Por Abelardo Oquendo
Fuente: La República, Lima 05/09/06
El año pasado se cumplió el centenario del nacimiento de Xavier Abril, uno de los más altos poetas peruanos del siglo XX. El país no lo celebró debidamente. Con algún atraso, este año El Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos repara en parte esa falta con la publicación en un solo volumen de todos los libros de poemas de Abril, bajo el título Poesía soñada. Según se dice, Antonio Melis asegura que ese título fue elegido por el autor para una eventual reunión de su obra poética. Mucho mejor, desde luego, hubiera sido publicar la integridad édita de esa obra; esto es: agregar los poemas no recogidos en libro, pero esta opción no se tomó: "Somos conscientes -dice Marco Martos, editor de este volumen, en su introducción- de que la publicación de este libro es solo el primer paso hacia un ideal casi imposible de alcanzar: la poesía completa de Xavier Abril. Se sabe que numerosos poemas están en manos de particulares que actúan como los avaros: cuentan su oro, leen sus textos pero no los difunden ni los publican." Si se considera -cabe apuntar- que la existencia de textos inéditos de difícil acceso impide publicar la obra édita total de un autor bajo la denominación de completa, el catálogo de las obras completas sería penosamente flaco.
No lo es el tomo que trae la Poesía soñada de Xavier Abril, pues cuenta con 354 páginas. En él cada uno de los siete poemarios del autor viene precedido del facsímil de la portada de su edición original. Estos poemarios son: Exposition de poémes et designs, París, 1927 (una plaqueta); Hollywood, Madrid, 1931; Difícil trabajo, Madrid, 1935; Descubrimiento del alba, Lima, 1937; La rosa escrita, Montevideo, 1987; Declaración de nuestros días, 1988, y Poesía inédita, Montevideo, 1994. Con tan solo un par de poemarios publicados en el Perú (de La rosa escrita hay una edición limeña de 1994), el conocimiento de la obra poética de Abril no resultaba aquí un trabajo fácil. La edición de la UNMSM acerca, por fin, a los lectores de poesía "esta felicidad que levanta en el hombre la seguridad incontestable de unas palabras recién creadas", para decirlo como Emilio Adolfo Westphalen en su prólogo a Difícil trabajo. Para el combativo vanguardista que era Westphalen en 1935, "Puestos en el trance de elucidar la condición primordial de la poesía de Xavier Abril, no dejaríamos de señalar lo que es condición de toda poesía: la novedad, el descubrimiento de lo ignorado, los términos que suman para la nueva belleza, la impúdica y desconcertante creación, indiferente a lo ya hecho y digerido y muerto."
Quizá hoy, en 2006, no sea posible el mismo entusiasmo (el propio Abril escribió en 1948: "El vanguardismo ha sido, pues, superado por el retorno a las prístinas fuentes de nuestro ser histórico"), pero su poesía de antes y después de ese retorno permanece fresca y cabal.