Por Virginia Vilchez Samanez
Fuente: LibrosPeruanos.com, Diciembre 2008
“Un hombre y una mujer, cuando niños y niñas, deben inclinarse ante los libros, para que, cuando adultos, no se arrodillen ante los hombres”
La escritora huancaína Isabel Córdova Rosas, ha viajado a Lima para la Feria del Libro “Ricardo Palma” desde la ciudad de Madrid, donde reside desde hace 23 años, invitada por la Editorial SM de reciente implantación en la Capital del Perú, para presentar la primera edición peruana de su libro Tinko y Gabi en el Amazonas, con el que se inaugura la prestigiosa Colección El Barco de Vapor en la Serie Naranja. En esta entrevista nos va a contestar algunas preguntas sobre sus inicios literarios, sus obras y sus criterios sobre la lectura, como elemento vital, en la formación integral de niños y jóvenes.
VV: Cuéntanos tu vida, de dónde eres, cuándo empiezas a escribir y cuándo viajas a España.
IC: Nací en Huancayo, en el valle más grande del Perú, protegido por la Cordillera de los Andes. Es una ciudad preciosa, de día las nubes se pueden coger casi con las manos y de noche, las estrellas juguetonas aparecen tintineantes alumbrando el firmamento.
Mi madre era profesora y fue al primera que me inculcó el amor a la lectura y luego a escribir. De pequeña, me contaba relatos y a veces, se los inventaba, hasta que un día me dijo “Isabel, los cuentos que te he contado, cuéntale a tu hermana menor, para que se duerma”. Un día se me acabaron los relatos y fui a donde mi madre y ella me dijo: “Isabel, si tú no lees, ¿cómo le vas a contar, otros cuentos?” Ella estaba en todo, me trajo algunos libros y aumentó mi repertorio.
VV: ¿Qué libros eran?
IC: Uno de ellos era Yawar Fiesta, de José María Arguedas. Paco Yunque, de César Vallejo. El Caballero Carmelo, de Abraham Valdelomar. Algunos relatos, de las Tradiciones Peruanas de Ricardo Palma, Con días y ollas venceremos; El tesoro de Catalina Huanca y otros. Los primeros libros, ella me los leyó. Con esa entonación que sólo una madre o una maestra pueden dar a una lectura. Pasado el tiempo, me dejó sola con los libros. Fue maravilloso. Le daba la misma entonación que mi madre me enseñó. Me detenía en las comas y en los puntos. ¿Sabes?, los relatos los entendía perfectamente y me fascinaba leer.
Un día, me dijo mi madre: “Lo que tú has entendido del libro, escríbelo y luego agrégale algunas cosas y cuando lo termines, léele a tu hermana”. Cogí una hoja de papel y escribí un cuento. Lo corregí muchas veces (tenía que salir perfecto) cogiendo un poco de los cuentos que mi madre me contaba y otro poco, de las obras que leía. Cuando lo terminé, casi en una semana, me acerqué a mi hermana para leerle mi “creación”. Le leí con mucha emoción y tampoco le gustó. Y mi madre, como siempre, intervino, “lee estos libros que te van ha gustar”. Todas las noches leía con ella. “Tengo que escribir un cuento que le guste a mi hermana” –pensaba.
VV: Seguro que lo escribiste.
IC: Pasó un tiempo, y terminé un cuento en una página y en una media página otro relato, que no llegué a terminar, le dije “Luz, te va a gustar este cuento”. Le leí y me dijo “Otro”. Le leí el otro relato, inconcluso. Ella comenzó a llorar porque no lo había terminado. Me sentí la persona más importante del mundo.
VV: Tu madre se convirtió en una influencia decisiva.
IC: Sí. Ella me dijo: “Si tú no lees, no vas a escribir nunca”. Y así fue. Hasta que Más tarde, cogí otros libros: La cabaña del Tío Tom. María, de Jorge Isaac. Las novelas de aventuras de Emilio Salgari. Las novelas de Julio Verne, los cuentos de Antón Chejov. Conforme iba creciendo, me fascinaban las obras Fiódor Dostoievski, Dante Alighieri, Shakespeare, Goethe, Miguel de Cervantes, Moliere, Oscar Wilde y otros clásicos de la Literatura.
VV: Me has dicho, también, que de niña conociste el campo.
