Para la percepción de muchos peruanos, la obra de José Carlos Mariátegui (1894-1930) se concentra en 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Sin embargo, aparte de textos importantes como La escena contemporánea o Peruanicemos el Perú, poco se recuerda de su labor como periodista, que se concretaría en un diario (La Razón) y una de las revistas nacionales más importantes del siglo XX (Amauta). 

 

Esta última reunía a las vanguardias artísticas y políticas del momento. Además de colaboradores como César Vallejo y Jorge Basadre, contaba con destacadas escritoras que entonaron con la avanzada de la época. De ellas se recuerda a Magda Portal, pero también figuran: Dora Mayer de Zulen, Ángela Bravo, Blanca Luz Brum, María Wiesse y Julia Codesido, entre otras.

 

La historiadora y estudiosa Sara Beatriz Guardia se encarga de recordarnos luchas, sueños y aportes de estas mujeres en José Carlos Mariátegui. Una visión de género (Minerva, 2006), recopilación de cinco ensayos escritos en los últimos años que tratan, precisamente, sobre su desempeño en ciertos aspectos del pensamiento mariateguista.

 

“Muchos hombres que escriben sobre las mujeres no han internalizado por qué ellas deben entrar en un proyecto político. Incluso cuando las mujeres hemos logrado hoy una cuota, no se han sensibilizado por qué son importantes y sólo eres moderno si no eres machista. Ya en 1924, Mariátegui dijo que el suceso más importante del siglo XX es la adquisición de los derechos políticos de las mujeres.” Guardia, experta en temas de género y gastronomía (es autora de La flor morada de los Andes), mantiene una relación entrañable con la obra de Mariátegui. Su padre, el educador y filósofo César Guardia Mayorga, prologó Peruanicemos el Perú. Asimismo, ella fue coordinadora general de la comisión del centenario de Mariátegui en 1994. “Cuando firmaba como Juan Croniqueur, Mariátegui era conservador. Las mujeres deben ser frívolas, adorables, que no hablen mucho, que no molesten y ser lindas. Las feministas son cuarentonas calabaceadas que no han recibido requiebros nunca. Luego, él mismo se avergonzaba de esos comentarios y cuando volvió de Europa inició un proyecto dedicado al movimiento obrero, en el que ya participaban las mujeres.”

 

 

Rol emergente

 

En esos años, el anarcosindicalismo luchaba por las ocho horas de trabajo e incorporaba a las mujeres en comisiones con labor asistencial y de apoyo a la familia. Asimismo, durante el alzamiento de Huacho (1916) habían caído dos dirigentes obreras. Este contexto llevó a considerar a Mariátegui el papel emergente que ellas iban a cobrar en las décadas siguientes, como ya se avizoraba en la política europea de entreguerras.

“Amauta abre las puertas a las mujeres que escriben. No sólo hablan de literatura y arte, sino de política activa. Magda Portal fue fundadora del APRA y Dora Mayer estableció la Asociación Proindígena.”

 

Para Sara Beatriz Guardia no basta con ser mujer para cambiar las cosas. “Cuando no tienen la conciencia de su ser y lugar en la historia y la sociedad, las mujeres pueden ser las guardianas más conservadoras y fieles del orden establecido que los hombres. La democracia sin equidad de género no es tal.”

 

Este libro reconoce la necesidad de una mentalidad de apertura en la esfera pública a partir de experiencias y situaciones que les competen propiamente a las mujeres. “De ahora en adelante, la gente mirará esta parte de Mariátegui. Las mujeres son responsables de tareas tanto en el hogar como en la sociedad. Eso lo hicieron las escritoras de Amauta y también lo hizo Mariátegui.”