Recado de Jorge Basadre
Por Luis Arista Montoya
Fuente: Identidades Nº 132. Suplemento de El Peruano, Lima 03/08/09
A diferencia de otros filósofos de la historia, Jorge Basadre tuvo la ventaja de ser historiador y filósofo al mismo tiempo; trabajó en archivos, pero también reflexionó sobre el azar y la necesidad, la temporalidad y el designio históricos. La formación de la conciencia histórica de los jóvenes fue uno de sus objetivos, hasta su muerte acaecida el 29 de junio de 1980.
Su filosofía de la historia tiene tres ideas-fuerza engarzadas dialécticamente. La idea de las dos patrias: la "visible" y la "invisible", que la considero como punto de partida; la idea de diferenciación "Perú oficial versus Perú profundo", como punto de llegada; y la de consumación de su pensamiento, que se abre al futuro a través de la apertura de una tercera idea, la de utopía accesible: el Perú-promesa-posibilidad.
Como urdimbre horizontal y tramas transversales a aquéllas, Basadre manejó el concepto de construcción de la identidad peruana que atraviesa como hilo conductor su obra del tiempo largo (Historia de la República, monumental repositorio de la memoria histórica) y del tiempo corto histórico, de acontecimientos y sucesos.
EL MAESTRO
Conocí al maestro en 1976 durante una conferencia sobre la historia y los cancioneros criollos, en el local de la Federación de Periodistas del Perú, en la avenida Abancay de Lima; luego, con más cercanía, en la Universidad del Pacífico; y, meses antes de su muerte, cuando me recibió en su casa de San Isidro para que me asesorara sobre el libro que proyectaba escribir sobre su pensamiento. Nunca, nunca olvidaré su amabilidad.
Uno de sus filósofos favoritos fue Maurice Merleau-Ponty, cuya obra, Lo visible y lo invisible, recomendaba leer porque coincidía con su tesis que sostenía que existe una "fe perceptiva" en lo que vemos, pero al mismo tiempo una oscuridad por descubrir. Es cierto –decía el filósofo francés– que el mundo es lo que vemos y, sin embargo, tenemos que aprender a verlo. Primero en el sentido de que hemos de igualar aquella visión por el saber, hemos de posesionarnos de ella.
Lo visible encubre lo invisible que, generalmente, es lo verdadero y que necesita ser develado; pero lo invisible es muchas veces elusivo, difícil de asirlo intelectivamente, y aquí entra a tallar la intuición del pensador, pero a partir de una apoyatura en los hechos, como hizo Basadre. En lo visible histórico –documentos en los archivos, por ejemplo– pernocta lo invisible (las motivaciones de los actores sociales, sus intereses, sus emociones, sus prejuicios, su ideología, sus pasiones y pulsiones). Pero lo invisible trasunta en lo visible, en la apariencia. A esa reversibilidad la denomina Merleau-Ponty el quiasmo, como idea de que toda percepción va acompañada de una contra-percepción, es acto de dos caras.
LAS PATRIAS
Basadre repensó la visibilidad de la historia oficial que aparecía como verdadera, pero que ocultaba una intrahistoria invisible, desconocida, distorsionada voluntariamente.
Descubre la idea de "patria visible" a partir de su traumática experiencia infantil durante el cautiverio de su tierra natal (léase "El Alma de Tacna", 1926), que como producto de la invasión chilena en la Guerra del Pacífico, mutiló el territorio patrio y expropió parte del alma nacional.
En sus memorias La Vida y la Historia (1975) se refiere a esta idea de patria como patrimonio tangible heredado de nuestros antepasados; pero también existe una "patria invisible", sustentadora de la primera, producto del sentimiento de pertenencia, como sensibilidad, entendimiento y conciencia histórica; la patria –más allá de toda parafernalia– está dentro de uno mismo, en la mismidad de nuestro ser, en el imaginario colectivo e individual, que necesita de unas representaciones simbólicas (símbolos patrios). La patria es institución imaginaria. Institución que en el Perú aún es muerma, hética (con "h") Por eso la terca apuesta de Basadre por el "Sí" estuvo centrada en la construcción de una identidad nacional abierta sobre la base de una educación para construir una orgullosa conciencia histórica peruana. "Nada más que el Perú, y nada menos que el Perú", sentenciaba.