IC: Si, la finca de mis abuelos, en Marcavalle, donde hasta ahora tenemos algunos terrenos. A parte de mis amigas del colegio María auxiliadora, donde estudie primaria, tuve otros amigos entrañables, los niños y niñas de Marcavalle. Eran bilingües, hablaban el quechua y el español, de ellos aprendí el quechua, lo entiendo perfectamente, pero tengo alguna dificultad en hablarlo. Además, me enseñaron unos cuentos maravillosos de literatura oral, que sus padres y sus abuelos les contaban. Me fascinaba estar con ellos.
VV: ¿Recuerdas a algún maestro o maestra que influyera en la lectura?
IC: Mi profesora Maruja Tapia de Garay, de 4to y 5to de secundaria. Me prestaba libros y además, en clase, nos leía y nos motivaba a continuar leyendo a autores peruanos e hispanoamericanos y a los clásicos de la literatura universal.
VV: Empezaste a enseñar muy temprano.
IC: Cuando cursaba el primer año, de Lengua y Literatura, en la Universidad del Centro, la directora del colegio particular Santa Teresita, me propuso que dictara los cursos de Literatura peruana y Literatura universal, a 4to y 5to de secundaria. Me hizo mucha ilusión. Recuerdo que estudié bastante, de diciembre a marzo. Me iba a la biblioteca, todos los días, a leer y hacer resúmenes para prepararme bien, y a mis alumnas les encantó.
VV: ¿De estas experiencias salieron tus primeras publicaciones?
IC: Con el tiempo, sí. Me animé a sacar mi primer libro, a mimeógrafo, se trata de Esquemas y antologías de la literatura peruana e hispanoamericana. Me encantó la experiencia y algunos años después, cuando me gradué en Literatura y después en Antropología, publiqué: Periodismo Escolar y El diablo en la ideología del mundo Andino. Ambos libros, producto de mis dos tesis. Posteriormente publico Narrativa de Junín, Nueva narrativa de Junín, Literatura de Junín y Nueva literatura de Junín.
En 1986, gané la beca del XXI Curso para Profesores de Lengua y Literatura, del Instituto de Cooperación Iberoamericana de España. Luego estudié los doctorados en Literatura Hispanoamericana, Historia de América y Antropología Social, en la Universidad Complutense de Madrid.
VV: Y por fin llegaron tus libros escritos y publicados en España.
IC: El primero fue Neruda para niños, en la editorial La Torre, de Madrid. Ha tenido mucho éxito y fue nominado, como un gran aporte a la cultura de los jóvenes lectores, por el Banco del Libro de Venezuela
VV: Háblame de Pirulí. ¿Es la primera novela para niños que has escrito?
IC: Sí, Pirulí fue mi primera novela que publiqué en España. Trata del amor entrañable y la desesperación que toda madre siente cuando se ha extraviado su hijo. Roberta, con los ojos hinchados de tanto llorar, se interna en un parque y va preguntando a todos los animales que encuentra a su paso, si han visto a un zorrito precioso…lo presenta como al ser más bello del mundo. Cada descripción que hace de su hijo es una hermosa poesía. El final es inesperado y feliz. Fue publicada por SM., dentro de la Colección Blanca de El Barco de Vapor y ha sido traducida al griego. De ella se han hecho 24 ediciones en español. Este libro integra una saga con Pirulí en el zoo y Pirulí va al cole, que acaba de salir en Madrid. En esta misma Colección tengo El lobo Florindo. En Los Piratas de Barco de Vapor: Ada nunca tiene miedo y Las pesadillas de Ada. En la Colección Naranja de El Barco de Vapor: Tinko y Gabi en el Amazonas, Colón, el grumete valiente. En esta misma Colección, Mozart, el niño genio, en coautoría con Carlos Villanes Cairo. El misterio del péndulo, en la Ed. Espasa Calpe. En la Ed. Edebé, El zoo de verano y Pico de oro. En Anaya, El secreto del talismán de oro. La caja tonta de Laura y Manolo en Planeta Oxford. En esta misma editorial he publicado la novela El rescate en coautoría con Carlos Villanes Cairo. Algunos de estos libros han sido traducidos al francés, portugués, italiano, inglés, griego, euskera, catalán y gallego.
VV: ¿Te has especializado sólo en literatura para niños?
IC: También tengo libros de ensayo juntamente con Carlos Villanes Cairo: Las literaturas de la América Precolombina, en la editorial Akal. Él realiza una excelente investigación sobre las literaturas Maya y Azteca y yo, sobre la Literatura Inca. Hay un libro que Carlos Villanes Cairo acaba de publicar en la editorial San Marcos de Lima, Los Dioses tutelares de los Wankas. Donde Carlos publica 21 relatos, preciosos, en base a la literatura oral del Valle del Mantaro, con un prólogo mío de corte antropológico, de unas 30 páginas, sobre la mitología andina.
