Por Pedro Escribano
Fuente: Peru21, Lima 24/10/06
Paradójico. Jorge Díaz Herrera publicó Alforja de ciego (1979) para mirarnos mejor humanamente. Libro de relatos que ahora reedita, como él dice, "corregido, aumentado y disminuido" con la editorial San Marcos. Su prosa aguda, fotográfica, poética, vierte una serie de personajes en los que se aprecia el altorrelieve de sus vidas cotidianas, más de las veces marcados por la desventura.
–Reeditas, ¿una reafirmación de escritor y fe en este libro?
–Lo que dices es verdad. Pero te voy a contar una cosa personal. Yo tenía un concepto errado de la reedición, de que uno reedita cuando no tiene nada que escribir. Concepto equivocado, del cual me sacó el gran poeta Elvio Romero, quien me dijo que "uno no debe esperar que se arruine la camisa para comprar otra". Por eso es que estoy reeditando mis libros y no porque se me haya acabado el carbón.
–Alforja de ciego, ¿depositario de cachivaches que sin embargo resultan esenciales para uno?
–Sí, claro. Descubro, por ejemplo, que antes recordar era un placer, pero ahora, que uno se llena de olvidos, es un trabajo tremendo. Un recuerdo que permanece en mí es que mi abuela era una gran cachivachera. Reunía todas las cosas antiguas en un viejo baúl y cada vez que quería encontrar algo era un terremoto. Nunca encontraba lo que buscaba y decía "esto parece una alforja de ciego". Como una especie de cajón de sastre donde se mete todo que luego uno busca. Esa frase me dio el titular para este libro, que en realidad es una alforja de ciego, porque es un libro que recoge muchas experiencias mías, transfiguradas en literatura, por cierto. Esta infinidad de personajes son prácticamente un zurcido de mi propia experiencia.
Me nutre mi barrio
–Tus personajes no son señorones sino seres cotidianos, a veces de una grisura humana.
–A mí me nutre mi barrio, la calle. Yo creo que los libros nacen de que los nutre la vida. Entonces, esos personajes desdichados, desventurados que habitan el libro son realmente mis personajes favoritos. A mí no me interesa la opulencia, a mí me interesa lo cotidiano, los personajes con los cuales uno alguna vez se dio la mano, se saludó de esquina a esquina o de vereda a vereda. Mi libro es como pagar mis deudas interiores, de que estos personajes no han pasado en vano por mí, que los recuerdo y ojalá me sobrevivan.
–Hay casi una vocación poética en resaltar a tus personajes.
–Yo creo que lo que no tiene poesía no es arte literario. Me parece que ese es el ingrediente para que una obra literaria sea artística realmente.
–¿Acaso hay un afán psicológico tuyo en retratarlos?
Sí, es verdad. A mí me interesa mucho la profundidad psicológica del personaje. Y lo que decía Voltaire: la tragedia o el humor brota del fondo de los personajes, de lo contrario será grotesca o ridícula, pero trágica y cómica, nunca. Yo creo que esos personajes que no tienen mundo interior son un disparate en la literatura y en cualquier sitio. Aquellos en que no trasciende un mundo interior, un alma, una psicología, yo sí me preocupo por ellos. Yo no creo que haya escritor alguno que no desee crear personajes, que es lo más difícil que hay en el arte. Crear personajes es crear personas.
Perfil
Nacimiento. Cajamarca, 1941.Trayectoria. Formó parte del grupo trujillano "Trilce". Obtuvo el Premio Nacional Fomento a la Cultura 1972. Publicaciones: Poesía: Orillas, Aguafiestas, etc. Narrativa: Alforja de ciego, La agonía del inmortal, Mi amigo caballo, El ángel de la guarda, La colina de Irupé, entre otros.