DISCURSOS
Casi todos los discursos históricos republicanos han construido –por mala fe, ingenuidad o ignorancia– una historia que sólo muestra al "Perú Oficial" (legal, teórico, administrado por un Estado empírico) desde la perspectiva "limeñocentrista", en menoscabo de las naciones del "Perú profundo", de las regiones, provincias y villorrios, de las mayorías. Fue el primero en estudiar a los actores colectivos urbanos y rurales (La Multitud, la ciudad y el campo, 1928), las grandes migraciones. En un artículo de junio de 1943 explica: "A consecuencia del fenómeno de la mutilación de generaciones enteras, allá en la desarticulación del país profundo hay tanta gente vacilante y sin destino, consumida y esterilizada en la bohemia, en la soledad, en la rutina. No hay que dejar a los indeseables el monopolio de la suscitación de esperanzas". Organizar el Estado sobre la Nación: he ahí el ideal. Ya no debe estar la Nación humillada, olvidada, suplantada, absorbida o manipulada por el Estado (escribió en enero de 1980).
La dicotomía epistemológica país legal-país profundo la disuelve en su conceptualización sobre el destino histórico: como promesa, posibilidad y proyecto; en busca de un país futurible, con una utopía alcanzable. Y es en ese sentido que elabora libros programáticos como La promesa de la Vida Peruana (1943), Meditaciones sobre el destino histórico del Perú (1947), Materiales para otra morada (1960) Perú: Problema y Posibilidad (con algunas reconsideraciones 47 años después; 1979); y textos especulativos como El azar en la Historia y sus límites (1973), en que plantea una lectura ucrónica y probabilística de la emancipación peruana, no tal como ha sido, sino tal como habría podido ser, de no haberse producido la traición de las masas y, sobre todo, la traición de las elites que desaprovecharon oportunidades únicas.
DIMENSIONES HISTÓRICAS
La conciencia histórica se sustenta en una dimensión genética acerca de los orígenes históricos (tradición fuerte); en una dimensión geográfica-económica; moralmente, en una dimensión ética y educativa del ser nacional; y, estéticamente, en la dimensión de la educación artística y la revalorización del patrimonio cultural.
Basadre coincide con Raymond Aron (véase Dimensiones de la Conciencia Histórica, Francia 1961). La idea de conciencia histórica es un constructo filosófico. La conciencia del pasado –explica Aron– es constitutiva de la existencia histórica. El hombre tiene un pasado siempre y cuando tiene conciencia de tenerlo, porque solo esa conciencia introduce la posibilidad del diálogo y de la elección. Los peruanos y la sociedad peruana portan una conciencia histórica desgarrada, puesto que llevan en sí un pasado que ignoran o conocen a medias. De ahí la importancia de restituir plenamente la enseñanza del curso de Historia del Perú en diálogo con la globalización universal. "Cada sociedad tiene su historia y la rescribe en la medida en que ella misma cambia. El pasado no está definitivamente fijado más que cuando ya no tiene porvenir".
RECADO
La conciencia histórica se construye vía educación. Es producto de la toma de conciencia de la afirmación del querer existencia nacional que nos otorga la escuela, la familia, la comunidad; que posibilita, luego, una toma de posición frente a los problemas y dilemas que deben ser solucionados mediante una toma de decisión acertada.
El orgullo nacional, la autoestima, son epifenómenos de esa conciencia histórica. Con la asignatura de Historia del Perú queremos formar –dijo Basadre en una conferencia impartida a maestros en 1952– nuevas gentes con conciencia del destino nacional y universal, con fe en lo que puede y debe ser el Perú, con la aspiración de ascender en capacidad y potencia manteniendo, a pesar de todos los obstáculos y a pesar de todas las desilusiones, el respeto de lo que es intangible y la voluntad de cambiar lo que es reformable y la habilidad para coordinar una y otra aptitud... Sabias palabras que aún expresan un recado urgente a estudiantes y maestros. Releamos a Basadre.