejemplo de mayor banalización que la sección de sucesos de un periódico. Además, "Memorándum" contiene registros discursivos de novela de serie negra, en la que el detective siempre aparece acompañado por una rubia exuberante y sensual en un coche deportivo que completa el estereotipo del género:
 
"El inspector Charles Foix salió de Quai des Orfèbres y se dirigió a un coche deportivo rojo, al volante del cual Waltraud lo esperaba. Mientras ella arrancaba, Foix admiró el tablero de mando enchapado en madera, los asientos de cuero rojo olorosos a cuero, las largas bellas piernas de esa muchacha que decía amarlo" [4]. Sin embargo, la estructura del cuento es más complicada que la de las novelas policíacas de la seria negra. Las escenas de los crímenes, breves y descriptivas, narradas en un discurso objetivo en tercera persona, pueden fácilmente trasponerse al discurso fílmico, tal y como se propuso hacerlo Jorge Semprún. En este relato se intercalan tres categorías discursivas: la noticia de prensa, el discurso policial y el mundo inconsciente de referencias freudianas. La dicotomía entre el mundo del inconsciente y el mundo de lo real se encarna en el personaje Waltraud, la que, por otra parte, lleva el peso de lo fantástico en "Memorándum". El cuento fue publicado por primera vez en 1980, en la edición española de Play Boy.
 
"Variante Pasamayo", al igual que "El señor de París", como ya lo indicamos, y "Las memorias de Drácula" aparecieron en el diario La República de Lima. El primero, "Variante Pasamayo", parece basado en otro suceso policial de un periódico: la muerte de un importante traficante de drogas, en el cuento llamado Gregorio Salcedo, alias Don Goyo. En este relato, Hinostroza utiliza un registro discursivo próximo a la oralidad y recurre a la metaficción para intercalar dos momentos de la vida de Don Goyo en la historia. Este recurso plantea la presencia del "otro", el actor Gregorio Salcedo, y permite al autor implícito crear un mundo en el que le hubiera gustado vivir, un mundo que acaba convergiendo con el real en el desenlace del cuento. Los dos narradores y los lectores comparten un espacio virtual en el que ficción y metaficción se superponen en la memoria del narcotraficante. Desde una perspectiva discursiva, Hinostroza consigue, mediante la repetición de frases, descripciones y diálogos, lograr que ambos espacios se superpongan en el clímax final del cuento.
 
 
Componentes de la parodia 
 
En "Las memorias de Drácula", Hinostroza introduce en este cuento largo todos los personajes principales de la filmografía sobre el famoso e infame conde. Es un homenaje a las películas de vampiros, pero al mismo tiempo una parodia del género. El problema de la intertextualidad se nos plantea mediante la constante referencia a las películas y personajes intérpretes del famoso conde de Transilvania, así como a toda una serie de directores, actores, épocas y períodos que le sirven para establecer una historiografía del siglo XX. 
 
La historia, contada de forma retrospectiva por el propio conde Drácula, nos relata las vicisitudes por las que han pasado los vampiros hasta hacerse con el control de la humanidad. El elemento paródico [5] aparece en la imitación que Hinostroza hace de los clásicos del género, transformando en primera instancia un discurso fílmico en discurso narrativo, y en segundo lugar, la presencia del elemento transgresor al aplicar al mundo de los vampiros la teoría de la evolución darwiniana. El hecho de que, después de una larga adaptación dirigida por las famosas Brigadas Culinarias Internacionales, los vampiros consigan comer no es el único ejemplo de la ironía aplicada por Hinostroza frente a los clásicos procedimientos encarnados por el conde Drácula. Para la conquista de Estados Unidos, el autor peruano organiza en su texto un concierto en Nueva York cuya fanfarria interpreta The vampire is flying / Someone must be bleeding, todo ello bajo la batuta del maestro de ceremonias que es, ni más ni menos, Bela Lugosi [6]. La Iglesia tampoco escapa a la sátira propia de la parodia, al proponer al papa Pío XI como autor de una encíclica titulada Vampirorum Progressio. Y todo esto como una campaña publicitaria, cuyo lema es "La inmortalidad al alcance de su mano". Sólo se salvan Luis Buñuel y Salvador Dalí, a quienes Vlad Dracul les perdona la mordida para evitarles la inmortalidad y acaba diciendo: "Después me enteré que habían hecho unas incongruentes películas surrealistas en las que para nada hablaban de vampiros" (59). 
 