VV: ¿Cuál es tu método de trabajo?
IC: En las novelas, primero realizo una profunda investigación creativa sobre el tema, luego hago un esquema de la obra y, finalmente lo recreo, procurando insistir a través de toda la historia en tres elementos fundamentales: humor, aventura y contenido.
VV: ¿Qué tipo de temas prefieres en la literatura infantil y juvenil?
IC: Me encantan los temas históricos, sociales y antropológicos, y a partir de ahí, trato de incidir, a través de la aventura, el humor, la intriga, el suspense, (sin llegar a lo didáctico) en la solidaridad, el amor a la naturaleza, la igualdad, la libertad, la sensibilidad y otros valores importantes que el niño tiene y debe continuar desarrollando y qué mejor, si es a través de una buena lectura. Los autores, sobre todo, para niños y jóvenes, debemos de ganarle la partida a la mala utilización de los grandes avances tecnológicos, como Internet, la televisión, juegos en ordenador, TV por cable, maquinitas de juego, etc.
VV: Carlos y tú, son escritores reconocidos afuera antes que en su tierra.
IC: Carlos, ha sido y es un excelente escritor, ha ganado varios premios en Perú. Cuando estudiaba literatura, ganó varias veces el primer premio en sendos Juegos Florales convocados por la Universidad del Centro del Perú. A nivel Nacional ganó el premio COPÉ, con un cuento. Y con su novela Concurso de Admisión, fue el primer finalista en el Premio Ayuntamiento de Lima, en 1983.
Cuando publiqué Narrativa de Junín, en 1972, la Tercera Región de Educación del Departamento de Junín me premió como la escritora del año. Galardón que volví a recibir, por mis otros libros.
VV: ¿A qué crees que se debe el poco interés por la lectura?
IC: En nuestro país, si no se lee es porque los libros no están al alcance de todos. Falla la economía familiar. Además, es de vital importancia que dentro de los planes y programas de estudios, en las universidades y colegios pedagógicos, donde se forman los futuros profesores y profesoras, se incluya una asignatura, sobre metodología, lectura y su trascendencia en niños y jóvenes.
Si existiera una verdadera política educativa, se apoyaría a las editoriales, distribuidoras y librerías para abaratar el precio de los libros. Además, los gobiernos regionales, en coordinación con el Ministerio de Educación, deberían implementar las bibliotecas públicas y escolares, no sólo en las ciudades, sino también en los distritos, anexos y comunidades.
VV: ¿Cuál es la importancia de la lectura?
IC: La buena lectura hace que el niño desarrolle su imaginación y al crecer su imaginación está potenciando al máximo su inteligencia. Además, amplía sus horizontes y se traslada a culturas diferentes. Es vital una auténtica y efectiva comprensión lectora, que de paso facilita el entendimiento cabal y minucioso del contenido de todas las asignaturas. Además, la buena lectura hace que el niño tenga una actitud crítica y creadora de la realidad. En todo este proceso lector, es esencial la participación de los padres y de los profesores. Los padres deben contarles o leerles relatos a sus hijos desde pequeños. Y en la intimidad del aula escolar, en los primeros años, el profesor debe leer, los cuentos, a los niños. Después, poco a poco, les hará leer, por si solos, un capítulo de una obra y luego, ir a más, hasta concluir con la obra completa. El comentario oral, en clase, de lo que ha leído y entendido el niño, es esencial. Luego hará un resumen de la lectura.
Los niños dependen mucho del profesor. Si en los primeros años de primaria, el profesor les dice fríamente, sin la motivación antes mencionada “lee este libro y para dentro de cinco días, me haces el resumen” habremos perdido, para siempre, a un futuro lector. La palabra cariñosa del maestro actúa como una varita mágica, que el niño lleno de curiosidad y esperanza escucha y obedece. El maestro comprensivo, diligente y amigo de la lectura, es vital en la formación del niño y del joven, que repercutirá en el futuro ciudadano y ciudadana, que forjarán la construcción de un Perú más grande.
Y al respecto, no hay que olvidar lo que nos dijo, el excelente escritor, José María Arguedas, en una de sus conferencias: “Un hombre y una mujer, cuando niños y niñas, deben inclinarse ante los libros, para que, cuando adultos, no se arrodillen ante los hombres”.