"Las memorias de Drácula" concluye con un vampiro aburguesado, padre de tres hijos de sus dos amantes y viviendo en una casa solariega en Francia que, como narrador del cuento, nos informa en el "Epílogo": "Lo único que provoca cierta insatisfacción a mi apacible vida es que aún no hemos conquistado la luz del Sol" (67), para finalizar con: "Este verano llevaré allí (castillo de Transilvania) a mis hijos: es hora de que conozcan la tierra de sus mayores" (67).
 
 
Pícaros novelistas 
 
"El benefactor", cuento con el que Rodolfo Hinostroza obtuvo en 1987 el primer premio del concurso Juan Rulfo, que se otorga anualmente en París, apareció publicado por primera vez en la revista Hueso Húmero. El cuento narra la vida exitosa de un escritor, incluso en algún momento candidato al Premio Nobel, dice el narrador personaje, después de haber ganado el Planeta, el Rómulo Gallegos y el Médicis. Pero como el mismo narrador afirma un poco más adelante: "Ahora que he declinado mis títulos, puedo agregar que Francisco Orihuela (su nombre) es solamente un bluff". La vida privada del "benefactor" queda en un segundo plano, como un personaje que carece de voz y que lo poco que de él sabemos es gracias a la narración de Orihuela y al título de sus novelas. En el fondo, podemos decir que el cuento trata de la vida de "un impostor" que se aprovecha del trabajo de otro, sin jamás reconocer en público su fraude. El relato adopta la forma autobiográfica falsa, lo que lejanamente nos recuerda a la tradicional novela picaresca. Su contenido de alguna manera es una actualización de la vida de un pícaro moderno, convertido en falso novelista. También podemos pensar, al leer el cuento, que nos encontramos frente a un tratamiento original e invertido de los famosos "negros" que escriben novelas para autores o personajes conocidos. Lo que consideramos importante para el análisis son los títulos de las novelas y los comentarios que de ellas hace el famoso impostor. 
 
La primera, Las muelas de Santa Apolonia, que, según nos explica Orihuela, era el nombre que daba a los dados la soldadesca española durante la conquista de América, trataba de la conquista del Perú y de cómo un capitán español se juega el pectoral del Inca y pierde todo. El propio Orihuela -no olvidemos que era crítico y profesor de literatura- la define en los siguientes términos: "Era bajamente teatral, estaba plagada de falsedades, de ignorancia, y de cinismo" (74). Pero como el propio narrador nos dice: "(...) era fácil de reconocer en ella el tipo de novela destinada a tener éxito..." (74), y Orihuela se aprovecha del éxito a pesar de los falsos remordimientos que en él suscita su mentira. La segunda novela se titula El Pavo a la Moctezuma, en la que un cocinero mexicano vive todo tipo de vicisitudes, una vez alcanzada su libertad, durante la Revolución Francesa y el Directorio. Podemos en este momento advertir que la cronología temática de estas novelas, fuera de su evidente paralelismo con la Historia, también se está refiriendo a la evolución de la literatura y la cultura latinoamericana. Las muelas... corresponden al período de las crónicas; El Pavo..., al romanticismo producto de la Revolución Francesa y a las novelas de recetas de cocina aparecidas en las últimas décadas del siglo pasado. La tercera, primera de la trilogía inacabada, titulada El largo viaje, resultó un fracaso, pero fue rescatada por la segunda, Los hombres de la frontera. En la temática de estas dos últimas, Hinostroza concentra las últimas formas de escritura del siglo XX, al mezclar lo trágico con lo cómico, los temas del feminismo e incluso la propia vida de Orihuela, abriendo la literatura a formas actuales de discurso. B., el benefactor, desaparece, pero Orihuela ya ha conseguido fama y olvido, y vive bien en Estados Unidos después de haber publicado, esta vez un trabajo suyo, unos artículos sobre el indigenismo peruano. Orihuela afirma, una vez decidido a no acabar la tercera novela de la trilogía, "Yo solamente soy crítico, B. era el creador" (87). El cuento "El benefactor" es un resumen crítico del propio autor de la producción literaria latinoamericana, en lo general, y peruana, en lo particular. Una de las frases finales del cuento parece resumirlo. Orihuela nos dice: "Eso es todo cuanto he conservado de B, el amor por las palabras" (88).
 
Las leyes del amor 
 
El penúltimo cuento, "El muro de Berlín", apareció publicado en la revista Hueso Húmero en 2000. Por primera vez, en los cuentos que estudiamos, Hinostroza tratará de la situación social, política y económica del Perú durante el gobierno aprista de Alan García. El tema del cuento es la manipulación de los medios por autores y editoriales para aumentar el número de las ventas y la manipulación de algunos profesores para crear identidades ficticias a los autores que promocionan todo con el mismo ánimo de lucro. El cuento está escrito en un castellano con numerosísimas expresiones peruanas. Hinostroza monta la historia de una superchería, en forma de encuesta policial, en la que todos obtienen o esperan obtener beneficios. El descubrimiento al final de la realidad por parte del profesor Georges Mandel, gracias a una foto en un periódico del "Grupo Los Saltimbanquis festeja cuarto de siglo" cuyos actores y actrices son los actores de la farsa, pone de manifiesto el lado oculto del mundo literario y universitario. Además, en este cuento, Hinostroza expone, por medio del narrador y por boca de los personajes, su opinión del conflicto y la situación por la que ha pasado el Perú en el transcurso de las dos últimas décadas. Pero, al mismo tiempo, y gracias a la descripción de Lima y Huaraz, a la enumeración de personajes literarios y artísticos, nos muestra los rasgos más importantes de su visión de la identidad peruana. Hinostroza ha recorrido un largo camino literario desde "El señor de París" y "El muro de Berlín", es una afirmación de su relación con su propio país. El título del cuento sirve también como punto de anclaje histórico del relato. 
 
"Las leyes del amor" último cuento publicado por Hinostroza plantea la problemática de la identidad peruana. Como "El muro de Berlín", se halla en la frontera entre lo que podríamos llamar un cuento o un relato corto. Parece que Hinostroza, al alargar sus narraciones, al hacer evolucionar sus personajes, al desarrollar más los aspectos descriptivos, va acercándose cada vez más a la forma tradicional del género novelístico. El protagonista principal de este último cuento, Rafael Yábar, desde su regreso al Cusco, después de treinta años de ausencia, empieza a reflexionar, metido en la cama debido a una hepatitis, sobre su propia identidad después de haber pasado unos cuantos años en París, trabajando de astrólogo. En una narración retrospectiva, Rafael nos cuenta partes de su vida amorosa en París y sus intentos de relacionar sus conquistas con la astrología. El propio Hinostroza, estudioso y conocedor de esta ciencia, se vuelca en el relato, por boca del personaje principal, haciendo un análisis de historias de amor de personajes célebres como Oscar Wilde o Liz Taylor, por no citar más, y su relación con sus signos zodiacales. 
 
De nuevo, y como en casi todos sus cuentos y también en su poesía, Hinostroza nos muestra su extensa cultura y recurre desde la inserción de versos en inglés de Lord Byron hasta las historias mitológicas de los caldeos. Creemos que es este cuento, por el momento y hasta la publicación de nuevas obras, en el que Hinostroza, que ya nos había presentado su visión de la realidad peruana en "El muro de Berlín", analiza y propone las bases de concepción de la identidad peruana [7]. Una identidad en la que parecen conjugarse los elementos propios a su país de origen con otros europeos, que han dejado sus señas de identidad en el Perú. La vuelta a Europa de Rafael, después de su matrimonio con Claudia Guevara, no es sino la conclusión lógica de la visión de Rodolfo Hinostroza. Para Rafael, el flechazo de Claudia le hizo repensar su estudio sobre "Las leyes astrológicas del amor", pero que al fin terminó publicando en París el día de los enamorados. 
 
Podemos concluir este estudio observando que en la obra literaria del autor, ya sea en poesía, teatro o prosa, está presente un deseo de evolución definido por la integración paulatina de nuevas formas estéticas, así como una concepción de la literatura que no sólo es un acto creador, sino que al mismo tiempo reflexiona sobre su propio objeto. En ese inconformismo frente al canon estético peruano anterior radica el valor indiscutible del carácter novedoso de su producción literaria.
 
 
* Fernando de Diego Pérez. Universidad de Ottawa
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